Blog de Ignacio Fernández

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viernes, 8 de julio de 2011

La herramienta del Ateneo

    Por décimo año consecutivo, la Universidad de León ha organizado un curso de verano que lleva, desde su temprano fallecimiento, el nombre del profesor Joaquín González Vecín, hombre de izquierdas y sindicalista siempre admirado. Lo dirige y organiza otro profesor de la Universidad de León, de izquierdas y sindicalista también, Enrique Díez Gutiérrez. Su temática gira por lo general en torno a la actualidad de los Derecho Humanos; en concreto este año atendió a los Derechos Humanos y las políticas sociales en el contexto de la crisis.

    Nos interesó especialmente, de entre todo lo dicho y explicado con fundamento por los ponentes, un dato que aportó el profesor de la Universidad Complutense de Madrid Marcos Roitman Rosenmann, quien en su conferencia, además de alertarnos sobre la necesidad de combatir las trampas del lenguaje y sus significados, nos advirtió, por ejemplo, de que 7 de cada 10 conceptos de las ciencias sociales y tecno-ciencias proceden en los últimos tiempos de los Estados Unidos. Este hecho nos confirma una vez más que las factorías del pensamiento de la derecha siguen a pleno rendimiento, generando formas de pensar que se traducen en palabras y que, a fuerza de repetidas, acaban traduciéndose en comportamientos más o menos comunes sin mayor cuestionamiento. Por el contrario, los talleres del pensamiento de la izquierda, o si se quiere de la vieja Europa social, continúan ensimismados y hace años que se buscan a sí mismos sin apenas encontrarse.
    Decimos esto para resaltar de nuevo la importancia de que exista un ateneo obrero vinculado a un sindicato de clase. Posiblemente, a pesar de los tres años de vida del Ateneo Jesús Pereda, todavía haya entre los afiliados y afiliadas de CCOO quien se cuestione el encaje del mismo en la ortodoxa estructura sindical; incluso habrá quien a esos efectos apunte la relativa limitada asistencia a los actos que el Ateneo convoca, como si en cambio los puramente reivindicativos lo fueran de masas en sus últimas ediciones. Ignoran quienes así piensan que nada favorece más al triunfo del pensamiento único y castrador que la desaparición de los espacios de reflexión y de pensamiento entre las gentes en general y las de izquierdas en particular, que nuestros conceptos necesitan regenerarse y reconstruirse frente al discurso dominante (que no es ni debería ser el nuestro) y que la lucha por la emancipación de la clase trabajadora pasa, antes que por las condiciones laborales, por la reconquista de las ideas, que es tanto como decir del lenguaje que las verbaliza y de los comportamientos que en consecuencia las expresan.

    Con modestia y titubeos todavía, esa es la sustancia básica del Ateneo, con la que debieran nutrirse en principio la afiliación del Sindicato y acto seguido toda la ciudadanía dispuesta a defender las conquistas de la razón. Por eso, junto a otras acciones, diseñamos espacios para pensar juntos sobre el lugar en el que convivimos como ciudadanos y ciudadanas, la ciudad; por eso mismo premiamos el impulso cultural de quienes trabajan contracorriente y les distinguimos con la seña del diálogo; por eso, en fin, acercamos a autores y creadores varios, en cuya obra literaria, musical y artística reside, a nuestro juicio, el contrapeso de lo oficial y de lo que se lleva. No es fácil combatir el poder de los grandes laboratorios de ideas ni el de sus medios de expresión, nunca lo fue a lo largo de la historia. Por ese motivo, junto a la praxis sindical, la teoría y el pensamiento siguen siendo también una lucha política imprescindible que nos incumbe a todos. Y para ello el Ateneo Jesús Pereda se nos presenta como una herramienta que fortalecer y de la que servirnos para progresar.

Publicado en el Boletín Cultural Ateneo, nº 4, julio 2011

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