El
lado sinfónico de la vida se lo concedimos a Pink Floyd casi sin discusión. Es
verdad que también estuvimos tonteando con Yes, con Emerson, Lake & Palmer,
con Tangerine Dream y con Rick Wakeman, entre otros nombres virtuosos. Pero la
aparición, hace ahora justamente cuarenta años, del disco «The dark side of the
moon» nos ganó para siempre. Experiencia teníamos ya, todo hay que decirlo, con
sus precedentes «Atom heart mother» y «Ummagumma» muy en particular. Y sus
secuelas apuramos después con «Wish you were here», sobre todo, y algo con «The
wall». Sin embargo, aquel disco luminoso de 1973 sigue hoy dando vueltas en el
plato como el primer día y, a pesar de la decrepitud y grandilocuencia
posteriores que han agotado la carrera del grupo británico, todavía seguimos en
buena medida instalados en aquellos tiempos: “Cansado de tumbarte bajo el sol,
/ quedándote en casa mirando la lluvia, / eres joven y la vida es larga / y hoy
hay tiempo que matar”. Y, en fin, para rematar el argumentario, a aquella
idolatría contribuyeron así mismo las imágenes que en aquel mismo año grabaron
de la mano del director Adrian Maben en el anfiteatro de Pompeya, un vídeo de
obligada revisión.
Cierto
es que para los jukebox de la época y para otros hit-parade el single donde se
incluyó la canción Money vino a ser mucho más resultón. Prueba de ello son también
las versiones y covers que ha conocido posteriormente. Pero para nosotros tuvo
mucho más valor el segundo sencillo, donde se recogieron Us and
them y Time. Ésta última fue, de hecho, la
puerta de entrada al disco grande, a cuya cita estábamos emplazados. “Haciendo
tic-tac con los momentos que componen un día monótono, / desperdicias y
consumes las horas de un modo desconsiderado / dando vueltas en un pedazo de tierra
en tu ciudad, / esperando por alguien o algo que te muestre el camino”. Los
relojes y alarmas que se escuchan al principio del corte fueron precisamente
ese algo motivador, que vino a romper además con el esquema clásico de
guitarra, bajo y batería al que estábamos acostumbrados. Otras posibilidades de
sonido, otros arreglos al margen de la partitura, otros instrumentos guiando la
melodía, otros temas –tiempo, dinero, locura, muerte…- que empezaban a
inquietarnos.
“Y luego te das
cuenta un día / de que tienes diez años detrás de ti, / nadie te dijo cuándo
correr, / llagaste tarde al disparo de salida”. El eco de esta canción se
prolongó como un aldabonazo sobre las conciencias, sólo comparable a lo que,
años después, descubrimos en los versos de Jaime Gil de Biedma: “Que la vida
iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde –como todos los jóvenes,
yo vine / a llevarme la vida por delante…” Así que, por si hubiera alguna duda,
tal y como escribió Bruno MacDonald, autor de Pink Floyd: Through the eye of
the band, its fans, friends ando foes, “Uno
puede temer que sea aburrido, pero en realidad es un álbum con buenas melodías
y un cancionero brillante y pegadizo”.
Lo dicho, que Time se editó en 1973, extraída del
disco magistral «The dark side of the moon», que cumple cuarenta años de edad
-¡qué barbaridad!-. El propio MacDonald lo recomienda de este modo: “Los que
nunca han escuchado a Pink Floyd deberían comenzar por este disco”. http://www.youtube.com/watch?v=ntm1YfehK7U
Publicado en genetikarockradio.com, 26 marzo 2013
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