Las
pensiones, junto a las mujeres, han conseguido a lo largo de las últimas
semanas desplazar del primer plano al procés,
lo cual ya es todo un triunfo. Tiene mérito porque el circo, desde época
romana, goza para el poder de la misma importancia que el pan, si no más. Pero
ahora se impone el pan, por tanto, gracias al empuje de las personas y de las
organizaciones que canalizan sus demandas, mientras que el procés y los procesos todos siguen empantanados, tal y como titula
su último libro Joan Coscubiela.
Hubo
un tiempo en que el trabajo fue un valor y lo eran también las pensiones
subsiguientes, por más que nunca fueran alimentadas lo bastante. Sin embargo,
hoy lo uno y lo otro van a la baja y, como siempre, deberían actuar como un
binomio en sintonía así en el terreno de la reivindicación como en la exigencia
de justicia y dignidad. Trabajo y pensión es lo mismo en el fondo.
No
obstante, si el trabajo sufre, entre otros motivos, como consecuencia de
globalizaciones, desregulación de mercados y voracidad financiera, no es menor
el padecimiento de las pensiones por las mismas causas. Hubo un tiempo, como
decíamos, en que los estados y los poderes del consumo entendieron que la clase
pensionista era una potencia consumidora y, por consiguiente, merecía la pena
garantizar su capacidad de compra, incluso por encima o al margen de lo que era
simplemente apropiado. Por eso tenía sentido la referencia del IPC, por
ejemplo, y su revalorización conforme a dicho índice. Pero eso es agua pasada.
Las clases medias de los países emergentes son en la actualidad un consumidor
potencial mucho más ambicioso y entregado que nuestras personas pensionadas, a
quienes han desplazado casi definitivamente en el afán de los vendedores.
Malos
tiempos, pues, para todas ellas, que deben elegir entre claudicar y persistir
en el conservadurismo o cambiar el paso y convertirse en agentes
transformadores de la sociedad. En tal sentido, junto a las mujeres, son casi
nuestras últimas esperanzas.
Publicado en La Nueva Crónica, 11 marzo 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario