Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 8 de julio de 2018

Oposiciones

     Después de años de anorexia, el empleo público trata de volver a su ser y convierte así en actualidad informativa las concentraciones de aspirantes en los diversos procesos de selección. Ello vuelve a alimentar también la polémica acerca de esos métodos a causa de su idoneidad y de sus deficiencias. Todo es opinable, por supuesto, aunque dudoso sería poner en cuestión las claves imprescindibles para un resultado digamos que medianamente justo: igualdad, mérito y capacidad.

     Escuchábamos hace unos días todo tipo de sugerencias a propósito de las oposiciones en la enseñanza. Que si existe o no desequilibrio entre la experiencia y el saber; que si la antigüedad es un grado o que si la frescura lo es más todavía; que si se necesita una mejor proporción entre el conocimiento y la pedagogía; y así sucesivamente. Nada satisface del todo ni hay fórmula que sea eficaz sin contestación. Por eso, quizá, y porque estamos en tiempos de campeonatos de fútbol me vino a la memoria la propuesta imposible que hace años me hizo un compañero a propósito de estos sistemas selectivos.

     Aclaremos, para no asustar, que él mismo decía de sí que tenía tres defectos: era gallego, era biólogo y era interino. Sin entrar en la valoración de esas cualidades, tenía, a mi modo de ver, al menos otras tantas virtudes, de ahí que merezca la pena tomar en consideración su sugerencia. No era otra que hacer jugar al fútbol a todas esas levas de pretendientes porque, según él, no había otra disciplina que pudiera mostrar de forma más evidente cómo se comportan las personas en una tarea de equipo como es, presuntamente, la de enseñar. En fin, doctores y doctoras hay para valorarlo, pero debo reconocer que, contemplando el actual Mundial de Rusia, razón no le faltaba. Trasladen al aula a toda esa pléyade de jugadores, con sus peculiaridades, y concluyan cómo actuarían en el rol docente. Y a la inversa. Posiblemente parece disparatado, pero tal vez un día podríamos hacer la prueba, por lo menos de forma experimental.

Publicado en La Nueva Crónica, 8 julio 2018

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