Blog de Ignacio Fernández

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sábado, 6 de julio de 2013

Good old rock'n'roll


     Aquellas coloridas máquinas de discos presentes en muchos bares y en casi todas las salas de juego acababan estableciendo competencia entre sí. Pugnaban tanto por incluir en sus catálogos los últimos singles editados como por acomodar lo más finamente posible sus repertorios al gusto de la audiencia consumidora. En cierto modo, se convertían en una especie de hit-parade vivo y cambiante, lo peor que podía ocurrirles es que se fosilizaran y acabaran por dejar de despertar interés. Eso podía ocasionar la ruina para el dueño del local, no sólo porque no recaudaba con ellas sino porque, además, se quedaba fácilmente sin público. Era la ley de la oferta y la demanda, claro, aunque hubiese excepciones.

     Nos referimos a los clásicos (que ya entonces los había), canciones que permanecían años en el listado y que no dejaban de sonar porque eran ya una parte tan nuestra como otros ritos de la tribu. Y también en eso se establecía una dura rivalidad, en buena medida animada por terceros profesionales y por las leyes del comercio. Nosotros la resolvimos enseguida, nuestra favorita casi sin dudarlo fue Good old rock’n’roll, muy por encima de las firmadas por Beatles, Rolling u otras vacas sagradas. Sus intérpretes, The Dave Clark Five, no eran seguramente los mejores del imperio británico; la canción no pertenecía tampoco a su época gloriosa, a principios de los sesenta, cuando alcanzaron el número 1 de las listas con aquella otra Glad all over; incluso en algún sentido podía sonar a pastiche o refrito. Pero lo cierto es que un día algún avispado o temerario, que nunca se sabe, introdujo en la ranura las monedas de rigor, pulso las teclas convenientes y ya no nos abandonó nunca. De tal manera que mucho antes de que nos significáramos con imperdibles o con chupas de cuero, ya quisimos ser estrellas del rock and roll con aquel otro uniforme tan formalito que, por supuesto, duro mucho menos que los acordes perennes de este cantable.

     Porque The Dave Clark Five tuvieron siempre esa imagen sesentera como de no haber roto un plato, bien peinaditos incluso cuando les creció el pelo ya avanzada la década, tal que una pandilla de buenos chicos recién horneados en las aulas de Oxford (que seguro que no fue así). Pero hacían buenas canciones, que es lo que nos importa, y lo que nos llevó a sumarlos a nuestro devocionario. Aunque, sí, vistos desde esta otra actualidad nuestra tan de otra edad (histórica y biológica), es muy dudoso que hoy contásemos con la misma facilidad para este tipo de adhesión. Pasa también con otras canciones y otros grupos, y lo peor que se puede hacer al respecto es, como con los amores perdidos, reescribir la historia. Ni merece la pena ni conduce a ninguna parte. Honremos mejor lo que fuimos y lo que fue, tal y como hacemos aquí con este testimonio.

     Así que dejemos sentado, para acabar, que Good old rock’n’roll se editó en el año 1969 y que, a pesar de corresponder ya a una etapa decadente del grupo, alcanzó el número 7 en las listas británicas y una posición bastante más sobresaliente en los jukebox de mi barrio. Casi nada. http://www.youtube.com/watch?v=B3GC-Y_KZgA

Publicado en genetikarockradio.com, 7 julio 2013

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