Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 12 de noviembre de 2017

Abrigos

     Llegados los largos y severos meses de abrigo, los inconvenientes se reproducen para sus portadores, algunos de ellos verdaderamente estúpidos. Los inconvenientes, quiero decir. De entre todos ellos, uno más que pintoresco vuelve a tener por escenario la muy pintoresca estación ferroviaria de la ciudad de León.

     Ya hemos contado en otras ocasiones, pero conviene insistir ante la contumacia en el proceder, que allí, desde la llegada de la alta velocidad, se adoptaron ciertas medidas de seguridad dudosamente eficaces aunque muy aparentes y molestas. Sin llegar a las humillaciones que se viven en los aeropuertos, quienes viajan se convierten de forma automática en sospechosos y han de someterse a una norma que nadie conoce pero que se aplica de un modo inclemente. Pase que los equipajes hayan de ser revisados a través de un escáner, pase que haya que formar cola y desfilar ante los encargados de esa seguridad, privada por supuesto; pero lo que no se sostiene es que, además, sea preciso desvestirse en parte e introducir las prendas de abrigo en el mismo escáner so pretexto de ocultar en ellas armas de destrucción masiva. Como la navaja, por ejemplo, que llevo en el bolsillo del pantalón o en la liga y que no parece importar a nadie. U otras mucho más letales perfectamente disimulables. Esto parece no tener relevancia para los ingenieros del show. Y tampoco la tiene, por cierto, en otras estaciones similares, donde ese control cambio de formato a conveniencia.

     En suma, una medida de seguridad que no es universal y completa ni es medida ni es segura. Es puro teatro una vez más. De tal manera que decidí hace meses, en la anterior temporada de abrigo, interrogar a la compañía ferroviaria por estos asuntos tan impertinentes como faltos de sentido. Su departamento de atención al cliente me respondió por carta que desconocían en ese momento las razones u ordenanzas que amparaban todo esto, pero que lo iban a investigar y procederían a darme información al respecto. Hasta hoy.

Publicado en La Nueva Crónica, 12 noviembre 2017

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