Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

martes, 13 de septiembre de 2011

El autobús

     Parece ser que al llamado Parque Tecnológico de León le han inyectado nuevos servicios de autobús urbano. Se trata de una de las 100 medidas en 100 días prometidas por el actual equipo de gobierno del ayuntamiento leonés. Al margen del valor puramente escaparatista que este tipo de acciones contienen, nadie puede dudar no obstante de que se trata de una mejoría para el acceso a este enclave perdido en el extrarradio de la ciudad. Ahora bien, medidas de este tipo, tomadas al hilo de una necesidad propagandística evidente, no pueden ocultar las persistentes deficiencias de la movilidad urbana, en particular las que se refieren al acceso a los lugares de trabajo.

     Cuando se diseñó el último Plan de Movilidad Urbana Sostenible del Ayuntamiento de León en 2008, que no sabemos bien si llegó a cobrar vida o si como tantos otros proyectos de este tipo descansa en un cajón olvidado a pesar de su factura, nos sorprendió que, junto a los núcleos de referencia para el gran tráfico urbano (centros comerciales, hospitales, universidad…), no se tuviese en cuenta aquellos otros que diariamente generan también grandes flujos de vehículos y de personas: los polígonos industriales del entorno, donde se concentra la mayor parte de la actividad productiva local. Esto fue así, según se dijo, porque se hubiera obligado a comprometerse en el Plan a otros ayuntamientos (Onzonilla, San Andrés del Rabanedo, Villaquilambre y Valdefresno, principalmente), lo cual era imposible a corto o medio plazo. Es decir, el Plan ya era un plan fracasado de entrada, pues se sacrificaban, como vemos, elementos importantísimos para el propósito que se perseguía.

     En el caso que comentamos, la medida es así mismo una medida fracasada desde el principio, pues se adopta de forma aislada, dentro de un grupo de ellas que nada tienen que ver entre sí y sin atender a un objetivo general que no puede concebirse independiente de otros aspectos colaterales. Es decir, una vez más sin una verdadera política de movilidad urbana. Una política, a nuestro juicio, cada vez más necesaria y urgente, así para la solución de los problemas comunes de tráfico como para facilitar el acceso ágil y barato a los lugares de trabajo. Una política que no puede realizarse a golpe de ideas más o menos simpáticas del gobierno de la ciudad, sino que debe ser participada, compartida y asumida por el conjunto de ciudadanos y ciudadanas para que tenga éxito. Una política que, por lo que hace a los enclaves laborales, debe contar necesariamente con la opinión e intervención de trabajadores y trabajadoras, sus protagonistas, y de las organizaciones que los representan, los sindicatos. De otro modo repetiremos errores del pasado y es posible que esos autobuses del Parque Tecnológico se conviertan en auténticos autobuses fantasmas con fecha de caducidad.

     Así pues, estamos a la espera, puesto que en campaña electoral nada se dijo al respecto desde las filas ganadoras, de que se abra un verdadero proceso participativo para abordar la movilidad en la ciudad de León y en su periferia, donde se incluyan como ejes cardinales los espacios del trabajo, sean estos de un municipio u otro; y lo mismo cabría decirse de la ciudad de Ponferrada. Estamos a la espera de que se nos reconozca al menos que un 40% de los desplazamientos en nuestra ciudad son al centro de trabajo, lo que nos sitúa a los trabajadores y trabajadoras frente a la responsabilidad de evitar el daño al medio ambiente que supone el transporte inadecuado. Estamos a la espera de que alguien sensato, un alcalde por ejemplo, se comprometa con una verdadera estrategia de ahorro y eficiencia energética y que, para ello, aborde de verdad la puesta en marcha de líneas de autobuses o autobuses conectados con estaciones de tren, la utilización del coche compartido, la promoción de las rutas en bicicleta o a pie, las políticas de aparcamiento que dificulten la utilización del vehículo privado o la adecuación de los sistemas de transporte públicos. Y todo ello sin olvidar, naturalmente, que una política de transportes más adecuada evitaría el incesante incremento de los accidentes ''in itínere'', cerca de 3.000 al año en el conjunto del país.

     Y decimos esto y en este momento delicado porque, a diferencia de quienes hablan del empleo en perdigonada, no importando sus características con tal de maquillar cifras y realidades verdaderamente insoportables, para nosotros sigue manteniendo relevancia tanto el empleo en sí mismo como sus condiciones, su dignidad y sus garantías. Cuando el colapso económico se ha convertido para algunos en una patente de corso para recortar o suprimir elementos clave de un adecuado ejercicio laboral, todo ello en pos de una productividad nunca bien definida, la legalidad y seguridad jurídica de los contratos, el mantenimiento de las medidas para la prevención de riesgos laborales o las mejoras para una movilidad al trabajo más eficaz son o deben ser, entre otras, cuestiones irrenunciables para la clase trabajadora y para la sociedad en conjunto. Y que nadie se despiste o nos despiste: con un autobús de más o de menos no cambiamos casi nada.

Publicado en Diario de León, 13 septiembre 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario