Cuando
se pasea por Madrid y se acerca uno al Casón del Buen Retiro, puede descubrir
inscrito sobre su fachada norte un aforismo del filósofo Eugenio d’Ors: “Todo lo que no es tradición, es plagio”. Según
ello, la creación es un continuo y, por lo tanto, unos autores toman elementos
de otros que les precedieron, dándoles nuevas formas sin llegar a copiarlos,
pues entonces incurrirían directamente en la simple reproducción engañosa. En
suma, “cambiando lo que se deba cambiar”, que es lo que viene a significar el
título latino con que hemos nombrado a esta sección: mutatis
mutandis.
Naturalmente, así sucede también en la música.
Ése
es, pues, el punto del que mana el universo de las versiones. Es decir, el
ejercicio de verter desde una fuente original a otra, no necesariamente menos
innovadora, una melodía, una canción, con el fin de recrearla. Una buena
versión puede incluso mejorar su original, pero nunca lo fotocopia, no lo
degrada, no abusa de un éxito previo porque sí, eso que es tan propio de la
moda que santifica el triunfo fácil. Claro que, si consideramos que el mundo de
las versiones musicales es también una especie de traducción sui generis de otros moldes previos (en otra lengua, en otra
clave, en otra época), también aquí nos encontramos a veces con la acción de
los bárbaros, aunque nos lo evitaremos del todo en nuestra serie, pues también
de las rarezas vivimos. Porque, por lo general, la singladura de las versiones
es muy variada: las hay que triunfan incluso más que sus prototipos, las hay
que tristemente pasan de puntillas y deben ser rescatadas, y las hay por último
que desembocan en un limbo sólo para iniciados. Mas, en fin, tampoco será necesario
ponerse sublimes ni perseguir joyas luminosas en los baúles más escondidos de
las discotecas para descubrir el valor de una versión bien hecha, a diferencia
de aquello que las malas costumbres comerciales nos venden para navidad, para
el día de papá y de mamá, para los enamorados o para la necedad del vulgo. Todo
esto será lo que no encontraréis en nuestro escaparate.
Quiso
la coincidencia que el pasado mes de diciembre apareciera aquí mismo una
entrada que nos acercaba la muy susurrante versión que Charlotte Gainsbourg ha hecho de la eterna Hey Joe para la película Nymphomaniac. Es con toda probabilidad el último eslabón de una
larguísima cadena que se inicia con su composición por Billy Roberts
en 1962, que glosamos tiempo atrás dentro de las músicas del jukebox. Luego, a
través de esa canción y de sus reinterpretaciones, se ha construido un puente
generoso que arranca con sus primeros actores, The Leaves, en 1965, y que estalla en todo su esplendor con la
grabación de Jimi Hendrix un año
después. Fue el paso de los modos rítmicos a los tiempos lentos. A continuación
les siguieron un sinnúmero de variantes, entre las que aquí recogemos
únicamente las que en verdad nos parecen recomendables por bien evolucionadas:
el clásico sonido folk rock de The Byrds en 1966, el tan metálico como sinfónico de Deep Purple en 1968, el desgarro lírico de Patti
Smith en 1974, los sonidos chicanos del
añorado Willy DeVille en 1992,
el acento soberbio de Slash en
1993 y, por fin, el tono místico de Franco Battiato en 2001. Toda una enciclopedia resumida en una
canción excelente y en una nómina de autores indispensables, que pone fin
temporalmente a su itinerario con la citada Charlotte.
THE LEAVES: http://www.youtube.com/watch?v=KWv03Wgz0PQ
JIMI HENDRIX: http://www.youtube.com/watch?v=vi3O8Um2VEY
THE BYRDS: http://www.youtube.com/watch?v=AVFGwJ7S2EQ
DEEP PURPLE: http://www.youtube.com/watch?v=-44rq_ZhrgQ
PATTI SMITH: http://www.youtube.com/watch?v=FLi45BGMwtc
WILLY DEVILLE: http://www.youtube.com/watch?v=4XIMx6ULepI
FRANCO BATTIATO: http://www.youtube.com/watch?v=vHGbxrE32a8
CHARLOTTE GAINSBOURG: http://www.youtube.com/watch?v=RmT25tVsnng
Publicado en genetikarockradio.com, 2 enero 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario