Blog de Ignacio Fernández

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lunes, 15 de noviembre de 2010

Pensar la Ciudad 2010 (Conclusiones)


    Hay cosas que parecen consolidarse en torno a nuestra insistencia por Pensar la Ciudad: el mismo ciclo que organiza el Ateneo Cultural “Jesús Pereda” de CCOO, que tendrá continuidad en una tercera edición en 2011; el laboratorio urbano, que iniciamos este año y continuará también el próximo y que supone que vecinos y vecinas piensen su barrio, como una primera aproximación a elaborar un proyecto de ciudad; y, con agrado. constatamos también que EL MUNDO nos permite glosar una vez más lo que ha sido la edición ahora finalizada.

    PLC2010 trató sobre el territorio. Nos hablaron profesionales punteros en su especialidad: el psicoanalista Fabián Appel, el geógrafo Lorenzo López Trigal, el arquitecto José María Ezquiaga, el geógrafo y político Oriol Nel.lo, la medievalista Cristina Jular,  los dirigentes de la Fundación + Árboles y otras personas cercanas. Además, sacamos adelante un laboratorio urbano que realizó un primer diagnóstico sobre el barrio de La Inmaculada (con demandas más que justas, como el soterramiento de unas nocivas líneas eléctricas que sobrevuelan el barrio) y propiciamos un interesante encuentro en torno a los problemas de la agricultura en la provincia de León y la deseable plantación de bosques.

    Ha sido un año intenso en el que los ponentes ratificaron muchas de nuestras relativas certezas (no practicamos las certezas absolutas, incluso las tememos), pero en el que se ahondaron nuestras tristezas por la indiferencia que nuestro esfuerzo suscita al gobierno y oposición locales. De nada vale que traigamos a profesionales y gestores públicos de reconocida solvencia intelectual: salvo la presencia puntual de Francisco Álvarez, Teresa Gutiérrez, Evelia Fernández y Vicente Canuria, nuestros representantes locales no necesitan aprender de lo que allí se dice. Y como tampoco los vemos en otros eventos parecidos nos preguntamos en base a qué prepararán sus ya cercanos programas electorales (quizá se los haga alguna empresa de marketing). Nos consuela, sin embargo, que entre el público fijo tengamos a Santiago Ordóñez, que últimamente hayamos saludado a dos militantes leonesistas y la carta de ánimo que nos remitió el mismo Presidente del Gobierno.

    Aun así nos duelen las ausencias e insistimos: todo lo que un político hace tiene relevancia y también lo que no hace. La desidia del gobierno de esta ciudad por conocer el debate hoy planteado en relación con lo urbano y su insensibilidad por lo que opinan y reivindican los vecinos y vecinas podría llevarles a una cierta dejación de funciones políticas en su ejercicio del gobierno. Ello podría hacer posible a su vez la tolerancia con las imposiciones del mercado y ese dejar hacer podría permitir que el mercado inmobiliario, que nos ha traído ya la precariedad, cuando se recupere nos  lleve al modelo que se impone en otros lugares: un mundo fragmentado en el que las urbanizaciones dispersas son cada vez más ostentosamente guetos de ricos que se autoexcluyen, un crecimiento urbano que es concebido únicamente en función de los valores, no éticos por cierto sino crematísticos (Ezquiaga), y en el que se impone un modo de vincularse al otro que lejos de ser amistoso o fraterno es competitivo y hostil (Appel).

    Lo expresó nuestro segundo ponente, el político socialista Oriol Nel.lo: tenemos obligación de preparar el futuro porque la ciudad es ante todo una construcción colectiva que dejada a los impulsos espontáneos, al simple juego de fuerzas del mercado, seguramente será una realidad menos sostenible, menos eficiente, menos equitativa y justa que la que podemos diseñar entre todos.

    León aún no ha llegado a niveles irreversibles, pero está en el tránsito de ciudad compacta a compacto–difusa (López Trigal) y va siendo hora de que el gobierno local comience a pensar en ir por delante de los intereses, legítimos pero no únicos, de los detentadores del poder inmobiliario, afrontando los focos de degradación urbana existentes en la ciudad y resolviendo las carencias de movilidad y ambientales (López Trigal). Y como estamos en tiempos de añoranzas de pretéritos reinos, quizá se pudiese afrontar esa voluminosa agenda de problemas nunca resueltos del modo (salvando las distancias) en que hacían ciudad nuestros ancestros medievales, viviéndola como un espacio de acuerdo, de pacto, de negociación y de consenso (Jular).

    Porque si nuestros regidores locales son incapaces de elaborar, transmitir y consensuar con los colectivos ciudadanos un programa político en el que se sustenten los cambios urbanos que necesitamos, ¿qué votaremos en las próximas elecciones municipales? ¿Votaremos alcaldes o votaremos contables?

    ¿Es esta política gris que padecemos el resultado de mil cien años de antigüedad democrática como presumen?


Publicado en El Mundo de León, 10 diciembre 2010

1 comentario:

  1. Un lúcido resumen, Ignacio. Y una más que pertinente llamada de atención a los gestores ausentes. La pregunta final, como la suponemos retórica, no la contestamos. Mejor quedarse con la visión de una ciudad "de acuerdo, de pacto, de negociación y de consenso", la que también querríamos para la nuestra, para todas, claro. Gracias por tus esfuerzos y esperamos vernos pronto plantando árboles.

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