Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

martes, 18 de noviembre de 2014

El antibiótico


     Al cabo de los años y de los virus, no hay mejor invento para las infecciones que un buen antibiótico. Esto, que literalmente entiende cualquier hijo o hija de vecino, adquiere en un sentido figurado toda su significación si atendemos a algunos de los males que nos perturban.

     Porque no todo nuestro padecer proviene sólo de la hecatombe financiera o del globo constructor. Ni siquiera de la corrupción rampante. No, buena parte de nuestro declive, particularmente en Europa, se debe al abandono de los procesos industriales en manos ajenas, sean las emergentes o las baratas sin más, para entregar nuestro músculo económico a los servicios, a la especulación y, en menor medida y en países más sabios que el nuestro, al desarrollo científico-tecnológico y sus acompañamientos. Este proceso no sólo nos ha empobrecido en general, sino que ha carcomido nuestras cifras de empleo para dejarlas al albur de los ciclos, las temporadas o las estrecheces. No otra cosa hemos observado en la evolución que han tenido los datos de desempleo a lo largo del último año.

     Es decir, no existe, o está muy menguada, una actividad productiva potente que escape de esos ires y venires del calendario. De otro modo, no existe una apuesta decidida y estratégica por el desarrollo industrial, de cuya resucitación depende en gran medida la verdadera recuperación económica. En el caso de la provincia leonesa, la reapertura de una factoría tan emblemática como Antibióticos es la mejor noticia de los últimos tiempos. En principio porque ha superado un proceso concursal, lo cual sólo lo consiguen los clubes de fútbol; en segundo lugar porque revive a unos trabajadores muy doloridos; y en tercero porque es un sector donde reside el futuro, no importa la estación del año en que estemos, haga frío o calor, llueva o nieve.

     En suma, nada mejor que los antibióticos para enfrentar la enfermedad y dejémonos de emprendimientos, reformas laborales o tarifas planas, que son simples aspirinas y no sientan nada bien al estómago.

Publicado en La Nueva Crónica, 18 noviembre 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario