Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

domingo, 24 de noviembre de 2024

Titulares

            En medio de la selva en la que casi todo parece haberse convertido, no sólo de bulos, de fango, de noticias falsas y de evidentes mentiras se alimenta una parte del periodismo, si es que así se le puede nombrar. También los titulares se visten en ocasiones con un ropaje incomprensible que no se sabe bien qué persiguen, supongo que aparentar más de lo que dicen o directamente mostrar la simpleza de quien los escribe. También, ya lo sabemos, y no sólo es propio de los medios, dejarse ir por esa senda anglófila que, aparte de confusión, poco aporta en general. Sucede constantemente.

 

            Para muestra algún botón. Un periódico local famoso acumulaba en su edición del pasado 12 de noviembre al menos los siguientes titulares reproducidos aquí de forma literal, lo que, como se verá, es todavía más grave:

 

León lidera en primer matchfunding publico-privado de ámbito provincial de Europa (sic).

Influencers y foodies llegan a León para enterarse de cómo se hace un chorizo.

Dos F-18 en León en tareas de ‘cross servicing’.

Mujeres rurales aprenden a usar el smartphone con el Consejo.

 

            Matchfunding, foodies, cross servicing, smartphone… todo un muestrario de ese no román paladino que nos une en la comunicación a los toscos hablantes de esta tierra de conejos y de las fraternas de ultramar. El mensaje no son los titulares propiamente dichos, sino las palabras que en ellos se vierten para hacernos ver lo decrépito de nuestras hablas y la ignorancia con la que habitualmente nos expresamos, nada somos en realidad si no incorporamos una terminología abstrusa para aparentar que somos posmodernos o poscontemporáneos. Lo abstruso, ¿reconocerán nuestros periodistas de hoy lo que esa palabra significa o preferirán decir en inglés abstruse? No sé, tal vez haya demasiado parecido en este caso y eso ayude a caer en la cuenta de que todos venimos del latín, del latín vulgar especialmente, que es al fin y al cabo la lengua en la que todos y todas nos comunicamos. Sobre todo para decirnos cosas bonitas.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 24 noviembre 2024

domingo, 17 de noviembre de 2024

Jornada

            La coincidencia de noticias, más que importantes, acerca del desastre de Valencia y la resurrección del monstruo norteamericano ha relegado todo lo relativo a la negociación sobre el futuro de la jornada laboral. También es cierto que una negociación tan prolongada y sin visos aparentes de acuerdo, como venía siendo ésta, acaba desplazando de los titulares, por importante que resulte el asunto, al más pintado. Sin embargo, algo se le puede añadir aún.

 

            Por ejemplo, bueno es recordar que la regulación actual de la jornada laboral en 40 horas semanales viene de lejos, de muy lejos. En concreto de 1919 cuando la huelga de La Canadiense culminó con, entre otros éxitos, la implantación por ley de la jornada de ocho horas diarias. Más de un siglo en el que la historia ha cambiado y continúa cambiando bastante, lo suficiente al menos como para revisar aquella conquista del movimiento obrero. Bien es cierto que, vía convenios u otro tipo de acuerdos, determinadas empresas y determinados sectores se regulan hoy con un patrón menor, pero la ley sigue siendo la ley. De ahí que su evolución resulte más que oportuna, también por esto último, es decir, porque de hecho ya la evolución existe, aunque de modo desigual, algo que acaba provocando agravios. En fin, a nadie se le ocurre pensar que la España de hoy es la de principios del siglo XX. A nadie salvo a la gran organización empresarial, modelo de vanguardia social, que ya ha confirmado que eso, lo de evolucionar, no va con ellos. Va con los alemanes, parece ser, donde, por indicar otra muestra, se ha puesto a prueba la jornada laboral de 4 días a la semana y el resultado dice que el 73% de las empresas solicitan no volver a la pauta anterior. Algún provecho habrán observado.

 

            Verdad es también que España no es Alemania. Quizá por eso las grandes empresas alemanas se movilizaron para frenar el voto ultra en las últimas elecciones europeas, mientras que por aquí, en cambio, un movimiento semejante ni se produjo ni se le espera.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 17 noviembre 2024

domingo, 10 de noviembre de 2024

Solidaridad

            Al final siempre nos redime la solidaridad, tanto da que se trate de los efectos de una riada monumental como del cáncer de mama.

 

En ello ponen énfasis los medios de comunicación y el común de los mortales nos hacemos eco miméticamente, sin mayores consideraciones. Más aún si los titulares se encargan de destacar que es ésa una de las cualidades más notables de estas tierras y de estas gentes, de este país confuso y confundido: todos en procesión con un rastrillo para quitar barro o vestidos de rosa para participar en una carrera con la que recaudar fondos para la investigación. Todos con la conciencia tranquila -otro tópico- y en paz, cargados de razones una vez más para cuestionar las insuficiencias de lo público y criticar la acción de los gobiernos, pero comulgando con quienes provocan esa insuficiencia o con quienes yerran directamente. O, peor todavía, con quienes se mofan de lo público y desdeñan el gobierno de lo común.

 

            Tan codificadas tenemos en nuestros genes la caridad y la misericordia cristianas a base de décadas de predicación perpetua que no hay escapatoria. Como mucho, lo vestimos con un ropaje que nos parece más laico, incluso hasta más comunista, lo solidario, aunque mantenemos los mismos esquemas que la catolicidad nos ha grabado a fuego en nuestras almas perecederas. Por eso mismo se nombraron así, Solidaridad, los sindicatos católicos polacos o la rama laboral, por llamarlo de algún modo, de uno de nuestros partidos de extrema derecha. Anda que no saben…

 

            Yo estoy en contra de la solidaridad y a favor de la justicia social, lo cual no quiere decir que renuncie a mis obligaciones con otros indeterminados cuando así lo exigen las circunstancias. No otro es a mi modo de ver, sólo a mi modo de ver y al de quienes quieran coincidir, el planteamiento, así en la catástrofe como en la enfermedad. Rastrillos y camisetas son paños calientes, una fórmula light y prêt-à-porter del compromiso social, aunque transitoriamente ocupen portadas y reciban elogios.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 10 noviembre 2024

domingo, 3 de noviembre de 2024

Minas

            El eco de las minas no concluye, pero se desordena. Después de un tiempo de postración tras el fin definitivo de toda la actividad minera, su memoria material e inmaterial bulle sin orden ni concierto y hay una pugna encubierta por convertirse en centro de la misma. Se trata de encontrar un relevo económico que nunca será tal en su magnitud, aunque posiblemente no haya otro a corto plazo. De ahí que municipios de todas las cuencas, de acá y de allá, con ayudas de administraciones o sin ellas, persigan con mayor o menor éxito convertirse en foco de atracción turística y cultural.

 

            Enumeraré las iniciativas que conozco y seguro que alguna olvido: el Pozo María en Caboalles de Abajo, en fase de convertirse en Archivo de las familias mineras; el Pozo Julia y todos sus anexos en Fabero, declarado Bien de Interés Cultural en 2021; el Museo de la siderurgia y de la minería de Castilla y León en Sabero; el Museo de la Energía (Fábrica de la Luz) y la Térmica Cultural en Ponferrada; el Centro de Interpretación de la Minería en Barruelo Santullán (Palencia); y la Fundación Cultura Minera y museo en Torre del Bierzo. Recientemente han anunciado que se sumarán a esta lista el Instituto de Estudios Sangre Minera con un nuevo museo en La Robla y el Pozo Herrera I en Sabero que, al menos en otra onda, aspira a ser un Centro de investigación sobre la biología de la Cordillera Cantábrica.

 

            Dicho todo esto y sin cuestionar ninguno de esos proyectos, sólo cabe preguntarse si hay alguien al timón. Y se me ocurre responder que esa labor le corresponde, hoy por hoy, a la Consejería de Cultura y Turismo que, en lugar de estimular la competencia vía subvenciones, como hace así mismo la Diputación Provincial, debiera más bien cohesionar todas esas ideas, armonizarlas y abrazarlas, junto a otros enclaves relacionados y otras colateralidades, con una única etiqueta: paisaje cultural minero. Urge esa dirección, liderazgo, coordinación o como se le quiera llamar. Colegiada y participada, eso sí.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 3 noviembre 2024