Blog de Ignacio Fernández

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viernes, 11 de noviembre de 2011

Pensar la Ciudad 2011. Conclusiones



    La edición 2011 del ciclo Pensar la Ciudad, organizado por el Ateneo Cultural “Jesús Pereda” de Comisiones Obreras, ha tratado acerca de quienes, con toda legitimidad, con toda urgencia ya, habrían de constituirse en sujetos activos del diseño y desarrollo de las ciudades: sus vecinos y vecinas. Lo cual no es aún posible en León por cuanto los gobiernos municipales de nuestros dos partidos políticos gemelos – rivales se han resistido a abrir cauces efectivos de participación ciudadana en todos estos años de pretendida democracia.

     ¿Comenzamos este artículo de conclusiones con excesiva dureza? La participación ciudadana es un asunto más serio de lo que a algunos les puede parecer. Dice el filósofo italiano Giorgio Agamben que el paradigma político de Occidente no es ya la ciudad, sino el campo de concentración, y que hemos pasado de Atenas a Auschwitz. Para comprender su tesis, aconseja distanciarse del horror que supuso aquella anomalía histórica y centrarse en la estructura jurídico – política en la que se produjo.

     Cuando Heinrich Himmler creó el campo de Dachau lo hizo fuera de las reglas del derecho penal y del derecho carcelario, desde un estado de excepción que sin  embargo devino en regla. Y, ¿no vivimos hoy en un estado de excepción que se ha estabilizado y en el que cada vez más ciudadanos y ciudadanas son desposeídos de sus derechos, en el que los gobiernos nacionales que votamos se pliegan obedientes a poderes financieros que nadie vota, en el que día a día  cada uno de nosotros es menos ciudadano y más, en la expresión de Agamben, homo sacer  o persona desechable, que no cuenta?

     ¿No es hoy la ciudad, también la nación, un espacio permanente de excepción (como fueron los campos), una localización sin ordenamiento, en el que hasta la intocable Constitución Española puede ser modificada para favorecer a los mercados, por vía de urgencia y a espaldas de quienes no contamos, de quienes tan sólo votamos gobiernos vicarios a golpe de campaña de marketing?

     Entrando en lo que fue el ciclo de conferencias, la primera ponente, Isabela Velázquez, hablando del urbanismo sensato para tiempos difíciles, se preguntaba si nuestras ciudades van a servir para un futuro escenario de cambio climático y carencia de petróleo y si no será hora ya de plantear el urbanismo teniendo en cuenta la coherencia ambiental y la responsabilidad respecto a la equidad social. Y defendió la necesidad de crear un nuevo modelo en el que es necesaria la participación de la ciudadanía.

Cuadro de César Bobis
     Inés Sánchez de Madariaga habló de la organización del espacio suburbano que se produjo en Estados Unidos en los años 50 y que fue importada en España en los años 80, de cómo una gran coalición de industrias, petrolíferas y automovilísticas (para imponer el uso del vehículo privado), inmobiliarias y financieras (para vender viviendas unifamiliares), etc., produjo un nuevo modelo de vida y relegó a las mujeres al papel de misses consumers, apartadas de la vida laboral y centradas en su papel de amas de casa. ”Construyamos las viviendas unifamiliares para que sean el espacio de las mujeres”, dijo el artífice del Estado del Bienestar británico, William Beveridge. Éste ha sido el modelo de urbanismo socialmente segregador y sexista que se nos ha impuesto en los últimos 20 años en España.

     Los participantes en la mesa redonda sobre presupuestos participativos, Pedro Chaves, Miguel Ángel Carbajo y Gregorio López, hablaron de la necesidad de la participación ciudadana para contrarrestar la evidente desafección hacia la política, que se observa en especial entre las y los jóvenes. Es necesario, oímos entonces, que se genere un empoderamiento por parte de la sociedad, concepto éste con gran arraigo y que ha surgido de las ideas feministas.

     Las prácticas locales de participación ciudadana avanzan poco a poco: están implantadas en algo más de 50 ciudades europeas, de las que 22 son españolas, con gobiernos IU, PSOE, CiU, PP y otros. De hecho, la ponente Rosa Martínez expuso una interesante experiencia participativa, la Iniciativa Urbana del Barrio del Espíritu Santo de Murcia, sustentada por un gobierno local del Partido Popular y con financiación europea.

     Es decir, que pese a que las tesis de Agamben son reconocibles en muchos aspectos, también constatamos resistencias, sobre todo en el ámbito local.

     El penúltimo ponente del ciclo, el eurodiputado Francisco Sosa Wagner, aludió al clamor generalizado que pide una reforma del sistema electoral español, “absolutamente pervertido” en su opinión y causa del desentendimiento de los ciudadanos de las exigencias políticas que todos tenemos en un sistema democrático; un sistema que lejos de ser cerrado y rígido como el de las dictaduras (y como el de los campos de concentración, por cierto), ha de ser ventilado, abierto, “esponjoso”, capaz de ir incorporando a las instituciones políticas todo lo que late en la sociedad, incluso a quienes están en desacuerdo con el sistema.

     Confiemos en que el nuevo gobierno de España no se comporte como un factor antisistema, degradando aún más nuestra maltrecha democracia y comprenda que abrir las instancias públicas a la participación de ciudadanos y ciudadanas es la más acertada de las políticas, en especial en estos tiempos supuestamente excepcionales.


Publicado en El Mundo de León, 23 noviembre 2011

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