Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 4 de noviembre de 2012

Sobre el pensamiento y otras basuras


     
     En estos tiempos de transición hacia no se sabe dónde, la nuestra es cada vez más una sociedad-basura y parece importarnos cada vez menos. Comida-basura, televisión-basura, bonos-basura, contratos-basura, moral-basura, vuelos low-cost, bazares chinos, hipotecas subprime… Da la impresión de que no existe escapatoria. Incluso, como remacha Vicente Verdú en su ensayo El capitalismo funeral, “en esta actualidad, los artefactos son planos, las pantallas, las tarifas, las compresas son planas, y hasta el planeta se ha descubierto que también responde a la estampa de lo más plano, transitable e igual. Los cuerpos tienden a la delgadez, la arquitectura o el arte acogen el minimal y las ideologías son sintagmas de tres palabras: «Yes, we can»”. ¿Habrá, pues, y será una seña de la nueva época, un pensamiento-basura?

     Nos había advertido de ello el sociólogo francés Alain Touraine en una tribuna titulada La crisis dentro de la crisis: “Ya no hay pensamiento en el poder. La única gran tendencia de la derecha es la xenofobia; la única gran tendencia de la izquierda es la búsqueda de una vida de consumo sin contratiempos”. Pero nos lo ha refrescado todavía con mayor crudeza el humorista Máximo Pradera en un artículo altamente recomendable [http://www.huffingtonpost.es/maximo-pradera/pensamiento-basura-modo-d_1_b_1985494.html], donde nos remite a una antigua sentencia de Milton Friedman, según la cual: "Cuando las crisis tienen lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que esa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelve políticamente inevitable". Para eso están los laboratorios de ideas pestilentes, recuerda Pradera, pero también y cada vez con mayor poder los medios de comunicación.

     En este sentido, el futuro ya está aquí y nos acecha. Sin ir más lejos, el denominado “decano de la prensa local” leonesa ignoraba en su portada del pasado 27 de octubre algunos hechos que a cualquier persona sensata le hubieran parecido merecedores de un titular en cabecera. El día anterior habíamos asistido a un nuevo episodio en el drama de la inmigración, con el resultado de al menos 23 muertos y un número indeterminado de desaparecidos en el tránsito entre África y el continente europeo; por otro lado, también esa fecha fatal nos anunció que las cifras de parados en España superaban el 25% de la población activa y alcanzaban un récord jamás conocido en las estadísticas. Pues bien, ni una ni otra noticia llamaron la atención del citado periódico. Por el contrario, el gran titular de cabecera, la gran noticia, fue el siguiente: “Muere la osa ‘Jimena’ camino de Picos donde iban a soltarla”. Junto a esa emotiva información, el toque gráfico lo completaba una gran fotografía de los futbolistas Íker Casillas y Xavi Hernández, recogiendo el Premio Príncipe de Asturias, y una frase no menos conmovedora: “Su amistad y compañerismo suponen un modelo para los jóvenes”. Ésta es, pues, una muestra de la ruta de la seda del pensamiento-basura, inoculado con las artes que utilizan el aspecto emocional mucho más que la reflexión, y que enlazan así mismo con las teorías del pensamiento líquido de Zygmunt Bauman. Sin embargo, este filósofo y sociólogo polaco también nos ha advertido de que “la emoción es inestable e inapropiada para configurar nada coherente y duradero. Con emociones solo, sin pensamiento, no se llega a ninguna parte”. Sobre esas arenas movedizas se está construyendo la nueva sociedad.

Publicado en Tam-Tam Press, 4 noviembre 2012

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