Blog de Ignacio Fernández

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martes, 1 de mayo de 2012

2012: Trabajo, Dignidad, Derechos


     Siempre debemos tener presente el 1º de mayo como fecha histórica para no olvidar la lucha y el sacrificio que han vivido muchas trabajadoras y trabajadores desde los Mártires de Chicago, desde aquel mítico 1886 que se grabó a fuego en la conciencia obrera como fecha inolvidable.

     En aquella época las condiciones de vida de los trabajadores en Europa EE.UU. no podían ser peores: la jornada laboral llegaba hasta las 16 horas (para muchos miles de hombres y mujeres la jornada se iniciaba a las 4 de la madrugada y terminaba a las 8 de la noche); el salario era escaso y sólo permitía ir malviviendo mientras había un puesto de trabajo en la industria. En caso de cierre de la empresa, el destino para las familias obreras era el paro o la emigración; y en caso de accidente laboral, si sucumbían ante la desgracia más absoluta, solo quedaba la solidaridad entre las clases obreras para asistir a los compañeros en dificultades. Sus hijos trabajaban desde los 6 años, y las mujeres lo hacían de noche para completar el salario familiar. La miseria y la explotación eran un lugar común entre las clases trabajadoras, así como la represión policial. No es extraño, por lo tanto, que los obreros se organizaran para terminar con esta situación a partir de la década de 1880.
     Muchos años después, en 1978 los trabajadores en España participábamos en las manifestaciones del 1º de mayo reivindicando el pleno ejercicio de las libertades y la consolidación de la democracia, en concreto el pleno ejercicio de la libertad sindical a través de la promulgación de un Estatuto de los Trabajadores, la devolución del patrimonio sindical, la regulación de las secciones sindicales en las empresas, la regulación de la negociación colectiva, el derecho de huelga y también medidas eficaces contra el paro.
     Desde la promulgación de la Constitución, varias han sido las ocasiones en las que la clase trabajadora española, de la mano de los sindicatos de clase, ha tenido que movilizarse y convocar huelgas a todos los gobiernos para hacer respetar los derechos laborales y sociales.
     El periodo para el cálculo de las pensiones, el empleo juvenil o la política económica, los recortes de las prestaciones por desempleo y el proyecto de ley de huelga, los recortes sociales y la reforma del mercado de trabajo, otra vez el intento de reformar el desempleo, los recortes sociales  y, finalmente, la última la reforma laboral y la defensa de los servicios públicos han sido los muchos motivos que han llevado a los sindicatos de clase trabajadora a convocar siete huelgas generales.

     Ahora, cuando creíamos que el estado de bienestar era algo irreversible, contemplamos como esa ilusión se esfuman con unos simples Decretos, retrocediendo a los años preconstitucionales. Por eso este 1º de mayo tiene más significado si cabe, y conviene que toda la ciudadanía comprenda  que los logros laborales, económicos y sociales, no son graciables por parte de gobiernos y patronales, sino fruto de la lucha de los trabajadores y trabajadoras unidos en sindicatos, que desde el siglo XIX hasta hoy han plantado cara y han luchado siempre por la defensa de los intereses comunes.

     Con la disculpa de la crisis que ha sido  provocada por la avaricia del capital, los Gobiernos de Europa, en su mayoría en manos de la derecha, se han empeñado en que la única forma de superarla es recortando derechos laborales, salarios y prestaciones sociales, sin preocuparles las consecuencias que estas medidas acarrean a las clases trabajadoras, con trabajo o sin él, y a las personas jubiladas o pensionistas. Ponen mucho empeño en legislar siempre con la mirada puesta en el sacrificio de los más débiles, pero no se plantean ni escuchan las voces que gritan para que legislen y actúen sin dilación sobre el capital, con impuestos justos y progresivos, para que aflore la economía sumergida y luchen contra el fraude fiscal.

     La unión Europea, con Alemania y Francia como látigos de la derecha capitalista, están haciendo mucho daño a los  países con economías menos fuertes, con más dificultades para superar la crisis, pues, lejos de tomar medidas para dinamizar la economía y por lo tanto crear empleo, se preocupan de fijar objetivos imposibles de cumplir, debilitar las economías, recortar derechos y salarios y en consecuencia incrementar el desempleo. De tal manera que la población, en lugar de observar confianza y futuro prometedor, lo que está percibiendo es el pánico a quedarse sin empleo; y los que no lo tienen están perdiendo la esperanza de encontrarlo y, si lo consiguen, será en condiciones que se corresponden con los años sesenta, sin derechos y con salarios que no permiten llevar una vida digna como se merecen.

     Por eso este 1º de mayo llamamos a toda la ciudadanía a secundar las movilizaciones convocadas por los sindicatos, para defender lo que nunca se debe de perder, porque si creíamos que todo estaba seguro y que no habría posibilidad de retroceso, estamos viendo que sin lugar a dudas estábamos equivocados. Somos conscientes de que en años de bonanza económica es difícil salir a la calle a reivindicar, pero esa época ha pasado. Ahora los derechos se recortan sin piedad por este Gobierno en cada Consejo de Ministros, con la brutal reforma laboral, el incremento de los impuestos y tasas, el riesgo de perder la educación y sanidad públicas de calidad. Por eso debemos hacer honor en el Día Internacional del Trabajo a todos los que han luchado en tiempos muy difíciles y en situaciones de persecución, y dar ejemplo para que nuestros descendientes no tengan condiciones laborales, salariales y de estado de bienestar inferiores a las nuestras.


Firmado junto a Arturo Fernández (UGT)
Publicado en Diario de León, 1 mayo 2012

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