Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

domingo, 30 de mayo de 2021

Demagogia

            Se llama demagogia a la práctica política que consiste en ganarse el favor popular con halagos, por lo general acudiendo a los sentimientos más elementales. La padecemos con frecuencia y no creo que sea necesario señalar a nadie.

 

            Sin embargo, la utilización del adjetivo demagógico, al margen de su literalidad, se ha empobrecido bastante, como la propia política, y suele utilizarse, mal, cada vez que se pretende poner en evidencia los argumentos, todos, del contrario. Forma parte ya del catálogo de improperios gratuitos. Así pues, aviso: voy a ser demagógico en lo que sigue.

 

            Tengo el vicio, uno más, de revisar semanalmente los acuerdos que adopta el Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León. Es interesante sobre todo porque la relación va más allá de lo que se relata en las subsiguientes ruedas de prensa, convertidas más bien en propaganda para lucimiento de portavoces o para el interrogatorio sobre el monotema de los tiempos actuales. De manera que, revisando lo que se acordó hace poco más de una quincena, di con la concesión de dos subvenciones, enunciadas una tras otra para llamar más la atención. La primera de ellas, por importe de 326.000 euros, se concedía a la Fundación Toro de Lidia para organizar un circuito de novilladas. La segunda, de 90.000 euros, si bien añadida a otra anterior de 60.000 euros, se concedían a la Universidad de Burgos y a la Fundación Atapuerca para las campañas de excavación en ese yacimiento durante el presente año. Como las novilladas, también para ser lidiadas de mayo a octubre de 2021.

 

            No sé si alguien puede explicar esa descompensación tan evidente entre lo que se dedica a matar animales y lo que se entrega al conocimiento. Claro que, si bien lo pienso, tal vez no sea yo el demagogo al poner de relieve estas cuestiones. Las subvenciones al fin y al cabo son también otras suerte de halago, económico, que asegura favores y votos. Y ya sabemos que lo de los toros es muy de derechas. Mucho más, desde luego, que el homo antecessor.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 30 mayo 2021

domingo, 23 de mayo de 2021

Falla

            Nos enseñaron que la fractura de la corteza terrestre y el consiguiente deslizamiento de uno de sus bordes es una falla. Cuando una falla está activa el peligro sísmico es considerable y así nos lo explican cuando sucede un movimiento de ese tipo, sea cual sea su grado de intensidad. Y siempre, como poco, despierta inquietud.

 

            Defiendo aquí que en nuestras vidas cotidianas se ha producido, a causa de la pandemia y de sus secuelas, una agitación de esa naturaleza, una auténtica falla, cuyo reacomodo aún está por expresarse del todo. Las vidas perdidas y los dolores sufridos son su primera y más cruel evidencia, pero pocos rasgos del existir escapan de la sacudida. Se han producido grietas en el mundo laboral que serán persistentes; grietas y alejamientos en nuestras relaciones personales; fisuras en el común fluir del ser; incluso hendiduras en el sistema neuronal de los más lúcidos. Nuestra percepción del tiempo, esa magnitud convencional, tampoco se salva del bárbaro vaivén, y entre confinamientos, suspensiones, moratorias, prórrogas y otros procesos diferidos el calendario anda buscándose a sí mismo desesperadamente. Hay quien lo resuelve con suma facilidad: la Iglesia Católica, sin ir más lejos, decide que sea jacobeo también el año 2022, aunque no caiga en domingo el 25 de julio, y las autoridades valencianas trasladan sin empacho sus fallas al mes de septiembre, aunque no alumbre entonces la primavera. A saber qué piensan de todo ello los santos Jacobo y José.

 

            De manera que si estos bailes son posibles por el artículo treinta y tres, cabe preguntarse por qué no servirnos con más razón aún del alboroto habido en nuestra existencia para entrar a saco en esa convención llamada tiempo. Redefinamos la jornada, los horarios, sus husos, las horas punta y las horas valle, el tiempo entre costuras y el tiempo muerto, el dichoso prime time, el tiempo sin tiempo, la máquina de Wells, la apertura, el cierre y la carta de ajuste. Ajustemos en fin la falla en nuestros relojes.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 23 mayo 2021

domingo, 16 de mayo de 2021

Vacío


            Reivindico el vacío. Al menos el derecho al vacío como una construcción teórica en medio del afán por lo lleno. Es decir, garantizar la elección a vivir en el vacío sin que ello suponga ni una renuncia ni una discriminación.

 

            Se clama contra lo vacío o lo vaciado, sin duda alguna con razones justas, aunque ese grito oculta su envés, el de lo lleno, por lo general lo excesivamente lleno, que al cabo es tan o más pernicioso en términos individuales que lo deshabitado o lo levemente poblado. Si hay una España vacía o vaciada es así porque hay otra España colmada o repoblada, lo cual, si algo o alguien velara por el equilibrio y por la equidad, no habría de ser negativo en sí. Menos aún si la elección del asentamiento fuera realmente libre. Por eso mismo en esta sociedad saturada reivindicar el vacío es reivindicar la libertad.

 

            Ahora bien, no reclamo ermitaños ni comunas autosuficientes de idealistas trasnochados, que también, sino la posibilidad al alcance de cualquiera de decidir ocupar un espacio vacante sin aspiraciones a verlo repleto o a que se lo rellenen. Desde luego a que no se lo colmen con molinillos ni espejos solares ni especies biocombustibles ni turistas accidentales por el hecho de haber sido antes desocupado. Es el derecho de las minorías. Tan estimable como el de las mayorías. A unas y a otras el mismo derecho y el mismo deber, la obligación de un Estado o lo que sea eso donde vivimos.

 

            Necesitamos el vacío tanto como lo rebosante, o deberíamos combatir ambos en razón de su perjuicio, pero que al menos se nos permitan decidir entre lo uno o lo otro. Esa es la justicia. Hoy por hoy, sin embargo, se nos presentan como dos condenas, ni lo hueco ni lo espeso nutren la vida con alimento sano. Y, además, los modelos de esas vidas se uniforman de un modo bárbaro sin el respeto exigible hasta la total confusión. Llega entonces el vacío que anula, la vacuidad, lo que no tiene contenido y que, sin embargo, se extiende en casi todo territorio sin piedad, sin fin…

 

Publicado en La Nueva Crónica, 16 mayo 2021

domingo, 9 de mayo de 2021

Duero


            Mientras reflexionaban, viajé hacia el Este sin conexión con el mundo real, siguiendo sólo la voz de Víctor M. Díez y el martillo de Rodrigo Martínez: A-231 primero y N-234 después. Hortigüela, Salas de los Infantes, Hontoria del Pinar, San Leonardo, Navaleno, Soria. Nos acompañaron tormentas antes y después de la cita prevista para la tarde en el Teatro Palacio de la Audiencia. Vino y torreznos. El Duero abajo. Me acerqué a la orilla en la mañana mientras votaban: Fuente de la Paciencia, Lavadero de Lanas, Ermita de San Saturio… hasta la curva de la Ballesta por donde el río tuerce. Después, más que erguido el sol, continuó la ruta hacia Aranda con el olor del agua siempre bajo las mascarillas. N-122: Calatañazor, El Burgo de Osma, San Esteban de Gormaz, La Vid… Corzos y viñas. Segunda representación y despedidas con vino y oreja. En la noche alguien envió un mensaje impertinente: “a ver quién mete a los fascistas en casa hoy…” Pero a la mañana siguiente, aunque la radio nos devolviera poco a poco a la vida cotidiana, el Duero todavía estaba allí. Inevitablemente de nuevo hacia el Oeste: Nava de Roa, Peñafiel, Padilla de Duero (junto a Pintia)… Y supimos entonces que el escrutinio arrojaba ruidos de jarana y de luto, entronizaciones y retiradas, nada nuevo en ese mundo real del que nos habíamos apartado durante dos días y dos noches abrazando al río. El más literario de los ríos de España, como lo calificó Ernesto Escapa en uno de sus libros: “el Duero cruza el corazón de roble de Iberia y de Castilla”. ¿Hasta dónde es posible zafarse de las miserias morales y políticas? ¿Nos es lícito hacerlo? Sí, hay un exilio elegido en esa huida y por lo tanto hay también una concesión al imperio que nos abruma. Una rendición. Hacia Oporto arrastra el Duero nuestras contradicciones, pero también nuestros malos humores. A las diez y veinte de la noche del tercer día León dormía bajo el toque de queda y un afluente minúsculo aportaba caudal al río-madre. Me acogió un beso entonces.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 9 mayo 2021

domingo, 2 de mayo de 2021

Interpelación

            Esta misma semana se celebró un pleno en las Cortes de Castilla y León donde se aprobó la supresión del impuesto de sucesiones y donaciones. Tuvo interés. Sobre todo porque es una muestra más de ese modelo fiscal que beneficia a unos pocos y engaña a unos muchos. Nada nuevo en nuestra actualidad inversa.

 

            Hubo, no obstante, otros asuntos en el orden del día que no despertaron el mismo entusiasmo pero que nos hablan también de esa realidad alterada. Por ejemplo, la interpelación presentada por el procurador socialista Ignacio Martín Benito relativa a política general en materia de archivos y museos, a la que respondió el Consejero de Cultura y Turismo Javier Ortega. Vista la asistencia en ese momento, a pocos procuradores y procuradoras les llamó la atención. Quizá tampoco al público.

 

            Por eso mismo conviene recordar que los presupuestos autonómicos para cultura cayeron en picado desde el año 2007, más aún que en el resto de comunidades y en el total del Estado: en diez años se gastó un 53’8% menos, de 138 a 64 millones de euros. El balance en las materias interpeladas fue aun más estremecedor: - 82’3% en archivos y - 61% en museos. Añadamos las bibliotecas, de las que también se habló en el debate parlamentario: - 64’2%. Ese es el panorama. Lloraba el Consejero porque afirmaba estar haciendo cosas (faltaría más viniendo de donde se viene) y replicaba con cifras interminables de visitas y consultas a lo largo del último año, que es lo que se suele hacer cuando no existen contraargumentos. Añadía a ello además el incremento en la oferta cultural de esos centros, lo cual tampoco es del todo cierto. Lo único nuevo en verdad es una publicación, cara, con toda la programación mensual, que se reparte de forma gratuita en el interior de los periódicos. Propaganda.

 

            En suma, fue bonito el pleno. Y dio pie para contrastar entre beneficios y perjuicios de la nueva fiscalidad aprobada. Desde luego, no va a redundar para bien en lo interpelado. Ni en los usuarios de esos servicios.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 2 mayo 2021