Lo
cierto es que el libro ya no figura como tal en el organigrama de la
Administración del Estado. Como quien no quiere la cosa, la marea de reformas
ha subsumido la difunta Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas en
la de Políticas e Industrias Culturales y, apellidada en último término, del
Libro. Así que apartémonos en esta entrega siniestra de los titulares, análisis
y opiniones que atienden debidamente al glosario de ajustes, recortes y otras
amputaciones que nos asfixian y observemos este rincón simbólico de la poda. Y
sírvanos para ello un discurso de Federico García Lorca en la inauguración de
la biblioteca de su pueblo en septiembre de 1931, cuando señaló: “No sólo de
pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no
pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí
violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin
nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a
gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres
sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es
convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de
una terrible organización social”. ¿Por qué tenemos la impresión de que ese
maquinismo y ese esclavismo están en marcha? ¿No tendrá algo que ver en ello
decisiones como la aquí comentada, unida a la merma de recursos en la educación
pública y a la próxima degeneración de la televisión también pública (ya
padecimos el regreso de Ana Obregón de la mano de José Luis Moreno)? ¿Cuál fue
la razón para no cerrar durante las pasadas navidades las instalaciones
deportivas municipales y sí en cambio algunas bibliotecas? ¿A cuento de qué
resultó desierto el XLI Premio de Poesía González de Lama? ¿Qué relación tiene
con todo esto la mosca gigantesca colgada al lado del Archivo Histórico
Provincial?
Publicado en La Crónica de León, 13 enero 2012
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