Lo obvio, cuando de cumplir años se trata, y más todavía si se alcanza la venerable edad de 105 años, es echar atrás la mirada, evaluar lo andado y hacer balance. Lo extraño, por el contrario, es otear el horizonte que se abre delante y sacar la conclusión de que nuestros mejores tiempos están quizá por venir. Esto, que resulta impensable para el común de los mortales, puede sin embargo ser mucho más motivador que las nostalgias para un medio de comunicación escrito y local.
Tiene mérito sin duda que un periódico como el Diario de León haya llegado hasta nuestros días sorteando todo tipo de sucesos históricos, económicos y sociales. Lo interesante de todo ello es pensar que esa vida larga es prácticamente la misma vida medida en tiempo que la de los medios de comunicación clásicos y tradicionales, que en este nuevo siglo toca a su fin. Por ese motivo, más que apagar velas ceremoniales del pasado, lo que este periódico debiera hacer en el día de hoy es reflexionar sobre cómo podría en estos tiempos vertiginosos y cambiantes asegurarse una segunda vida de similares dimensiones. Es decir, cómo afrontar la convivencia con los nuevos soportes tan competitivos, cómo ganar agilidad y credibilidad informativa en un mar de confusión y de hiper-oferta de noticias, cómo convivir en el difícil espacio de lo global desde el estrecho escenario de una provincia menor, cómo formar a sus profesionales para esos retos a la vez que dignificamos su labor imprescindible para la sociedad… Porque lo que es evidente es que al ritmo al que se suceden hoy los acontecimientos, con la progresión tecnológica a la que estamos llamados y conforme a lo que parecen ser rasgos identificativos de la nueva época, difícilmente cumpliremos otro siglo si no nos detenemos a considerar todo lo anterior y lo afrontamos con decisión renovada.
Dejemos, pues, para los cronistas y archiveros el acta de cuanto de sí dieron los 105 años precedentes. La nuestra es una provincia de historia, sin duda, pero de la que no se vive. Preocupémonos mejor de cuanto está por llegar y hagámoslo posible en beneficio de esta misma tierra y de sus gentes de hoy y de mañana. Y así sea no sólo para bien de este periódico, sino también para el de cuantos aquí buscamos vivir y progresar.
Publicado en Diario de León, 31 marzo 2011
León, mi reino de espadas
ResponderEliminarde señoríos y de sueños
León mi tierno recuerdo
de esperanzas ya acabadas...