Es
suficiente una ligera ojeada al informe del Servicio de Protección de la
Naturaleza (SEPRONA) correspondiente al año 2016 para darse cuenta de la
animalada: más de 12.400 actuaciones en ese año contra el maltrato animal. Entre
ellas, se constataron 783 infracciones penales por ese maltrato o abandono de
animales domésticos.
Quiere
ello decir que, a pesar de ciertas políticas aún incipientes y de un progreso
en la conciencia animalista, éste sigue siendo un país de bichos de la peor
especie. Al menos 783 alimañas andan sueltas si atendemos solo a quienes se
encarnizan con los más débiles, los más confiados en el ser humano que los ha
integrado en su entorno cotidiano. De ellos cabe sospechar que son individuos
hechos a la violencia, pues al cabo bien parece que sus comportamientos no
habrán de limitarse a las mascotas. Por el contrario, será probablemente un
modo de ser y de actuar. Sujetos peligrosos por tanto.
Ahora
bien, la tensión entre contrarios, tan propia de esta época, nos descubre así
mismo aspectos pintorescos, como poco, en lo que al trato con los animales se
refiere. No comparables evidentemente con los anteriores, pero así mismo
extremados en un sentido inverso: se peca por defecto y por exceso. Es así como
interpretamos señales, entre otras, que producen estupefacción. Dice un letrero
que nos asalta en la calle: “Ciclo de cocina para animales”; y añade tres
fechas para seleccionar: cocina para tu perro, cocina para tu gato y premios
(postres) para perros y gatos.
En
fin, si a esto le añadimos el despliegue de alimentos para animales que puebla
los lineales de los supermercados, con colores y reclamos tan vistosos que
ganas dan de echarlos al carrito si no fuera por sus precios las más de las
veces prohibitivos, descubriremos que hay otro tipo de conciencias animalistas
que se nos han desbocado ligeramente o que se acercan ya al paroxismo. Porque
la doctrina de lo mercantil y de las necesidades creadas pervierte también las
actitudes más respetuosas.
Publicado en La Nueva Crónica, 21 mayo 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario