Llegue
o no llegue algún día el Plan Marshall europeo para estimular el crecimiento,
se trate de un auténtico cambio de política frente a la crisis o de un simple
truco contable, lo cierto es que existen mecanismos mucho más cercanos y
tangibles que podrían colaborar a sacarnos del pozo o a aliviar al menos
nuestra asfixia. Ahora que los presupuestos de la Junta de Castilla y León para
este año están a punto de ver la luz por fin, podemos constatar que otra
política económica al servicio del estado de bienestar y de la creación de
empleo sería posible. Analizando la contracción de esos presupuestos, podemos
estimar que la destrucción de empleo por la reducción de inversión pública
ascenderá en la región a la cifra de 26.000 desempleados más; y de continuar
esa misma línea para el año 2013, habrá que sumar otros 30.000 adicionales. Sin
embargo, lo que también se puede constatar es que sobre las mismas bases
presupuestarias podría perfectamente esquivarse ese número fatal para el
próximo año y en su lugar crear 22.000 empleos sólo a partir del refuerzo de
los servicios públicos y de la recuperación de la inversión. Para ello, claro,
sería imprescindible apurar las competencias impositivas de la Junta,
procediendo a una reforma fiscal focalizada en las rentas más altas, lo que
sumado a una austeridad indiscutible todavía en la vía de los gastos y a una
ampliación de plazos para cumplir con el objetivo del déficit permitiría unos
ingresos a mayores de 1.200 millones de euros. Naturalmente, se trata de una
decisión política, pero en manos del Gobierno regional está la elección de
incrementar el empleo o recuperarlo, basta saber de qué lado se sitúa, si del
lado de los privilegiados o del lado de los miserables. Así que, para más detalles
de cuanto aquí se dice y no se dice por razones de espacio, remitimos a la
siguiente dirección electrónica: http://www.castillayleon.ccoo.es/webcastillayleon/menu.do?Informacion:Estudios
Publicado en La Crónica de León, 29 junio 2012
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