Blog de Ignacio Fernández

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jueves, 25 de julio de 2013

Los comuneros


     Citar el término comunero por estos páramos es como mencionar a la bicha. Sin embargo, nos parece injusto que sea así cuando en esa figura y en cuanto significa, debidamente expurgada, se resume buena parte de la eterna disputa nacional, que va y viene a través de la historia sin resolverse nunca. Nos referimos a los permanentes conflictos de poder territorial, que en su día fueron motivo de rebelión de los municipios contra el rey y que hoy se manifiesta en la represión del poder central sobre la autonomía y democracia municipales. No de otro modo puede entenderse la reforma de las administraciones locales que el Gobierno del Estado pretende bajo los pretextos del sagrado déficit y de la sostenibilidad. En realidad, jamás a lo largo de la historia el poder central digirió bien el papel que juegan las entidades locales, mayores o menores, y siempre se las arregló para limitarlas o condicionarlas al máximo. Se ha hecho ignorando su financiación, asignatura siempre pendiente por parte del Estado, o sometiendo su independencia mediante subvenciones dirigidas, como hacen las comunidades autónomas. Se trata siempre de controlar el poder más inmediato a la ciudadanía, por lo general el más participativo, no vaya a ser que las personas se crean el derecho a actuar en política y acaben eliminando a la gloriosa casta que piensa y decide por ellas. Así las cosas, la marea, claramente ideológica, conduce a la recentralización o a la cesión de soberanía hacia arriba, es decir, hacia instituciones europeas, pero nunca a la inversa. Al menos en los últimos tiempos. Y el proyecto del Gobierno actual lo que pretende en verdad es el debilitamiento de la democracia local, la cercana y directa, a la vez que legalizar una práctica política y de gestión de lo público subsidiaria de la iniciativa privada. Se trata de un escenario para el que, dejando aparte prejuicios, se necesitarían un auténtico espíritu comunero como respuesta.

Publicado en La Crónica de León, 26 julio 2013

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