Siempre
debemos tener presente el 1º de mayo como fecha histórica para no olvidar la
lucha y el sacrificio que han vivido muchas trabajadoras y trabajadores desde
los Mártires de Chicago, desde aquel mítico 1886 que se grabó
a fuego en la conciencia obrera como fecha inolvidable.
En aquella época las condiciones de vida de los
trabajadores en Europa EE.UU. no podían ser peores: la jornada laboral llegaba
hasta las 16 horas (para muchos miles de hombres y mujeres la jornada se
iniciaba a las 4 de la madrugada y terminaba a las 8 de la noche); el salario
era escaso y sólo permitía ir malviviendo mientras había un puesto de trabajo
en la industria. En caso de cierre de la empresa, el destino para las familias
obreras era el paro o la emigración; y en caso de accidente laboral, si
sucumbían ante la desgracia más absoluta, solo quedaba la solidaridad entre las
clases obreras para asistir a los compañeros en dificultades. Sus hijos
trabajaban desde los 6 años, y las mujeres lo hacían de noche para completar el
salario familiar. La miseria y la explotación eran un lugar común entre las
clases trabajadoras, así como la represión policial. No es extraño, por lo
tanto, que los obreros se organizaran para terminar con esta situación a partir
de la década de 1880.
Muchos años
después, en 1978 los trabajadores en España participábamos en las
manifestaciones del 1º de mayo reivindicando el pleno ejercicio de las libertades
y la consolidación de la democracia, en concreto el pleno ejercicio de la
libertad sindical a través de la promulgación de un Estatuto de los Trabajadores,
la devolución del patrimonio sindical, la regulación de las secciones
sindicales en las empresas, la regulación de la negociación colectiva, el
derecho de huelga y también medidas eficaces contra el paro.
Desde la
promulgación de la Constitución, varias han sido las ocasiones en las que la
clase trabajadora española, de la mano de los sindicatos de clase, ha tenido
que movilizarse y convocar huelgas a todos los gobiernos para hacer respetar
los derechos laborales y sociales.
El periodo para el cálculo de las
pensiones, el empleo juvenil o la política económica, los recortes de las
prestaciones por desempleo y el proyecto de ley de huelga, los recortes
sociales y la reforma del mercado de trabajo, otra vez el intento de reformar
el desempleo, los recortes sociales
y, finalmente, la última la reforma laboral y la defensa de los
servicios públicos han sido los muchos motivos que han llevado a los sindicatos
de clase trabajadora a convocar siete huelgas generales.
Ahora, cuando creíamos que el estado
de bienestar era algo irreversible, contemplamos como esa ilusión se esfuman
con unos simples Decretos, retrocediendo a los años preconstitucionales. Por
eso este 1º de mayo tiene más significado si cabe, y conviene que toda la
ciudadanía comprenda que los
logros laborales, económicos y sociales, no son graciables por parte de
gobiernos y patronales, sino fruto de la lucha de los trabajadores y
trabajadoras unidos en sindicatos, que desde el siglo XIX hasta hoy han
plantado cara y han luchado siempre por la defensa de los intereses comunes.
Con la disculpa de la crisis que ha
sido provocada por la avaricia del
capital, los Gobiernos de Europa, en su mayoría en manos de la derecha, se han
empeñado en que la única forma de superarla es recortando derechos laborales,
salarios y prestaciones sociales, sin preocuparles las consecuencias que estas
medidas acarrean a las clases trabajadoras, con trabajo o sin él, y a las
personas jubiladas o pensionistas. Ponen mucho empeño en legislar siempre con
la mirada puesta en el sacrificio de los más débiles, pero no se plantean ni
escuchan las voces que gritan para que legislen y actúen sin dilación sobre el
capital, con impuestos justos y progresivos, para que aflore la economía
sumergida y luchen contra el fraude fiscal.
La unión Europea, con Alemania y
Francia como látigos de la derecha capitalista, están haciendo mucho daño a
los países con economías menos
fuertes, con más dificultades para superar la crisis, pues, lejos de tomar
medidas para dinamizar la economía y por lo tanto crear empleo, se preocupan de
fijar objetivos imposibles de cumplir, debilitar las economías, recortar
derechos y salarios y en consecuencia incrementar el desempleo. De tal manera
que la población, en lugar de observar confianza y futuro prometedor, lo que
está percibiendo es el pánico a quedarse sin empleo; y los que no lo tienen
están perdiendo la esperanza de encontrarlo y, si lo consiguen, será en
condiciones que se corresponden con los años sesenta, sin derechos y con
salarios que no permiten llevar una vida digna como se merecen.
Por eso este 1º de mayo llamamos a
toda la ciudadanía a secundar las movilizaciones convocadas por los sindicatos,
para defender lo que nunca se debe de perder, porque si creíamos que todo
estaba seguro y que no habría posibilidad de retroceso, estamos viendo que sin
lugar a dudas estábamos equivocados. Somos conscientes de que en años de
bonanza económica es difícil salir a la calle a reivindicar, pero esa época ha
pasado. Ahora los derechos se recortan sin piedad por este Gobierno en cada
Consejo de Ministros, con la brutal reforma laboral, el incremento de los
impuestos y tasas, el riesgo de perder la educación y sanidad públicas de
calidad. Por eso debemos hacer honor en el Día Internacional del Trabajo a
todos los que han luchado en tiempos muy difíciles y en situaciones de
persecución, y dar ejemplo para que nuestros descendientes no tengan
condiciones laborales, salariales y de estado de bienestar inferiores a las
nuestras.
Firmado junto a Arturo Fernández (UGT)
Publicado en Diario de León, 1 mayo 2012