La cuestión es si a estas alturas merece la
pena pensar Europa. Si como hicieron los noventayochistas con sus propias
crisis de identidad al volver sobre la idea de España, nos valdrá la pena a los
europeos reidear esta entelequia o bien dejarla cocer en su propia salsa hasta
la total reducción. Quizá este cuerpo esté ya tan enfermo que no merezcan la
pena grandes esfuerzos, pues no haríamos sino reanimar a los mercaderes y a los
burócratas enseñoreados de la Unión. Al fin y al cabo, según el mito, Europa
fue en origen una mujer fenicia, y precisamente por ello, por fenicios, no
cabría esperar de nosotros otra cosa que el comercio y sus derivaciones, por
perversas que éstas hayan acabado siendo.
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El rapto de Europa. Tiziano |
Se dirá que si
hay voluntad política para ello, claro, y así es, Wert mediante. Por eso
conviene forzar los motores en tal sentido, que es lo que hacen Ozon y otros
algo más escépticos. Por ejemplo, Sami Naïr, citado en capítulos anteriores, o
Alain Touraine, que van un poco más allá que el cineasta francés en sus
postulados. De hecho, Touraine, al observar la crisis y sus precedentes felices
en el viejo continente, escribió: “Fue un verano
corto y Europa se encontró sin proyectos, sin capacidad de movilización y,
sobre todo, incapaz de elaborar un nuevo modo de modernización opuesto al que dio
forma a su poder, y que no puede reposar sino en la reconstrucción y la
reunificación de sociedades polarizadas durante tanto tiempo”.
Mas la desolación nos nace cuando observamos el papel que
juega Europa en las conversaciones cotidianas y en las situaciones domésticas.
Aparte de la crisis, sólo el fútbol provoca pasión o permite al menos nombrar
algún personaje actual reconocible de otros países europeos. ¿Quién citaríamos
de Portugal, quién de Francia o de Italia, quién de Alemania o de Irlanda por no
irnos más al Este? Se trataría, pues, de ponerle el cascabel al gato para
empezar, por ejemplo, reclamando que quien se encarga en la Comisión de los
asuntos culturales tenga tanta presencia pública como los señores Barroso, Rehn
o Almunia. ¿Sabe alguien que existe una Comisaria de Educación, Cultura,
Multilingüismo y Juventud que se llama Androulla Vassiliou? No es griega, es
chipriota.
Publicado en Tam-Tam Press, 8 enero 2013
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