En la sección Tribuna del Diario de León del pasado día 12 de mayo, aparecía un artículo firmado por don Fernando de Arvizu bajo el título “Calidad en la enseñanza”. En el mismo, además de contenerse opiniones acerca de las propuestas educativas del Partido Popular, se hace referencia no bien intencionada a los movimientos de contestación a esa política afines, según el ex senador, al Partido Socialista. Pues bien, en lo tocante a esta Plataforma para la Defensa de la Enseñanza Pública y a los planteamientos que defendemos hemos de señalar:
- Miente Arvizu -y lo sabe- cuando ignora la trayectoria dilatada en el tiempo de esta y otras plataformas similares de ámbito estatal o regional. No se trata, por lo tanto, de organismos creados al efecto, si bien es cierto que las políticas intransigentes del Gobierno actual tienen la virtud de animar, a falta de otros cauces que merezcan su respeto, estas formas de expresión. Y miente también Arvizu -y lo sabe- cuando identifica a las organizaciones integradas en estas plataformas con el Partido Socialista. Además de la presencia de este Partido, en la Plataforma de León se incluyen actualmente cinco organizaciones sindicales, dos organizaciones políticas, dos federaciones de padres y madres de alumnos y un movimiento de renovación pedagógica, cada una con la ideología que las identifica pero con el denominador común de reivindicar la escuela pública (en lo que no coincidimos, evidentemente, con el PP); y cada una de ellas con sus afiliados, militantes o asociados que, juntos o incluso por separado en algunos casos, reúnen a un mayor número de personas que las que figuran como afiliadas al Partido de Arvizu en esta provincia.
- Dice el ex senador -y sabe que miente- que la llamada Ley de Calidad de la Educación “está siendo precedida de un amplio diálogo con los sectores sociales de la comunidad educativa”. Nadie mejor que él sabe que eso no es verdad, puesto que, a propósito de ese proyecto de Ley, los únicos debates públicos habidos en la provincia leonesa han sido dos mesas redondas promovidas casualmente por esta Plataforma. A una de ellas, celebrada el pasado día 2 de mayo, se había comprometido a asistir Arvizu en representación del PP, pero ni lo hizo ni tuvo la delicadeza (podríamos llamarlo también educación de calidad) de disculparse o de enviar en su lugar a algún otro miembro de su partido. Claro que lo mismo ocurrió con la mesa celebrada el día 9 de mayo, donde la invitada era doña xxx, y su comportamiento fue similar al anterior. Cabe preguntarse entonces con quién debate Arvizu y el Partido Popular. ¿Quizá con la patronal de la enseñanza privada? ¿Quizá con la iglesia católica? Si nos atenemos a los cambios que desde el original Documento de Bases se han introducido hasta llegar el anteproyecto de Ley así lo parece, pues no son otros que la gratuidad en etapas no obligatorias de la enseñanza, es decir, generalizar los conciertos en Educación Infantil, y reforzar la enseñanza de la Religión en la escuela de un Estado no confesional.
- Pero comportamiento y mentiras de este tipo son normales tanto en Arvizu como en el partido que nos gobierna, sobre todo si acto seguido se dispone de uno o de varios medios de comunicación para impartir doctrina. Porque no otra cosa es su artículo ni otra cosa en la Ley que lo fundamenta. Dice Arvizu, por ejemplo, que “no debería haber disparidad en el diagnóstico” de los problemas que hoy tiene la enseñanza y que nadie niega que existan; pero no descubre en qué análisis se apoyan sus afirmaciones sobre el fracaso escolar o la igualdad de oportunidades, por citar dos aspectos que él aborda con la frivolidad propia de quienes afirman que teníamos un problema y ya no lo tenemos. Aventajado alumnos, como vemos, el ex senador, que nunca se verá sometido, vistos su aplicación y esfuerzo, a seguir carrera política en itinerarios residuales. O tal vez sí para dejar paso a otros.
- Por último, apunta Arvizu -y casi seguro que miente- que “la Ley que en su momento se apruebe contendrá modificaciones y mejoras introducidas en el trámite parlamentario”. Tampoco en esto podemos estar de acuerdo, pues el objetivo primero de esta Plataforma es conseguir la retirada de un proyecto de ley que nace falto de un imprescindible análisis riguroso, de un Libro Blanco de la Educación que, además de identificar los conflictos, no ignore las causas de los mismos ni desprecie los éxitos alcanzados por un sistema educativo público que, contra viento, marea y ex senadores, ya es de calidad. En fin, toda una frustración para Arvizu no poder contribuir al trámite parlamentario, aunque una satisfacción relativa para quienes desconfían de discursos que no superarían una buena reválida en un debate público como aquel del que huyó el interfecto.
Publicado como Plataforma para la Defensa de la Enseñanza Pública en
Diario de León, 23 mayo 2002
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