Páginas

domingo, 22 de septiembre de 2024

Teatro

            Repaso la geografía de ciudades que me circundan y no falta en ninguna de ellas un teatro. O sí, parece ser que en esta ciudad donde escribo y abrevo regularmente hace años que desapareció del paisaje ese equipamiento fundamental. Toda ciudad que se precie debe tener una iglesia notable, un palacio distinguido, un campo de fútbol, un bar con historia, una biblioteca inquieta, un museo de lo que sea… incluso un ayuntamiento. Y también un teatro. El teatro es ese espacio natural donde se finge la vida y sin teatro la vida es una simple anotación en el registro civil. La sola presencia de un edificio al que denominamos teatro ejerce una tarea pedagógica imprescindible, casi ni es necesario entrar en él porque de inmediato su visión corporal dispara las figuraciones. Así sucede en casi todas las ciudades que conozco, menos en León.

 

            En esta ciudad yo recuerdo dos teatros. Uno de ellos acaba de ser convertido en gimnasio, que es un establecimiento dedicado a fingir falsos cuerpos, no a moldear almas. Las almas las pule el teatro, el de la ficción y el de la vida. El otro, el que se pensaba destinado a grandes glorias cuando se hizo público, duerme un sueño casi eterno, como el príncipe Segismundo. Escucho de cuando en cuando reclamar la puesta al día de ese espacio hoy abandonado. Se reclama más por razones políticas que culturales. Lo suelen hacer quienes visitaban los teatros sólo cuando Concha Velasco encabezaba el cartel y poco les importaban las desventuras del Teatro Corsario o de otros grupos menores pero necesarios, los que, no sé, junto a una escuela, bien podrían nutrir ese escenario apolillado.

 

            Cierto es que programación teatral la hay gracias a la Universidad, a la iniciativa privada y a un Auditorio que no fue concebido como tal y ha acabado parasitado por la carencia de un coliseo para tal fin. Pero no es lo mismo. Hablamos del continente que, en este caso, comunica tanto o más que el contenido. Su déficit nos descubre una ciudad incompleta, triste, pobre.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 22 septiembre 2024

No hay comentarios:

Publicar un comentario