Buenas
tardes y mi agradecimiento por vuestra compañía en nombre de la Fundación Jesús
Pereda y de CCOO de Castilla y León. Gracias de verdad porque para nosotros
esta cita anual corona en cierto sentido el trabajo que llevamos a cabo durante
todo el año con la mayor de las ilusiones y con el mejor de los compromisos.
Gracias.
Estamos
contentos. Burgos se incorpora hoy a la geografía
de los Premios Diálogo y se une en el mapa a las ciudades de Valladolid,
León, Zamora y Ávila, donde fuimos bien acogidos anteriormente. También a
aquellas otras localidades adonde hemos extendido en las dos últimas ediciones
el eco de estos premios: Ponferrada, Ciudad Rodrigo, Salamanca y San Pedro de
Gaíllos. Y con Burgos, anticipémoslo ya, vendrá de inmediato, a la vuelta del
verano, la comarca zamorana de Aliste como eco de este acto. Como verán, vamos
cumpliendo poco a poco uno de los objetivos de nuestra Fundación: extender el
radio de acción a toda la Comunidad Autónoma y al mayor número de localidades
posible, de acuerdo con cómo actúa también en sus menesteres más propios la
organización sindical a la que modestamente ensanchamos.
Estamos
contentos así mismo porque el jurado de esta décima convocatoria, tal y como comprobarán
acto seguido, ha venido a reconocer tres expresiones con las que sentimos una
fuerte complicidad y cercanía. La prevención de la violencia sexual y de género
y la promoción de la igualdad
resaltan en nuestros estatutos y riegan nuestras programaciones, con especial realce
en el capítulo que llamamos M de marzo M
de mujeres. Igualmente, nuestro Patronato aprobó este mismo año incorporar
regularmente la promoción del teatro
en centros escolares más allá de las representaciones que ya venían haciéndose
de forma esporádica o en reconocimiento a compañeros de viaje como el grupo Teloncillo. Y, por último, sobre nuestra tradición paseamos a menudo, en
particular sobre la que tiene un acento musical, y a nuestros actos, como en
esta ocasión, incorporamos sus manifestaciones más ambiciosas o contribuimos a
su sostenimiento; así lo hemos hecho recientemente con el álbum Tierra de nadie del grupo Castijazz.
En
fin, estamos contentos porque esas tres expresiones que acabo de reseñar, la
igualdad, el teatro y la tradición, con todos sus anexos, hablan bien de la
sociedad en la que trabajamos y en la que queremos seguir haciéndolo.
Hay un
clamor en ella por la igualdad, más
atronador que aquellos comportamientos que aún se enmohecen en la caverna de
las desigualdades. Es un reto decisivo para el futuro: combatir toda forma de
desigualdad, toda forma de precariedad y casi toda forma de frivolidad. Ésa es
también nuestra fe.
Hay, curiosamente,
un hervor teatral que se agita con
la misma intensidad con la que –paradojas– crece la farsa. Conviene, pues, separar
el grano de la paja en ésta como en tantas otras materias y cuidar de nuestros
auténticos dramas, a la par que desvelamos y ponemos en evidencia la falsedad.
Ésa es nuestra esperanza.
Hay una
necesidad urgente por reencontrarnos con nuestra
tradición para alejarla del tradicionalismo, que convierte aquella en
ideología y la pervierte en el campo de la banalidad. Es preciso ser antes que
estar, y en ese empeño nos implicamos y llamamos a hacerlo juntos. Ésa es, no,
no nuestra caridad. Ésa es nuestra demanda de rigor.
Quiero dedicar
ahora un espacio de la intervención a mis compañeros
y compañeras de Burgos. No sólo por su colaboración para sacar adelante
este lance y sobre todo por realizar propuestas que luego el jurado de los
premios ha tenido en cuenta. Quiero destacar que para la Fundación Jesús Pereda
Burgos se ha convertido en confortable estación de parada y fonda para nuestro
programa. Ahora mismo puede verse en la Biblioteca Pública de esta ciudad la
exposición Mujeres en conflicto, que
hemos producido al lado de la Junta de Castilla y León y de Caja Rural. Pero
aquí hemos estado también, a lo largo del último año, con proyecciones de cine,
con conciertos musicales, con presentaciones de libros y con debates tan
sustanciales como el que dedicamos el pasado otoño a las mujeres y el
sindicalismo. Ese bagaje nos debe permitir a unos y a otros mostrar orgullo
sano y constatar que transitamos en colaboración un camino provechoso. Para
nuestras organizaciones sin duda, pero también, y en primer lugar, para el
conjunto de trabajadores y trabajadores a los que dedicamos nuestro esfuerzo con
el fin de robustecer una cultura con apellido, cultura sindical.
También ese
terreno disputamos y es bueno que así sea. En las recientes convocatorias y debates electorales
hemos podido comprobar el lugar muy secundario que se destina a la cultura. Ese
abandono político contrasta con una imposición general de ciertas formas de
cultura que tienden a unificarnos y simplificarnos. He ahí por qué es
importante esta disputa. Quienes hoy recogerán nuestros galardones se alinean
igualmente en esa lid, como lo han hecho y hacen quienes les precedieron. Como
lo hizo Jesús Pereda, cuyo nombre
nos identifica. Es bueno citarle de vez en cuando porque muchos no pudisteis ya
convivir con él y es normal el desconocimiento. No hablamos de aquel futbolista
del Barcelona de los años 60, casualmente también burgalés, sino de quien fuera
Secretario General de CCOO de Castilla y León entre 2000 y 2003, con quien
mucho aprendimos y a quien honramos no sólo nominalmente sino con nuestro
trabajo.
Señalaremos
también que nuestros laureles son dinámicos, evidentemente. Hoy, por ejemplo,
junto al colofón de los Premios Diálogo, escenificaremos también la entrega de
premios a los ganadores del “IV Concurso de Fotografía sobre el Trabajo”,
vinculado siempre al mes de mayo, un mes obrero. Y haremos visible igualmente
un nuevo trofeo, si se puede decir así, para los primeros. En el origen fue una
escultura de la artista vallisoletana Concha Gay. Vino después una creación
cerámica de los artesanos de Portillo, también en Valladolid. Hoy estrenamos
una construcción en forja, creación del artista José Oré, que ejerce en la
comarca leonesa de Somoza. Crecemos, pues, con esa sucesión de oficios y de
paisajes.
Éstas son,
en fin, nuestras credenciales y lo son a la vez de los premios que amparamos.
Por resaltar sólo a quienes fueron premiados
a título individual, sepan que hoy el nombre de Sara Tapia se unirá a los
de Carlos Sanz, Catalina Montes, Chema Sarmiento, Manuel Jular, Manuel Sierra,
Rosa María Mateo, Luis Díaz de Viana, Eliseo Parra y Serafín de Tapia. No es un
catálogo menor. Al contrario, nos engrandece y nos conforta. Todos ellos, todas
ellas, como señalan las bases, son personas que han favorecido un avance social y cultural en nuestra
Comunidad Autónoma o que han trascendido los límites de la misma, defendiendo
los valores de la diversidad y la defensa de los derechos sociales y culturales
a través de su trabajo. Humildemente, esa es también nuestra misión y nuestra
devoción.
Texto leído en la entrega de los X Premios Diálogo de la Fundación Jesús Pereda, Burgos 31 mayo 2019