Dice el
concejal de ello que el Premio de Poesía González de Lama está “obsoleto”. Se une así a la tropa de
Berlusconi, uno de cuyos ministros riñó a los periodistas que le hablaban de
cultura con el argumento de que la Divina Comedia no servía para comer, pues con ella no podían
hacerse bocadillos. Uno y otro emparientan al fin con el ministro franquista
José Solís Ruiz, que hizo famoso el lema “menos latín y más deporte”. En suma,
que el concejal dijo obsoleto queriendo indicar, se supone, que el tal premio
está anticuado o que resulta inadecuado a las circunstancias actuales. Se
supone así mismo que el tal concejal ultramoderno tiene en su mano la vara de
medir lo antiguo o lo adecuado, lo cual no deja de ser una percepción bastante
subjetiva, aunque, para curarse en salud, añade que se está trabajando en “darle un giro” y añadir un carácter
tecnológico. He ahí, pues, la clave de la antiobsolescencia en materia
cultural, la misma que aplicada al concejal podría llevarnos a valorar la
oportunidad de sustituirlo por un replicante, un modelo nexus 6 pongo por caso,
similar al que en los momentos finales de la película Blade Runner (o de la novela ¿Sueñan los androides con
ovejas eléctricas?, no sé qué le parecerá
más idóneo al concejal) demuestra ser bastante lírico a pesar de carecer de
alma, es decir, de ser un desalmado, más o menos como el concejal de ello. Eso
sí, el epitafio de Roy el replicante, por ser en exceso poético, dudosamente
podrá aplicárselo un día, que dios quiera que tarde, el concejal. A no ser que
le demos también otro giro y acabemos mareados, en cuyo caso seguro que
encontramos la solución al premio de poesía, a la tecnología y a la cultura en
general. Hay concejales que en verdad no son conscientes de su valía ni de lo
mucho que están haciendo por la humanidad. De hecho, un servidor, hasta esta
revelación, a veces escribía versos sin saber que se estaba volviendo obsoleto.
Publicado en La Crónica de León, 22 febrero 2013
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