Blog de Ignacio Fernández

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lunes, 14 de febrero de 2011

Modelo productivo

     Puede ocurrir que los árboles de las pensiones nos impidan ver el bosque del Acuerdo Económico y Social en su conjunto. Cierto es que de todo lo firmado el pasado 2 de febrero entre Gobierno, patronal y organizaciones sindicales más representativas el Acuerdo para la Reforma y Fortalecimiento del Sistema Público de Pensiones ha sido lo más comentado y discutido. Lo primero porque de todo el paquete es el componente más construido, a pesar de que falta todavía su trámite parlamentario, y lo segundo porque nunca llueve a gusto de todos. Menos aún en esto de jubilarse cuanto antes, que se había convertido en una de las máximas aspiraciones de la población activa española. 
 
    Sin embargo, no se debe ignorar el resto de elementos que integran el Acuerdo general: junto al del Sistema Público de Pensiones, el Acuerdo sobre Políticas Activas de Empleo, el Acuerdo sobre Política Industrial, Energética y de Innovación, el Compromiso para el tratamiento de las cuestiones relativas a la Función Pública y los Criterios Básicos para la reforma de la Negociación Colectiva. De todo ello, aunque no se les preste atención por lo dicho arriba, hay dos ejes que se demuestran muy importantes así para las futuras pensiones como para un porvenir inmediato. Me refiero a la negociación colectiva y a las políticas que han de contribuir a la modificación del modelo productivo, si es que alguna vez hubo modelo productivo en este país.

    Ni que decir tiene que de los salarios pactados en convenio colectivo depende en gran medida la base de cotización futura. Por lo tanto, su pervivencia es obvia para la clase trabajadora. Pero de lo relativo al impulso de elementos industriales, energéticos y de innovación depende más todavía el incremento de una población activa cualificada, que habrá de favorecer el aumento de cotizaciones a la caja de la Seguridad Social. Así pues, este aspecto resultará capital para toda la sociedad. Y sobre todo –quiero llamar la atención en ello- para la provincia leonesa: por razones elementales en lo que hace a lo energético, por razones de necesidad en lo industrial, y porque, de todo lo que la marea especulativa se nos ha llevado por delante, es lo que se refiere a innovación, tecnología y ciencia lo poco que nos queda a salvo. Haría bien la clase empresarial local en reforzar esta idea y comprometerse con ella, en lugar de llorar lágrimas de cocodrilo reclamando posturas ventajistas para volver al viejo modelo, esto es, al no modelo.

Publicado en La Crónica de León, 24 febrero 2011

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