Blog de Ignacio Fernández

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martes, 3 de junio de 2014

Votos líquidos


     Todo tiende a su ser en nuestra sociedad líquida. Desde que el filósofo polaco Zygmunt Bauman acuñase este término para referirse a nuestra identidad flexible y versátil, todas las piezas que la integran proceden a converger y acomodarse a tal ser. Incluso el voto democrático apunta también a la licuefacción, tal y como hemos comprobado recientemente.

     La flexibilidad, sometida a lógicas circunstanciales, ha explicado durante décadas el fluir hacia uno u otro lado y la determinación de las mayorías. Hasta cuatro absolutas se han sucedido con los años, la última bien viva en la actualidad. Además, lógicas más borrosas nos permitirán interpretar otros comportamientos electorales más o menos pintorescos que en la historia han sido: desde la ascensión a eurodiputado del señor de la abeja hasta la irrupción en el Congreso de aquel blavero de las naranjas al que imita ahora González Pons. Incluso en la última convocatoria, por más que sorprendente, razones de variada gama aclaran el porqué del éxito de los jóvenes profesores de Ciencias Políticas. En suma, hay un ir y venir democrático más o menos previsible, a pesar de su progresiva tendencia a la disolución.

     Pero la liquidez absoluta nos ahoga cuando el arco de opciones se demuestra insuficiente y el resultado triunfante se llama abstención. 39 candidaturas de todo signo y pelaje, más la opción nula y blanca, fueron incapaces de promover una disposición activa hacia el voto, hasta el punto de que más de la mitad de ciudadanos y ciudadanas decidieron situarse al margen de los hechos. Les da igual su resultado. Se dirá que es rebeldía o desafecto, frustración o desencanto. Tal vez haya de todo un poco, pero lo que expresa esa masa derretida es así mismo la naturaleza líquida de su comportamiento político. A su alcance está como individuos, y en el debe de todos como sociedad, el que su siguiente paso sea convertirse al estado sólido o gaseoso. Es una decisión capital, en la que está en juego el ser o no ser suyo y del conjunto.

Publicado en La Nueva Crónica, 3 junio 2014

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