Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 14 de diciembre de 2025

Jóvenes

            Se habla de la juventud a la ligera, pero categorizando. Se insiste en las dificultades a las que los jóvenes han de hacer frente para emanciparse. Se les tilda de desinformados y de adoptar posturas políticas y sociales reaccionarias. Se les dibuja, en fin, como una realidad nueva y sorpresiva, como si no hubiese existido antes esa etapa de la vida y no hubiésemos pasado por ella cuantos hoy nos asombramos por cómo son esos jóvenes. Convendría ampliar el foco para ser un poco más atinados en nuestro juicio. Citaré únicamente dos muestras.

 

            Para empezar, baste una mirada cercana en el territorio. En 2003 un diario local publicaba la siguiente información: “El 30% de los alumnos de Ponferrada cree que el sexo no consentido en la pareja no es violencia”; y seguía: “Casi el 50% de los jóvenes de sexo masculino considera que se puede justificar al maltratador”. ¿Por qué tenemos entonces la sensación de que esas opiniones recalcitrantes son solo fruto de hoy en día? ¿Quizá porque olvidamos cómo fuimos y no hemos progresado lo que pensábamos que habíamos progresado?

 

            Y, para seguir, algo un poco más distante. Leo una entrevista con Greg Norton, miembro del grupo Hüsker Dü, una mítica banda de hardcore que, según la crítica, cambio el rumbo del rock alternativo en la década de los 80. Dice, entre otras cosas: “No es que fuésemos unos chicos airados, sólo nos sentíamos frustrados. En aquel momento ser joven podía ser duro”. Aquel momento era la era Reagan. ¿Por qué entonces consideramos que es la juventud actual la única que padece un contexto adverso? ¿Quizá porque los miramos con nuestros ojos de seres maduros revenidos?

 

            Tal vez, como apunta mi amigo Alberto Novoa, debiéramos desprendernos de la visión romántica o nostálgica para reconocer que sí, que hay jóvenes solidarios, inconformistas, abiertos, integradores y conscientes de las desigualdades sociales. Más o menos como fuimos y en los mismos porcentajes que lo fuimos.

 

Y que medios y redes no dieran tanto la matraca.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 14 diciembre 2025

domingo, 7 de diciembre de 2025

Tuna

            Hace unos días, como parte de la orgía del Black Friday, el gobierno autonómico declaró la tuna Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial. Al parecer, por su valor histórico y social. Continúa así en la línea de lo que en febrero de 2024 perpetró con la llamada Pirámide de los Italianos, un monumento fascista sin ningún valor artístico ni arquitectónico, un insulto a la historia y a la memoria. De seguir por ese camino, no tengo dudas de que antes de que concluya la legislatura el siguiente eslabón en el oprobio cultural será el Toro Jubilo de Medinaceli.

 

            Contrastan estas frivolidades y vértigos en los trámites administrativos para otorgar etiquetas a lo que sea que pase por la cabeza del Consejero con lo padecido por la ciudad de Ponferrada, que consiguió el reconocimiento también el pasado mes de noviembre, cincuenta años después de que se instara una primera solicitud al efecto. Pirámides y bandurrias son preeminentes, no cabe duda, a pesar del patrimonio histórico y artístico que se reúne en la ciudad de El Bierzo.

 

            En el caso de la tuna, se destacaba, entre otras veleidades, su “dimensión artística” y que “promueve el compañerismo, la amistad y la inclusión”. También el turismo, podríamos decir, el de la tuna y el de los entornos por donde pasa, aspecto nada despreciable en una Consejería que, junto a la Cultura, se ocupa así mismo de ese Turismo. Una mezcla política y una manera de entender lo que quiera que sea cultura. Quizá por esa razón, por esa dichosa mixtura, se eligió la semana de las gangas para hacer oficial el blasón a la rondalla, una especie de oferta de última hora en el escaparate comercial prenavideño.

 

            Tal vez la tuna tuvo algún sentido en sus orígenes y hasta el siglo XVIII, cuando se apagó, pero hoy es sólo una reliquia del romanticismo decimonónico y de la memez que nos entró con el landismo, esos tiempos antiguos, como otros, en los que nos hemos instalado. Contra ellos precisamente se eleva la cultura, ese aire que todavía respiramos.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 7 diciembre 2025