Más empleo estable y mejor protección social es el lema con el que este año las organizaciones sindicales más representativas hemos señalado la celebración del 1º de mayo, entendiendo que tanto uno como otro objetivo son denominadores comunes de las aspiraciones laborales en el momento actual y responden, además, al núcleo del diálogo social que mantenemos abierto con el Gobierno y con las organizaciones empresariales. Supone, por lo tanto, toda una declaración de principios y un reforzamiento público de las tesis que sindicalmente defendemos en todo el ámbito territorial del Estado y en todos los sectores productivos. Así mismo, recoge las demandas básicas e irrenunciables de los trabajadores y trabajadoras de cara a una cita anual, la del Día Internacional del Trabajo, que es tanto festiva como reivindicativa.
Evidentemente, no resulta difícil enunciar, compartir e identificar en nuestro entorno inmediato los contenidos de fondo que se despliegan detrás del lema citado, a saber: reducir la alta temporalidad y los elevados índices de siniestralidad, combatir la discriminación laboral de las mujeres, fortalecer el sistema público de pensiones y establecer un nuevo derecho público de protección social para las personas en situación de dependencia. Estas cuestiones, que no agotan ni mucho menos el catálogo, tienen la suficiente entidad como para ser respaldadas por el conjunto de trabajadores y trabajadoras y por la sociedad española en general, pues constituyen a juicio de Comisiones Obreras una base imprescindible para el sostenimiento y desarrollo económico y social del país.
No obstante lo anterior, para resaltar aún más la importancia que una jornada de este tipo debe merecer entre los habitantes de la provincia de León, conviene añadir a todo ello alguna reflexión acerca del panorama provincial.
Justo es por supuesto demandar más empleo estable, pero también y sobre todo más empleo. Dos sectores emblemáticos para la economía leonesa, el campo y la minería, han sufrido en los últimos años unas caídas en el nivel de empleo y actividad que han generado una profunda depresión, cuyas repercusiones afectan también al espectro económico restante. Esos descensos no han sido compensados por ninguna de las ofertas políticas desplegadas como alivio: ni ahora los planes del oeste ni antes otras propuestas pintorescas han servido para combatir y contrarrestar esa dinámica. Por el contrario, los niveles de desempleo en León superan los de la media nacional y regional y los datos de población continúan con una hemorragia abierta sin visos de contención. Es más, se mire hacia donde se mire, el reguero de suspensiones o extinciones de empleo es seña de identidad en las estadísticas oficiales y afecta por igual, por poner algún ejemplo, al sector energético (LM), textil (Teleno), químico (Antibióticos), alimentario (Enervisa), hostelero (Reunec S.A.) o sanitario (Clínica San Francisco); ello sin olvidar toda una serie de pequeñas empresas del sector servicios que día a día nacen y mueren sin que exista apenas percepción pública del fenómeno.
No son buenas señales, como tampoco lo son, desde el análisis que CCOO realiza, la pérdida de calidad en el empleo que nos va quedando (bien se advierte en la minería de Laciana), las cotas de temporalidad (notables en las administraciones y en empresas de servicios), los índices de accidentes laborales con resultado fatal (21 fallecidos durante el año 2004), la tendencia monopolística en algunos sectores productivos (carbón, graveras, construcción, etc.) o la casi inevitable pérdida de la condición europea de Objetivo 1 a la hora de recibir fondos comunitarios. Nos entretenemos, eso sí, en dibujar líneas a veces caprichosas sobre los mapas, fiando en que las vías de alta capacidad, velocidad o prestación se puedan convertir por sí solas en bálsamo y maná, con una óptica tan ilusoria como la que hace del turismo rural fuente de un desarrollo local evidentemente endeble.
Se dice, por otro lado, que la provincia se geriatriza, lo cual, siendo cierto, es una razón más para demandar mejor protección social, no sólo en el sentido de asegurar la dignidad y pervivencia de las pensiones, sino por la repercusión que también tiene sobre el empleo. La necesaria atención a las personas en situación de dependencia como un derecho universal debería garantizar, además, la conversión en puestos de trabajo reales de toda esa bolsa de caridad, familiar generalmente y protagonizada casi en exclusiva por mujeres, que suple hoy en día la ausencia de respuestas sociales organizadas. No es ése el único futuro posible para esta provincia, naturalmente, pero es una realidad más objetiva y apta para ser articulada que la obcecación que algunas instituciones muestran por hacer coincidir el mapa de sus juegos con el territorio sin que ni uno ni otro se modifiquen o consigan sobrevivir a las polémicas.
Lo paradójico de todo esto surge del contraste con los datos hechos públicos este mismo mes por el servicio de estudios de Caja España, donde se concluye que los leoneses tienen depositados en los bancos y cajas 9.259 millones de euros, un 17% más que en 2003. El informe confirma que en valores absolutos León es la provincia de la Comunidad Autónoma con un mayor volumen de dinero depositado en el sistema bancario; incluso el incremento de un año a otro es superior al conjunto del país, donde se limitó al 13,06%. Así que a lo mejor la situación no es tan dramática; o tal vez sí por eso mismo, porque formamos parte de una provincia que hace ricos pero no riqueza.
Citemos por último el dato positivo de la afiliación a la Seguridad Social y de la Encuesta de Población Activa, que nos advierten de una tendencia favorable sostenida durante los últimos doce meses. Con todas las reservas con que deben ser observados estos índices, se enuncian aquí porque nada hay más lejano que el catastrofismo en las reflexiones que la Ejecutiva Provincial de CCOO propone. Muy a la inversa, de la suma de todas ellas sólo debe concluirse la oportunidad de que en este 1º de mayo las trabajadoras y trabajadores leoneses sumen su voz y sus demandas en la calle para provocar un necesario cambio de signo económico y social en la provincia y, solidariamente, en el conjunto del Estado y en todos los lugares del planeta.
Publicado en Diario de León, 30 abril 2005
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