Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

viernes, 28 de junio de 2013

IV Premio Diálogo


En diversas ocasiones a lo largo de la vida de nuestro Ateneo hemos tenido la ocasión de dirigirnos a un auditorio como éste. Recordamos especialmente un día de noviembre de 2008 cuando presentamos en la ciudad de León esta iniciativa, tomando entonces el MUSAC por escenario. Así mismo, dos años atrás y en este mismo salón, celebramos la gala de entrega del Premio Diálogo en su segunda edición. Valgan, pues, estas dos reseñas temporales para resituarnos en este nuevo encuentro, sin despreciar en absoluto muchas otras citas compartidas con motivos más concretos y quizá incluso más interesantes, extendidas en el transcurso de nuestros cinco años de existencia.

     Decimos esto porque las razones que nos animaron a nacer y a crecer siguen vivas y continúan pareciéndonos necesarias. Sobre todo si atendemos al contexto general en que actuamos y, naturalmente, a los aspectos más particulares propios de nuestra acción, teniendo en cuenta nuestro origen y nuestra militancia sindical. Por eso y a pesar de los vientos adversos, nuestros objetivos se refuerzan en cada una de nuestras actuaciones y son bien acogidos en general por cuantos nos han acompañado o nos conviven con fidelidad. De hecho, nada hemos inventado. Nos hemos limitado a cumplir la máxima enunciada por la UNESCO en 1982 que recogíamos en nuestros documentos fundacionales:

“… la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el individuo se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden”.

Fotografía con los premiados y todos los que intervinieron en la gala
En efecto, entre los delitos de abandono y desprecio en los que incurren los actuales gobiernos, tan abundantes y diversos como nuestras miradas advierten con una simple ojeada alrededor, el de la cultura no debiera parecernos menor si no queremos caer en la misma miopía de nuestros gobernantes. Lo ocurrido en ese contexto general de las subidas del IVA con las que hemos sido castigados este año así lo evidencia. El notable incremento con que se grava a la cultura hasta situarlo en el nivel más alto de todos los países de la eurozona demuestra que para este Gobierno, por no hablar de otros más cercanos, la cultura es valorada como una simple mercancía más, sin otras consideraciones, susceptible además de ser cercenada por esta vía porque cultura es sobre todo crítica y utopía para quienes la cultivan, bien como creadores, bien como usuarios, si se permite la expresión.

Pero aun siendo grave este hecho, no es el único obstáculo al que nos enfrentamos. Cuando en una ciudad como la nuestra, por poner un ejemplo cercano, se liquida un premio de poesía tan notable como el González de Lama y se dice de él que está “obsoleto”, no hay crisis económica por medio. En realidad, a lo que responde esa excusa de lo anticuado o inoportuno es a una concepción de la cultura expresada como nadie por un ministro de las legiones de Berlusconi, que riñó a los periodistas que le hablaban de cultura con el argumento de que la Divina Comedia no servía para comer, pues con ella no podían hacerse bocadillos. Es el mismo comportamiento que observamos en el ayuntamiento vallisoletano al impedir la música en directo en esa ciudad. O, en fin, sin que entremos en cotilleos, idéntico sesgo al de los últimos tejemanejes protagonizados por la Consejería de Cultura, la Fundación Siglo y la dirección del MUSAC.

Antonio Gamoneda entrega el premio a Manuel Jular
De modo que aquí estamos nosotros, dispuestos a premiar hoy a un tipo tan obsoleto seguramente como Manuel Jular y a un festival de títeres como Titirimundi, que eso sí que debe ser algo así como la obsolescencia requeteprogramada. Por cierto, un festival fundado por un leonés errante como tantos otros, cada vez más, Julio Michel. Pero, bueno, así somos y así lo demostramos a través, sin ir más lejos, de la nómina de premiados que les ha precedido a ellos. Carlos Sanz Mínguez, nada menos que un arqueólogo empeñado en rescatar del olvido la cultura vaccea oculta en el enclave de Pintia. Catalina Montes Mozo, erudita y filántropa, alma máter de la Fundación Socio-Cultural Segundo y Santiago Montes. Y Chema Sarmiento, un hombre tan de cine que incluso se atreve a enseñarlo en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos de París. Como diría nuestro Presidente: ¡menuda tropa! Eso sin olvidar que también mereció una mención especial hasta un maestro de escuela, Carlos Reviejo, lo que ya es atrevimiento.

En fin, volvamos al protocolo y terminemos por el principio. Gracias por su presencia en este acto. Para el Ateneo Cultural “Jesús Pereda” y para la Unión Sindical de Comisiones Obreras de León, que nos hemos encargado de este montaje junto a Carlos Tapia, de generosidad exquisita, es una satisfacción sentirse respaldados por la asistencia de todos ustedes. En competencia, además, con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, que está ahora mismo actuando en el auditorio a mayor gloria de la Diputación Provincial. Agradecemos así mismo a Caja España – Caja Duero, o lo que sea, que nadie lo sabe muy bien, su colaboración al cedernos este local. Una y otra entidad, a solas o una junto a la otra, colaboraron siempre en nuestras actividades y su ausencia como patrocinadores se nota también en nuestra capacidad para programar nuevas actuaciones. Gracias, por supuesto, a los trabajadores de esta sala por su ayuda técnica y a cuantos artistas están colaborando gentilmente en dar contenido y brillantez a este acto. Y gracias, naturalmente, a los miembros del jurado que este año han deliberado para determinar los premiados. Premiados decimos porque en esta ocasión es un plural en todos sus sentidos. Por primera vez y siguiendo sugerencias de los jurados de años anteriores, hemos doblado el premio en dos modalidades, atendiendo una a la trayectoria individual y otra a la colectiva. Nuestro propósito es seguir en esa misma línea en próximas convocatorias, para las que les animamos ya a presentar candidaturas.

Por último, y puesto que estamos en la ciudad de León, aprovecharemos esta comparecencia para anunciarles también un par de proyectos en los que trabajamos de cara a la próxima temporada.

Será en septiembre, coincidiendo con el 40 aniversario de la afrenta contra Salvador Allende, cuando coloquemos en el Museo de León la exposición de elaboración propia, en colaboración con la Fundación Víctor Jara y la CUT de Chile, “Exilio y solidaridad. Carteles de solidaridad con Chile 1973-1990”. Y será antes de que finalice el año cuando ensalzaremos un poco más la figura de uno de nuestros premiados hoy, Manuel Jular, a través de la exposición de los materiales que él elaboró a finales de los años 70 para Mundo Obrero y para la revista Unidad Obrera de Comisiones Obreras. Con ello recuperaremos parte de una memoria histórica que, cuarenta años después, nos parecerá casi inédita. En consecuencia, queda rubricada aquí ante ustedes nuestra voluntad de trabajo y de compromiso en la línea que ya ha quedado expuesta hoy y demostrada a lo largo de los últimos cinco años. Muchas gracias.
Fotografía con Manuel Jular y las representantes de Titirimund
Texto leído en la entrega del IV Premio Diálogo del Ateneo Cultural "Jesús Pereda", León 28 junio 2013

jueves, 27 de junio de 2013

El carbón


     El carbón o el acero, tanto da. Sobre su relevancia se construyó mediado el siglo pasado el primer embrión de la Europa moderna. Y sobre su consistencia se alzó la primera unión de países con vocación supranacional. Sin desdeñar el interés económico evidente que de ambas materias se deriva, lo cierto es que aquella Comunidad Europea del Carbón y del Acero demostró sensibilidad social y afán democrático en sus planes fundacionales. Pudo ocurrir que en ello influyera la memoria cercana de las grandes guerras o que el aroma procedente del otro lado del muro condicionara voluntades políticas. Pero lo que ha sucedido después es que la construcción de la Unión Europea, hasta llegar a nuestros días de confusión y escepticismo, ha progresado curiosamente en sentido inverso al valor del que hoy disfrutan lo social y lo democrático, así como al peso menguante en nuestras economías de aquel carbón y de aquel acero. Dicho de otro modo y sin melancolías, podemos afirmar que la renuncia que Europa ha hecho de su potencia industrial en beneficio del sesgo puramente financiero, es decir, la mutación de la economía real en especulativa, cediendo la capacidad productiva sobre todo a los países emergentes, se corresponde fielmente con la pérdida de importancia del modelo social y democrático en el continente. Puede ser atrevido, pero al lado de otras consideraciones de raíz ideológica, económica o política, parece oportuno atender a este hecho: la pérdida de capacidad industrial acarrea también el derrumbe de algunos fundamentos europeos para convertirnos en seres desconocidos y sin rumbo. Por eso en una provincia como la nuestra, donde nunca se produjo una revolución industrial y donde el poco carbón que nos queda está siendo absurdamente sacrificado, el sentido social y democrático será siempre una asignatura pendiente. Mucho más todavía en estos tiempos de cotización universal a la baja y de emprendimientos.

Publicado en La Crónica de León, 28 junio 2013

jueves, 20 de junio de 2013

Me & Bobby BcGee


     Lo más probable es que en el radiocasete de las furgonetas o de los dos caballos que nos recogían a dedo sonase Born to be wild o alguna canción de Lynyrd Skynyrd. Es posible que en las playas cantábricas donde solíamos desembocar se escuchara a lo lejos algo de Doors o directamente All right now. Eran posibilidades que se confirmaban o no según el sesgo de la aventura. Pero lo que nunca nos faltó en aquellas escapadas con destino incierto y sin billete de vuelta (aunque siempre acabásemos regresando a casa) era la compañía en algún momento de Janis Joplin. E, inevitablemente, si una canción sirvió de banda sonora para aquellos viajes a medio camino entre la lírica y la épica juvenil no pudo ser otra que Me & Bobby McGee: “La libertad es sólo otra palabra para decir que no hay nada que perder. / Bueno, nada no, cariño, si no es gratis. / Y sentirse bien era fácil, Señor, cuando él cantaba blues. / Sabes que sentirme bien era suficiente para mí. / Suficientemente bueno para mí y mi Bobby McGee”.

     Al fin y al cabo se trataba de eso, e importaba menos el decorado que la ambientación, tal y como nos lo había advertido la propia Janis: “¿Es que no lo entendéis? ¡La música tiene que ver con los sentimientos y con pasarlo bien!”. Por eso, porque en ella se conjugaban y se conjugan todavía esos dos elementos es por lo que se convirtió en una compañía imprescindible. Incluso sucede que si llegas tarde a ella acabas por incorporarla por igual a esa conjunción tan necesaria en determinados momentos de la vida, en la juventud especialmente, sea cual sea su duración y contenido. Y si a mayores te detienes en otros vericuetos del universo musical, lo que descubres entonces es que Joplin, según sentencia del crítico Jim Harrington, “no sólo podía haber sido la primera cantante de blues de la época, sino la primera cantante de aquel momento”.

     Evidentemente, de su atractivo no se podía apartar su condición de maldita, expresada por encima de todo a través de su pertenencia al Club de los 27, es decir, el selecto grupo de artistas que concluyeron su vida a esa edad temprana, por lo general de forma poco natural. De hecho, la canción que hoy gira en el jukebox forma parte de un álbum, «Pearl», que se grabó en sus últimos días y cuyo tema más conmovedor, Buried alive in the blues, es un instrumental sin más, no incluye ni una sola palabra cantada por ella, pues la heroína se le había adelantado: “… cambiaría todos mis mañanas por un sólo ayer / para sostener el cuerpo de Bobby junto al mío (…) Señor, estoy llamando a mi amante, llamando a mi hombre, / he dicho que estoy llamando a mi hombre, hice lo mejor que pude”.

     Semanas después de su muerte, ya en 1971, se editó finalmente «Pearl». El sencillo Me & Bobby McGee representó su mayor éxito, al ser la única canción de Janis Joplin en alcanzar el número 1 en el Billboard Hot 100. A partir de entonces la leyenda se consolida y la sitúa a la altura de las más grandes, al lado de Billie Holiday y de Bessie Smith. http://www.youtube.com/watch?v=B1R26bpq3cM

Publicado en genetikarockradio.com, 23 junio 2013

domingo, 16 de junio de 2013

Manifestación 16 junio 2013

Discurso de cierre de la manifestación convocada "Por una Europa social y democrática". En la Plaza de San Marcelo de la ciudad de León:  http://youtu.be/yG1VYXjVFPg

jueves, 13 de junio de 2013

Los salarios


Una reciente sentencia de la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional ha condenado a El Corte Inglés por discriminación salarial a causa de la política que en esa materia aplica la empresa a sus trabajadores y trabajadoras. Por si no tuvieran suficiente actualidad los asuntos salariales, este comportamiento empresarial condenado, que no es nada infrecuente, nos anima a recapitular algunos datos que nos pueden ayudar a comprender mejor cómo está el patio de los salarios en España. Por ejemplo, que el conjunto de los salarios en España está cayendo un 6,2% en relación al año 2012, lo que supone una pérdida para las personas asalariada de 7.294 millones de euros por ahora. También se produce una discriminación añadida en las personas con discapacidad que cobran de media entre un 10 y un 23 por ciento menos que el resto de trabajadores. Las mujeres, al igual que en la población general, cobran menos que los hombres, aunque entre las personas con discapacidad la diferencia es menor: un 9,1% (ellas cobran 19.335 euros anuales y ellos 21.302) frente al 22,9% de diferencia salarial entre géneros del resto de la población activa. Y, frente a esta serie de datos, podemos observar así mismo lo que ocurre con los directivos y consejeros de las empresas del IBEX 35: en ese caso, las remuneraciones de los consejeros en 2011 fueron de 286 millones de euros, mientras que en 2007 habían sido de 268,5 millones, lo que supone un incremento del 6,5%; la reducción de los beneficios, junto con el incremento de las remuneraciones de los consejos, ha supuesto que estas últimas hayan pasado del 0,6% del beneficio en 2007 al 0,9% en 2011. En suma, detalles curiosos que nos permiten confirmar de nuevo que la creciente desigualdad en nuestro país no es una consecuencia natural de la crisis, sino de las políticas de recortes sociales que se están poniendo en marcha, para beneficio, claro, de una minoría muy identificada.

Publicado en La Crónica de León, 14 junio 2013

domingo, 9 de junio de 2013

Sólo pienso en ti


     En el origen del pop español hubo grupos seminales que, aparte de su propia producción musical, sirvieron de catapulta para otros proyectos tan o más suculentos que el original. No importa que su eco fuera menor, las mejores joyas de entonces permanecen y ganan brillo con los años. Es lo que ocurre con Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán (CRAG), un cuarteto exquisito que bebía de otras bandas donde habían militado antes, lo que nos permite a la vez recordarlas aquí: Módulos, Pekenikes, Íberos y Solera, cualquiera de ellas con una discografía y una trayectoria muy destacables. Si a esta suma le añadimos además la influencia americana de otro cuarteto capital, el formado por Crosby, Still, Nash and Young, podremos comprender mucho mejor la esencia de la canción que hoy suena en el jukebox.

     En efecto, Sólo pienso en ti forma parte de una colección de cantables que no hay quien se los salte, cada uno de ellos una perla tomada aisladamente, y el conjunto una antología sonora indispensable. En ella estarían situados, además del citado y de Señora Azul también de CRAG, Todo tiene su fin de Los Módulos, Cerca de las estrellas de Los Pekenikes, Las tres de las noche de Los Íberos o Linda prima de Solera; eso por ceñirnos sólo a los grupos antes citados, todos ellos, como hemos dicho, colocados en el núcleo fundacional del pop español. Eran canciones muy escuchadas en las máquinas de discos, auténticos éxitos comerciales algunas de ellas, que hoy apenas si son tenidas en cuenta, muy injustamente, por parte de quienes prefieren bucear en otras épocas de esplendor más recientes, como los ochenta, donde creen que nació todo como si nada. Y no fue así en verdad, tal y como lo demuestra el repertorio que estamos indicando y que todavía tendría otras muchas entradas. Verdad también es que, de todos estos grupos, quizá sea CRAG el que menos repercusión popular tuvo y, sin embargo, tal vez fuera el más selecto de todos ellos y el que, a la postre, más pudo influir en formaciones posteriores. De hecho, nunca han llegado a disolverse del todo y su discografía permanece abierta, como abiertas están sus influencias. No se puede dejar de citar, por ejemplo, a un dúo que perseveró en su estilo vocal y melódico, Víctor y Diego, y una canción, El parque.

     En fin, aquellos jovenzuelos que fuimos no sólo tenían poses de protesta o de rebeldía contra el mundo, como era de esperar. También en ocasiones se ponían románticos e incluso les surgía una vena estilística refinada, a pesar de las andanzas de barrio y de billares de las que presumían. No era fácil que lo confesaran abiertamente entonces porque había que marcar distancias con la juventud finolis y estudiada, pero demostraron saber conjugar todas las artes musicales hasta construirse una mitología particular de calidad sin ningún prejuicio. Buen testimonio de ello fueron sus selecciones en los jukebox, de las que aquí presumimos.

     El caso es que Sólo pienso en ti se editó en 1974, como el elepé del que formó parte, «Señora Azul». Sobre él ha escrito Fernando González Lucini: “Aquel primer disco que, aunque en ese momento no obtuvo un gran éxito de ventas, permanece en la memoria de nuestra canción popular como una obra realmente original, innovadora y sugerente”. http://www.youtube.com/watch?v=iTrEWdBc0HM

Publicado en gentikarockradio.com, 10 junio 2013

jueves, 6 de junio de 2013

Para Norberto Cabezas

(Ha fallecido Norberto, el fotógrafo del Diario de León, el compañero y el amigo. Con este motivo, subimos al blog el texto que se leyó en el Ayuntamiento de Valdefresno el día de su boda con Ana, el 3 de enero de 2004)


     Esta casa consistorial, este Ayuntamiento de Valdefresno, esta sala de plenos habitualmente triste y aburrida como un expediente burocrático, donde apenas si se encienden de vez en cuando la calefacción o las luces, donde raramente se abren las ventanas y se ventila, donde las gentes de la Sobarriba o en tránsito apenas se atreven a entrar, este lugar no es hoy este lugar. Por fortuna.

     Tampoco contraen hoy matrimonio un hombre y una mujer, un tal Norberto y una tal Ana, ni ambos se dedican al arte de la fotografía. Casualmente, son dos individuos que residen en un rincón de esta comarca los que comparecen aquí, pero no son ellos los que todos conocemos ni nosotros asistimos a la ceremonia de su boda. No es así, no.

     Y alrededor nuestro ni mucho menos se secan los negrillos, ni hay un feo muro de vergüenza entorno -por más que pequeñito e inacabado-, ni siquiera hiela casi en invierno y las aves rapaces no comen plásticos ni se estrangulan con los restos de látex que se desparraman por los campos como testimonio de amores furtivos. No es 2004, no es enero, no es sábado.

     Por el contrario, a través de este rito libre desafiamos la ley y participamos juntos, cada cual con el papel que corresponde, en la mayor gesta a la que los seres humanos podemos enfrentarnos.  En el principio, se nos prohibió comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, es decir, del árbol de la vida, así que en cada ocasión en que dos seres muerden al alimón esa manzana dulce y jugosa, retornamos al paraíso del que fuimos arrojados para no ser dioses. Es el amor el que nos acerca a la divinidad y nos hace únicos e irrepetibles criaturas humanas, dueñas de un destino que se aleja del creador para crear por sí mismas.

     Por eso nos sobra toda referencia espacial o temporal, toda onomástica y toda toponimia, todo el envoltorio del rito. Y lo que cabe es sólo solazarse en el significado verdadero de esta liturgia civil, que nos convoca y nos proyecta hacia el origen de cuanto somos: barro y costilla, costilla y barro -tanto monta- sobre cuyo ejercicio de libertad se construye a partir de este instante el mundo. Se llamará Sobarriba, se llamarán Ana y Norberto, será enero de 2004, y nosotros asistiremos orgullosos y dichosos a la recreación del mito.

martes, 4 de junio de 2013

Breve nota sobre Aurora Egido en León


     La Real Academia Española de la Lengua acaba de acomodar en su sillón B a la profesora Aurora Egido Martínez. Aparte de sus méritos académicos evidentes, destacan las crónicas que es la séptima mujer que entra en la RAE, pero a nosotros nos interesa más señalar que es la segunda persona que desemboca en la Academia habiendo pisado, siquiera levemente, los pasillos de la Universidad de León. En efecto, sigue así la estela de Salvador Gutiérrez Ordóñez, mucho más aposentado en el campus de Vegazana que ella, cuya estancia en las aulas leonesas se limitó a un único curso.

     Corrían los primeros años de la década de los ochenta cuando la Universidad de León era todavía poquita cosa y en el campus convivían en sano equilibrio alumnado, paseantes y vacas pastando. A la Facultad de Filosofía y Letras llegó, discreta, con su cátedra a cuestas como si tal cosa y en tránsito hacia el destino final en Zaragoza, esta experta en la literatura del Siglo de Oro. Ignoro el recuerdo que ella puede guardar de aquel pasaje fugaz, pero quienes tuvimos la fortuna de ser sus alumnos conservamos de ella la memoria de lo magistral en el sentido más exaltado del término. Era asombroso su saber, así que cabe preguntarse qué no será ahora, treinta años después. Los recovecos de sus disertaciones no tenían fin; no importaba a cual de ellos se entregara para hablarnos por ejemplo de El gran teatro del mundo, el caso es que todos acababan siendo arrebatadores. No merecía la pena tomar apuntes, aunque hubiera quien lo hiciese para común aprovechamiento, la clave residía en la escucha atenta: cada expresión suya, cada comentario, el tono de sus explicaciones, todo era tan convincente y apasionado que no había desperdicio. Tomar apuntes parecía un sacrilegio.

     Pero ocurrió por entonces (no acabo de recordar si de un modo totalmente simultáneo) que en los mismos pasillos y en las mismas aulas aterrizó también el famoso divulgador Fernando Díaz Plaja, en este caso con un contrato de interinidad para cumplir también con la enseñanza de las literaturas. La polémica estuvo servida de inmediato y, como suele suceder por estas tierras, el papanatismo desplegó todas sus herramientas. A muchos, demasiados diría yo, les pareció que contar en el claustro con el autor de, entre otros muchos ensayos, El español y los siete pecados capitales, podía colaborar a que una universidad joven ganase presencia y conquistase renombre. Qué error, qué grave error. No es que se estableciese una competencia entre Egido y Díaz Plaja por una misma plaza, pues evidentemente no había lugar ni se hubiese sostenido la pugna; fue sólo una cuestión de postura académica local en pos del beneficio del honor externo y del escaparate. Fueron abundantes las voces que se levantaron a favor de la continuidad del segundo, que no obstante acabó yéndose igualmente, y pocas las que remaron a favor de la primera, por más que su marcha estuviera prescrita. Ni uno ni otro iban a permanecer, pero aquel episodio nos reveló a quienes éramos simples estudiantes algunas características de lo leonés que resultan especialmente despreciables y que explican en gran medida por qué estamos donde estamos.

     Mas, pasados los años, lo que merece la pena resaltar por encima de lo anecdótico, y eso es lo que anima este escrito, es que en nuestros años de formación universitaria sí contamos con importantes maestros y maestras, y esto es preciso ponerlo de relieve especialmente en estos tiempos en que la universidad española padece el azote de las políticas mediocres de nuestros gobiernos. Tal vez no fueran numerosos y tampoco hace falta que todos lleguen a la Academia para que se reconozcan sus valores, pero lo cierto es que sus enseñanzas nos hicieron mejores y nos alejaron de la simpleza de nuestros orígenes y del reinado de las apariencias. Por suerte, su ejercicio continúa sobrevolándonos en la adversidad y tenemos que seguir agradeciéndoselo. Así entendemos por lo menos las palabras de la académica Aurora Egido al asegurar que “las Humanidades serán capaces de hacernos remontar las miserias que estamos padeciendo”.

Publicado en Diario de León, 5 junio 2013