Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

martes, 27 de diciembre de 2022

A propósito de la investigación sobre el franquismo


      Las investigaciones sobre el franquismo y su entorno político, social y cultural constituyen uno de los principales campos de trabajo para los historiadores e historiadoras en la España actual. Cerca de cincuenta años después de la muerte del dictador y más de ochenta años después de la guerra española, esto sigue siendo así. Quizá porque se trata de una etapa de nuestra historia sobre la que menos luz se ha arrojado desde numerosos ángulos (sobre todo desde el educativo), con la clara intención de llevar a cabo algo así como un borrón y cuenta nueva. Desde luego, el compromiso de la Historia no puede ser ése.

      Así lo han venido a demostrar las más de doscientas personas asistentes y las ciento cincuenta y cinco comunicaciones presentadas en el XI Encuentro Internacional de Investigaciones sobre el Franquismo, que tuvo lugar en la ciudad de León el pasado mes de noviembre. Esas comunicaciones procedían de ochenta universidades, quince de las cuales eran extranjeras. Y de todo ello da testimonio así mismo el manifiesto titulado “El conocimiento de la historia del siglo XX es imprescindible para comprender y mejorar el presente”, que fue corroborado por todas aquellas personas asistentes al Encuentro que plasmaron con su firma el apoyo a su contenido.

 

     No se trata aquí de repetir el catálogo de asuntos abordados, todos ellos más que jugosos y que iluminan sendas futuras para el trabajo, sino de lanzar una onda al aire que prolongue como un eco la importancia del Encuentro. Las citas pasan, pero las sustancias permanecen. Pronto llegará otro eco más: a principios del año 2023 se podrá acceder de un modo universal y abierto a las actas de todos los encuentros anteriores, los diez encuentros que se extienden a lo largo de treinta años. Esto es más que relevante. Y pronto también podrán leerse las comunicaciones que en el Encuentro de León se presentaron. El conocimiento al alcance de todos y de todas. Ese es en verdad el objetivo último de una reunión científica como la que se vivió en nuestra ciudad.

 

     Una reunión que por primera vez llegaba a nuestra geografía, a la geografía toda de esta Comunidad Autónoma. La Universidad de León y la Fundación Jesús Pereda de CCOO, sus organizadores, no son, pues, circunstanciales en la materia, sino núcleo de la misma, y han convertido a la ciudad de León en eje nacional de todo ello. También esto es más que notable. Es el trabajo el que nos hace sustanciales. A esa cualidad contribuyeron, no lo olvidemos, terceros que colaboraron para extender en el tiempo y en el espacio el espíritu del Encuentro. Nos referimos al Ayuntamiento de León, al Área de Actividades Culturales de la ULE y al Museo de León. Su abrazo cultural nos dio aún mayor empaque y acercó el saber a toda la ciudadanía leonesa sin que fuera necesario aventurarse en el campus. No ignoramos tampoco la colaboración imprescindible prestada por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática.

 

 

     No pecamos de falta de modestia si afirmamos que ha sido una tarea no menor. Así por la magnitud de la empresa como por el momento en que se ha llevado a cabo. Asumimos esta responsabilidad a finales de 2019, al clausurarse el Encuentro precedente celebrado en Valencia. A esa fecha le siguieron acontecimientos y sucesos absolutamente imprevisibles: una pandemia, una guerra en Europa y la entrada de la extrema derecha en el Gobierno de Castilla y León, entre otros. Nada nos detuvo y supimos hacer frente a los elementos. En particular al último de los citados, que supone un reto decisivo para nuestra democracia. Frente a quienes pretenden callar o reescribir la historia a su favor, nada hay más importante que la investigación y el estudio riguroso. No fueron sólo Madrid o Barcelona como grandes urbes las que sufrieron la guerra, la dictadura y todas sus consecuencias, tal y como de una forma simplificada se hace ver en algunas ocasiones. No, también el dolor y la represión llegó hasta los últimos confines de nuestra tierra más cercana, esa que ahora vuelve a padecer el discurso rancio de quienes resurgen del pasado para impedir el progreso. También en ello hemos hecho hincapié en nuestro Encuentro y lo seguiremos haciendo en cuantos otros ecos del mismo nos nazcan.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 27 diciembre 2022

domingo, 18 de diciembre de 2022

Cuento

            Tengo un problema: soy un inadaptado social. Y lo soy más en este mes de diciembre, cuando las costumbres sociales, más o menos mediatizadas, agudizan mi incomodidad. Confesaré, para empezar, que durante esa montaña rusa de principios de mes no me moví del barrio. Es decir, no aparecí en ningún telediario porque no me humillé en ningún aeropuerto, porque no me sumé al trajín de las estaciones ni formé parte de esas caravanas de vehículos que van y vienen de forma escalonada, según repite año tras año la misma periodista de siempre situada en el mismo puente de siempre sobre la misma autovía de siempre. Tampoco fui a esquiar, ni me hospedé en una casa rural en crisis ni anticipé ninguna compra que llaman navideña. Por no viajar, no fui ni tan siquiera a Hungría para pasar unos días con mi hijo. No, me quedé en el barrio como un yonqui de los años ochenta deambulando por esas calles hasta perderse en la niebla. Soy un Albert Pla de andar por casa, un excéntrico. A saber cómo reaccionaré cuando lleguen las navidades.

 

            Un año se me ocurrió viajar hasta el Monte Perdido y descubrí que era más bien un monte hallado y hollado por una inmensa multitud de la que también yo formaba parte. Me sentí incómodo, un intruso, ahí empezó uno de mis procesos de inadaptación social. Hay otros. Desde entonces, miro a los destinos que se me dibujan en el mapa con sumo respeto. Tanto que por lo general ni me muevo del barrio. Este último verano, tomando un café con un buen amigo en una terraza, me preguntó si tenía algún plan estival. Le respondí que no, que no hacía planes, que ya había ido a todos los lugares que alguna vez deseé visitar. ¡Ah! -replicó- ¿Entonces habrás estado en los cinco continentes? No dije nada, me di cuenta de que para muchas otras personas como yo lo normal es viajar de continente en continente hasta agotar el catálogo. O ir a Vigo para ver lucecitas, sin ir más lejos. Pero no, di la vuelta para regresar a casa y en el camino me encontré con un yonqui. Era yo mismo.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 18 diciembre 2022

domingo, 11 de diciembre de 2022

Boca

            Hubo un tiempo dichoso en que todas las imágenes de la boca se resumían en un poema firmado por Miguel Hernández: “Boca que arrastra mi boca, boca que me has arrastrado”. Fue largo ese tiempo y provechoso. A él vino a sumarse después, para prolongarlo, una melodía también jugosa de David Broza: “Yo no quiero más equipaje que el misterio de estar en tu boca”. Y éramos felices ingenuamente.

 

            De súbito, toda esa lírica se ha desvanecido ante el estallido de la salud, cuya efervescencia corre en paralelo curiosamente a la merma de la sanidad que nos atiende. Hasta un joven danés, biólogo molecular él, acaba de publicar un libro que se resume en la siguiente sentencia: “Mantener tu boca limpia es de las pocas cosas fáciles que puedes hacer para alargar la vida”. Y, a su lado, todos los mecanismos abundantísimos de la publicidad llevan de hecho una larga temporada haciéndose eco de ese tipo de mensajes sin permitirnos ninguna escapatoria. ¿Qué puede hacernos sentir más culpables que leer un titular como el que sigue: “Infarto, cáncer, alzhéimer… Así aumenta la mala salud de sus encías el riesgo de sufrir otras enfermedades”? Ese doloroso empeño por convertir todo lo placentero en arriesgado o dañino directamente es viejo y perenne, pero nunca lo habíamos sentido con efectos retroactivos hasta el punto de derrumbar nuestras devociones.

 

            Si uno se para a pensar, casi dan asco los besos que fueron, las salivas que se compartieron y los labios que apenas se rozaron. Como si el amor fuese un intercambio de bacterias y un matrimonio de infecciones. Incluso he descubierto en mi última visita al odontólogo que acaba de fundarse la Casa de las Encías, definida como la casa de todos los implicados y preocupados por la salud bucodental. No hay escape, pues, ni hay mares del sur donde soñar ni poesía donde esconderse. Sólo nos queda encontrarnos en la consulta para hablar de nuestras gingivitis y descubrir la complicidad en el sarro y en las endodoncias hasta que la muerte nos separe.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 11 diciembre 2022

domingo, 4 de diciembre de 2022

Canciones

            El fallecimiento de Pablo Milanés ha recuperado el valor de las canciones y el de sus compositores. Cuando es suficiente con una máquina, ciertos mecanismos de inteligencia artificial y una imagen para triunfar en el confuso comercio musical, la reivindicación del cancionero resulta más pertinente que nunca. Al fin y al cabo, adocenadas por el mercado, las audiencias consumen en lugar de escuchar, reproducen en lugar de emocionarse y desechan en lugar de conservar en su acervo cultural cuanto la música es capaz de aportarnos. La canción, en cambio, conmueve y se liga a la vida para siempre. En palabras de Luis García Montero: “Las letras de canción salen / de unos labios, se extienden por las salas / de conciertos, por las alas inmensas de / las grabaciones, por la cultura y las inquietudes / de un país, y luego se quedan flotando en la memoria, / hasta que vuelven a unos oídos o unos ojos, / convertidas en asunto personal, en viva voz callada / del recuerdo. La memoria vive en las huellas / que deja el tiempo sobre la arena, o en los estribillos / que dejan las canciones sobre la historia”.

 

            Lo cierto es que, desde la cuna a la tumba, el itinerario vital se escribe también con canciones: nanas, espirituales, cantos de trabajo, de amor, baladas, cantos litúrgicos, himnos, villancicos… Hay canciones de arte y ensayo, hay canciones de redención y de combate y hay, por supuesto, canciones de vida y de muerte. Podríamos parafrasear al mismísimo Aristóteles y concluir que el ser humano, además de ser un animal que habla, es con casi la misma intensidad un animal que canta. Diríamos más, cuántas de nuestras experiencias fundamentales no incorporan la melodía de una canción que las identifica con una marca indeleble. El recuerdo, de hecho, nos funciona con canciones que nos permiten revivir lo que fuimos en otros tiempos. Incluso hasta dolernos, como bien apunta Benjamín Prado: “todas las canciones terminan por ser tristes, por ser la banda sonora de algo que has perdido”.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 4 diciembre 2022

jueves, 1 de diciembre de 2022

RAÚL GARCÍA: El sindicalista infiltrado

EL AUTOR

      Raúl es Ingeniero Superior de Informática especializado en Big Data y Data Science. Ha trabajado en Telefónica I+D y en INDRA ISTI en proyectos de Big Data. Luchador incansable en contra de la precariedad laboral con CCOO, ha sido presidente del Comité de Empresa en Telefónica I+D y en Indra. Durante los últimos años fue responsable de CCOO Servicios Valladolid y actualmente Delegado provincial de CCOO Valladolid.

EL LIBRO

      En julio de 2019, Raúl García Agudo, responsable de la sectorial de servicios de Comisiones Obreras en Valladolid en aquel momento, irrumpía en las redes sociales y los medios de comunicación con su infiltración en el proceso de selección de Glovo. Compartió por redes sociales los abusos y la precariedad laboral de los nuevos trabajos de la economía de plataformas. Las noticias que se hicieron eco de la actuación sindical de Raúl y de su denuncia de las condiciones de esclavitud de los riders de Glovo se refirieron a él como “El sindicalista infiltrado”. Este ensayo nos muestra las condiciones extenuantes e indignas de trabajo, y lo que ocurre en este tipo de empresas para que la próxima vez que abramos la puerta a uno de estos riders sepamos perfectamente a la explotación a la que está sometido diariamente.

EL TEXTO

     "El reconocimiento laboral de los riders como trabajadores implica, entre otros muchos aspectos, el derecho de representación sindical y esto abre un fundamental espacio de representación, reclamación y defensa de los trabajadores ante la dirección de Glovo que conseguirá torcer el brazo al gran unicornio español en todos sus frentes. Esta vez también desde dentro".