Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

domingo, 25 de junio de 2023

Aparcados

            Más se habla de aparcamientos, más presente se nos hace el automóvil. No importa que los califiquemos de disuasorios o que se planifiquen para dar uso a solares muertos, todo aparcamiento es señal del triunfo de un modelo urbano dudosamente amable. Nada hay más feo que un aparcamiento: si se exceptúa alguna instalación levemente vestida de color, no conozco ningún enclave de ese tipo que resulte habitable. Al contrario, afean aún más sus inmediaciones gracias a ese tumulto de vehículos reinando amontonados en el paisaje. Y aunque aparcar suponga la inmovilización de los vehículos, nada anima más a su uso que la multiplicación de lugares para depositarlos con facilidad. Aunque en muchos casos el precio por hacerlo resulte claramente abusivo.

 

            En la reciente campaña de las elecciones municipales se oyó hablar de ellos, naturalmente, y asustaba la facilidad con la que aparecían en el discurso como solución supuesta para cualquier hueco urbano deshabitado, daba la impresión de que no hubiera alternativa. Incluso hace escasos días un periódico local anunciaba la conversión de un vertedero ilegal en un nuevo aparcamiento como una forma de dignificación del suelo. Tampoco parecía haber otra opción para el rescate de ese vacío degradado. Este afán por adecuar estacionamientos confirma que todo otro interés por reducir emisiones en las ciudades o por desterrar de ellas el tráfico son simples brindis al sol. El coche sigue siendo el protagonista de casi todas las decisiones.

 

            Y lo será más aún si observamos las nuevas corporaciones, donde se han incorporado con mando en plaza individuos de lo más motorizado. Parece que se ha fracasado también en eso: no hemos sido capaces de explicar que algunas decisiones restrictivas venían a construir una vida futura mejor. Quizá la única vida posible. Así que se intuye barra libre para una nueva invasión motora sin límites hasta el total colapso. Hasta dejar definitivamente aparcados a los andantes para conceder satisfacción a los rodantes.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 25 junio 2023

domingo, 18 de junio de 2023

Pensamiento

            El calendario ha unido dos pérdidas irreparables para el pensamiento: el sociólogo francés Alain Touraine y el filósofo italiano Nuccio Ordine. Sus muertes, más o menos inesperadas, no representan un fin en sí mismas, por más que la costumbre de verlos, de leerlos, de escucharlos, de reconocerlos en algunos, pocos, informativos quede absolutamente desangelada hasta que otros nombres los sustituyan. Ocurrirá sin duda, siempre sucede así por fortuna, el pensamiento se releva a sí mismo incluso en medio de la adversidad. Por eso, en lejanos tiempos, la humanidad, o lo que fuese aquello, supo viajar desde Atapuerca hasta Altamira, y esa evolución no sólo supuso un cambio trascendental en la sonoridad y evocación de los topónimos, fue también una progresión en el pensamiento humano.

 

El ser humano, entre otras obligaciones que contrae en la vida por el simple hecho de vivir, está llamado a remedar esa misma evolución en el entorno justo que le sea dado. De lo contrario, el itinerario vital toma un sentido opuesto al natural y nos lleva de Altamira hacia Atapuerca. Esto es lo que pasa con las guerras, sin ir más lejos, o con todo tipo de violencia o necedad. También, sin llegar a esos extremos, cuando convertimos nuestro ejercicio de generación de ideas en un pensamiento-ikea, es decir, una forma de pensar acomodaticia, que es adonde nos conducen ciertas pantallas, ciertas redes, ciertos mensajes, ciertas actitudes personales que no persiguen la verdad, sino solamente ver lo que uno quiere ver.

 

De ese pensamiento-ikea, que amolda todo a conveniencia, tanto da los derechos humanos que la salud pública, el clima que el sexo, se sirven los predicadores en general y los vicepresidentes de la nada en particular para promover ideología, cultura y comportamientos que toman como norte no tanto al neandertal o sapiens cántabro como al antecessor burgalés. Da la sensación de que esto abunda en estos tiempos y nos sentimos abrumados, a pesar de que el pensamiento nos redime siempre.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 18 junio 2023

sábado, 17 de junio de 2023

CARLOS SUÁREZ: Viático

EL AUTOR

 

            Carlos Suárez es periodista y ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en Televisión Española. Fue director de la revista Margen y del Grupo Editorial Margen que, a principios de los años 80, publicó una docena de títulos, entre ellos Max, una obra de teatro de Juan Benet. Viático es su cuarta novela, tras La muerte zurda (2004), Una mujer en Pigalle (2016) y Vermeil (2022).

 

EL LIBRO

 

            Viático es una novela negra que relata una sucesión de asesinatos en serie y en la que el autor utiliza los códigos del género (el asesino, la víctima, el móvil, la oportunidad, el crimen) para ensayar una suerte de reflexión sobre la vida, el azar, la culpa, la enfermedad, la muerte y Dios.

 

EL TEXTO

 

            “Durante treinta años no he dejado de maldecir a esa adolescente puritana y pacata, sin poder evitar comprender a la vez a la Monique que contempla la silueta de los dos hombres en la ventana, las sombras apenas transparentadas a través de la tela de las cortinas y, sin embargo, inequívocas; a la muchacha que espía la escena -la figura de Héctor arrodillada ante Bastida-, asiste a la constatación de esa realidad que le resulta imposible soportar”.


domingo, 11 de junio de 2023

Talento

            Un nuevo término se ha incorporado recientemente al catálogo de lugares comunes: el talento. Y lo ha hecho con intensidad más que notable, lo que nos advierte sobre su posible vacuidad casi sobresaliente, tal y como suele ocurrir con esas palabras-comodín que llegan, nos abruman y se van. Se reclama talento, se persigue su recuperación si se nos evadió o se proclama su defensa frente a quien nos lo hurta. Nadie piensa en que el talento busca su acomodo en las circunstancias más favorables para su impulso y en que quizá sería más conveniente trabajar sobre esas circunstancias: es decir, dar trigo antes que predicar. Esa pintoresca convocatoria de la Junta de Castilla y León para captar investigadores que hayan ganado el Premio Nobel a cambio de contratos de 6 a 12 meses es una muestra de la ausencia de talento en quienes la firman. O la que también ha publicado recientemente el gobierno gallego para favorecer el camino de vuelta de ese talento mediante el billete pagado de avión, una ayuda de 1.300 euros y un contrato de 12 meses. ¿De qué estamos hablando? ¿Cuál es el precio, ya no el valor, del talento?

 

            Con las personas talentosas sucede exactamente lo mismo que con aquellas otras que no lo son, no hay diferencia, todas pretenden las mejores condiciones para su trabajo y para su vida. Es básico en sentido político atender a esas condiciones como paso previo a cualquier otra declaración o iniciativa gratuita. Como lo es sin duda fomentar los requisitos para que el talento general medio crezca. Al menos conseguiríamos así que también los gobiernos, ciertos gobiernos, esos gobiernos, actuasen con algo más de juicio en sus análisis, en sus opiniones y en sus llamamientos. Por otro lado, si el talento es tal, huiría más aprisa aún de una tierra que, en virtud de su actual gobierno y de sus obras, desprecia la ciencia y la cultura, el diálogo y el progreso, y prefiere el odio, el rechazo de lo diverso y la tuberculosis feroz. Exactamente la antítesis de la inteligencia.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 11 junio 2023

domingo, 4 de junio de 2023

París

            He vuelto a París para reencontrarme con mis amigos: con Christophe, con Christine, con Françoise, con Julie… París sólo fue el decorado, todo lo vistoso y sugerente que se quiera, pero no lo sustancial. Si alguna vez lo fue, tal vez eso ocurrió en nuestra imaginación, en nuestros ensueños jóvenes. Luego, cuando se hizo material, fue tomando cuerpo en otros cuerpos sucesivos y ya nunca más fue esa ciudad grandiosa sin esa otra corporeidad adquirida gracias a la amistad. Y al amor. Tanto es así que no necesita uno distraerse por sus calles para sentirlas si la compañía lo llena todo, porque París es sólo una metáfora, un espacio singular donde habitan sentimientos compartidos. De hecho, sentado hace unos días en una terraza de Salamanca con mi buen amigo Jósean, pensé por un momento que aquello era Saint-Germain-des-Prés y que el Cafetín Scherzo bien podría haber sido el Café de Flore. Porque me sentía muy acompañado. Lo mismo me ha sucedido otras veces en Burgos paseando con Henar o con Capi por la ribera del Arlanzón, como si de una rive gauche se tratara. O cuando gustaba de viajar a Soria y me entretenía por la Alameda, como quien deambula por el Jardín de Luxemburgo, mientras aguardaba entonces la llegada de Isolda, de Javi, de Cristina, de Ana… cada cual a su manera y en su mismidad. Valgan, en fin, para ilustrarlo, estos nombres y estos lugares corrientes sin entrar en el coro de cámara más próximo y eterno, sobre quienes mucho habría de contarse. Como decía el escritor Ray Loriga: “la amistad tiene mucho en común con el amor. Es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos”.

 

            El caso es que ese sentimental podrido volvió a recorrer las calles del viejo París, en plan canción de Solera, mientras en España supuraban las urnas su resultado electoral y otros daños. El paseo culminó, inevitablemente, en el altar de dios Gainsbourg, rue Verneuil, que pronto será visitable para mayor gloria del turismo asiático. Ya sólo quedará entonces el refugio en su tumba de Montparnasse.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 4 junio 2023