Páginas

domingo, 3 de noviembre de 2024

Minas

            El eco de las minas no concluye, pero se desordena. Después de un tiempo de postración tras el fin definitivo de toda la actividad minera, su memoria material e inmaterial bulle sin orden ni concierto y hay una pugna encubierta por convertirse en centro de la misma. Se trata de encontrar un relevo económico que nunca será tal en su magnitud, aunque posiblemente no haya otro a corto plazo. De ahí que municipios de todas las cuencas, de acá y de allá, con ayudas de administraciones o sin ellas, persigan con mayor o menor éxito convertirse en foco de atracción turística y cultural.

 

            Enumeraré las iniciativas que conozco y seguro que alguna olvido: el Pozo María en Caboalles de Abajo, en fase de convertirse en Archivo de las familias mineras; el Pozo Julia y todos sus anexos en Fabero, declarado Bien de Interés Cultural en 2021; el Museo de la siderurgia y de la minería de Castilla y León en Sabero; el Museo de la Energía (Fábrica de la Luz) y la Térmica Cultural en Ponferrada; el Centro de Interpretación de la Minería en Barruelo Santullán (Palencia); y la Fundación Cultura Minera y museo en Torre del Bierzo. Recientemente han anunciado que se sumarán a esta lista el Instituto de Estudios Sangre Minera con un nuevo museo en La Robla y el Pozo Herrera I en Sabero que, al menos en otra onda, aspira a ser un Centro de investigación sobre la biología de la Cordillera Cantábrica.

 

            Dicho todo esto y sin cuestionar ninguno de esos proyectos, sólo cabe preguntarse si hay alguien al timón. Y se me ocurre responder que esa labor le corresponde, hoy por hoy, a la Consejería de Cultura y Turismo que, en lugar de estimular la competencia vía subvenciones, como hace así mismo la Diputación Provincial, debiera más bien cohesionar todas esas ideas, armonizarlas y abrazarlas, junto a otros enclaves relacionados y otras colateralidades, con una única etiqueta: paisaje cultural minero. Urge esa dirección, liderazgo, coordinación o como se le quiera llamar. Colegiada y participada, eso sí.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 3 noviembre 2024

No hay comentarios:

Publicar un comentario