Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 26 de agosto de 2018

Noticias


     Informan los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que la operación retorno será escalonada, a pesar de que ninguna hipótesis esté descartada para combatir esa lacra social. En cualquier caso, los sospechosos han invocado la presunción de inocencia y han declarado que fútbol es fútbol y que hasta el minuto 90 todo es posible. De confirmarse tal posibilidad, nos encontraríamos ante un escenario favorable, puesto que la temperatura a cinco mil metros de altura se corresponde con la presión en superficie y nos permite aventurar que no hay riesgo para una nueva gota fría. Fuentes del Gobierno han mostrado su satisfacción, a la vez que han insistido en que respetan todas las decisiones judiciales, como no podía ser de otra forma en un Estado de Derecho, y que acatarán la sentencia. Por su parte, el líder de la oposición ha asegurado que todo responde a intereses partidistas. Las encuestas han confirmado la intención del voto. Aún así, en el vecindario existe la sospecha de que la llegada de inmigrantes es una nueva maniobra de la Liga de Fútbol Profesional para hacerse con la dirección del CNI, cuyos representantes sindicales mantienen la convocatoria de paros y el rechazo de los servicios mínimos. La baronesa Thyssen, que pasaba por allí, se ha pronunciado en sentido opuesto, pese a que la proporción entre taxis y miembros de la magistratura depende exclusivamente de la decisión del Senado, donde la mayoría ha cerrado filas con el casting del último concurso televisivo. A este respecto, se ha sabido también que los recientes trasplantes, llevados a cabo con éxito en los 17 hospitales de referencia de las comunidades autónomas, constituyen un nuevo reto para la humanidad dentro de un marco incomparable. Lo cierto es que, aunque nadie recuerde el tiempo del día de ayer, el manto blanco lo cubre todo como en una estampa navideña y el último habitante de un pueblo de montaña ha decidido apagar el televisor para contemplar el enésimo eclipse de luna en lo que va de siglo.

Publicado en La Nueva Crónica, 26 agosto 2018

domingo, 19 de agosto de 2018

Verbena

     De verbena en verbena pasaba el verano y la verbena era uno de los principales episodios de esa estación. Había otros, ciertamente, pero ninguno reunía en lugar y tiempo una amalgama tal de diversidad y de estímulos. La verbena era un espacio común para todo tipo de gentes y sentimientos, que coronaba el programa de festejos locales y el espíritu estival como ningún otro en esos meses donde la vida se disfrazaba de ella misma. Al ritmo de la música en vivo, el tiempo se tomaba un respiro entre el olor a churros, los ecos de las tómbolas, el vuelo de las cadenetas, y todo ello bajo un cielo decorado con banderines y luminarias de colores. Así éramos.

     Esa estampa popular ha languidecido como tantas otras o se ha perdido definitivamente en muchos casos. Si se conserva en parte es por su sentido más espectacular, que es lo que se lleva en términos generales, cuando pueblos y villas compiten sobre todo por contratar a las orquestas, gallegas, de mayor empaque y caché, pero poco más. En la mayoría de los casos, una discoteca móvil, con un fulano al frente que suele ser insoportable, ha venido a sustituir a los músicos y a veces ni eso. Ni perrito piloto, ni muñeca chochona, ni frituras ni guirnaldas. Y, naturalmente, ni mezcla de seres que redimían sus represiones a través del baile.

     A pesar de todo eso, la música continúa sin embargo esparciéndose por la geografía a través de todo tipo de festivales de pago o de tribu, que obligan al peregrinaje y al trajín para mayor gloria del comercio y que acaban hinchando una burbuja de eventos tan inabarcable como dispersa. Leo algunas de las citas de este género en la provincia y no salgo de mi asombro: Rock Festival Astorga, LaVidFest, Modorrowland en Joarilla de las Matas, ReggaeBoa, Paramés Rock, Tuerto Fest, Trepa Rock, Alpaca Festival, Ajo Rock, Órbigo Pop Fest, Zambrón Rock, Alubia Rock Fest, Moreda Rock, Tronco Sonoro… Buena noticia al menos para los grupos de música, pero no tanto para un público cada más selecto y parcelado.

Publicado en La Nueva Crónica, 19 agosto 2018

domingo, 12 de agosto de 2018

Pícaros

     El problema de la picaresca es que nos enseñaron que era un género del pasado y ahí nos quedamos sin más consideraciones. Como decía Max Aub, “ una serie de relatos cuyo denominador común es la vida de la sociedad española de los siglos XVI y XVII, en la que se refleja la realidad ciudadana desde el ángulo de pícaros, truhanes, vagos, espadachines y ladrones”.

     Sin embargo, el género y su trasunto han pervivido a lo largo de los siglos casi como una constante literaria y existencial de nuestras Españas, y sus protagonistas continúan siendo en gran medida el eje de la vida nacional. Hay diferencias, claro, pues no estamos ya ante la figura del antihéroe opuesta al ideal caballeresco ni este país es hoy el gigante con pies de barro de la época de Carlos I. Tampoco hay altura literaria en lo que nos ocurre, naturalmente. Pero nadie dudará, creo yo, de que sigue arraigado entre nosotros el comportamiento antisocial de los órganos rectores de la sociedad, a quienes todos acabamos imitando, y que, por lo tanto, monedas comunes son en nuestros días los embustes y las patrañas, el enredo y las añagazas, la grosería y la pura apariencia.

     Pensaba en todo esto, inevitablemente, cuando leía alguna de las novelas de Rafael Chirbes, pero también al asomarme de forma cotidiana al repertorio de noticias que nos han envuelto a lo largo de los últimos años. Y qué pensar hoy, en fin, si atendemos al mercado de títulos universitarios y sus excusas pueriles o a grabaciones telefónicas que provocan, como poco, vergüenza ajena. Juzguen los jueces lo que tengan que juzgar, que la indecencia no pasa por los tribunales.

     Con todo, hemos empeorado bastante. No asistimos ya a una vida haciéndose, como sucedía con Lázaro de Tormes, ni al modelo de quienes, siéndoles la fortuna adversa, “con fuerza y maña remando salieron a buen puerto”. Al contrario, el pícaro es hoy sencillamente un patatero, un alcalde, un dueño de medios de comunicación, un profesor universitario o un meapilas. Gentes de bien.

Publicado en La Nueva Crónica, 12 agosto 2018

domingo, 5 de agosto de 2018

Palacio

     Las controversias acerca del Palacio de Congresos y Exposiciones de la ciudad de León no han cesado ni siquiera tras su atropellada apertura hace un trimestre. En cualquier caso, es un hecho, de manera que a partir de ahora habrá que juzgarlo por sus obras, es decir, por su programación y el posible beneficio general que de ella se derive.

     Cuatro citas han tenido cabida en ese espacio, pocas pero suficientes para hacernos una idea de la intención política que hay detrás del proyecto. Todo empezó con una Cumbre Europea de sistemas autónomos para seguridad y defensa, esto es, los famosos drones. Pudo estar bien por la actualidad de la materia, aunque no encaje en el catálogo de competencias de una administración municipal que nada tiene que decir en asuntos guerreros. Mejor si, tratándose de un invento bélico, se hubiese atendido a fines menos marciales para los que también se destinan estos artilugios. La cosa prosiguió después con el I Desembalaje de Antigüedades de León: un rastro. A continuación llegó el turno del III Salón del Automóvil Nuevo: puro negocio. Y, por último, hace escasas fechas, el Día de los Abuelos: sin comentarios.

     Visto el repertorio y sin necesidad de comparar programas con otras sedes de este tipo con mucha mayor solera e ingenio, cómo no preguntarse por los millones invertidos y por su dudoso producto, cómo no caer en la perplejidad ante tales disparates, cómo no salir a la calle a destrozar mobiliario urbano como un antisistema. Mientras tanto, eso sí, llama la atención, en buen sentido, el damero de color que adorna la fachada de este edificio. Ocurrió antes con el otro damero policromado del MUSAC, imitación, cuentas, de las vidrieras de la catedral. Y esta sí que es una seña de identidad para una ciudad necesitada de señales menos efímeras que las glorias de ida y vuelta a que nos acostumbran. ¿A qué espera el Ayuntamiento para ordenar esa paleta y redactar una norma al efecto para bien de toda la ciudad? Sería una buena inversión de futuro.

Publicado en La Nueva Crónica, 5 agosto 2018