Blog de Ignacio Fernández

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martes, 15 de noviembre de 2016

Jamon y tapas

     Cuesta pensar que Elena Santonja, recientemente fallecida, sea la responsable de todo ese olor a cocina que nos envuelve. Pero es verdad: con ella empezó todo, aunque no todo sea igual a lo que ella inició. Cuando en los años ochenta el programa Con las manos en la masa inauguraba en televisión la retahíla de emisiones dedicadas a la temática culinaria, difícil era sospechar lo que vendría después. Ni siquiera lo habría imaginado Manuel Vázquez Motalbán, que también por aquel entonces introducía recetas y otras delicatessen en las novelas protagonizadas por el detective Carvalho. Ni una ni otro pudieron aventurar el aluvión posterior ni, desde luego, sospechar por dónde se iba a pervertir el producto.

     Todos éramos una pandilla de ingenuos en aquella década movida, así que no fue extraño comulgar con un nuevo género que introducía las entrevistas entre fogones o que acentuaba el tono literario, casi epicúreo, en el hecho común de alimentarse. Y no es que cualquier tiempo pasado sea mejor ni que la nostalgia nos enferme, pero lo cierto es que también aquel modelo original, como casi todo en esta nueva edad, acaba convirtiéndose en basura. Como la propia comida. No deja de ser paradójico que en unos tiempos donde se afirma que nuestra alimentación degenera y que aumenta el número de personas al borde del hambre, sean programas de este tipo los que ocupen el horario estelar hasta en la televisión pública. O que protagonicen las primeras páginas de los diarios locales o regionales, tal y como ocurrió hace unos días con las noticias de cabecera en algunos de ellos: dos concursos, uno para cortadores de jamón y otro para las tapas y los pinchos. Vanidad de vanidades.

     Mas, en fin, nada escapa de la putrefacción, ya sea el arte de cocinar en versión televisada, ya sea la presidencia de los Estados Unidos en versión cruda. Lo mejor será pensar que entre lo podrido, además de anidar ratas, crecen hongos comestibles, suculentos incluso, y beneficiosos para la medicina y la industria.

Publicado en La Nueva Crónica, 15 noviembre 2016

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