Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 15 de septiembre de 2024

Remuseo

            Hace poco más de dos años, en mayo de 2022, el Museo Casa Botines Gaudí se quedó a las puertas de ser nombrado mejor museo europeo del año. Era ésa una convocatoria que realizaba el European Museum Forum, una organización del Consejo de Europa que lleva a cuestas 45 ediciones del, en inglés, The European Museum of The Year Award. Con sólo tres años de vida por entonces, evidentemente no fue poca cosa ser finalista y, al cabo, supuso, como señaló el Director General de FUNDOS, matriz de la institución, “una gran notoriedad de marca”. Sin embargo, dos años más tarde, es decir, con cinco de vida, leemos que la Casa Botines vivirá una remusealización completa. Y el mismo Director General explicaba a propósito de esta acción alguno de los déficits actuales del museo, que se supone que son los mismos de dos años atrás, como poco.

 

            Sucede entonces que el lego en estas materias, que somos casi todos y que solemos pensar bien aunque algunas veces nos equivoquemos, inevitablemente se pregunta a qué carta jugamos. Fuimos casi los mejores, pero vamos a reinventarnos. Tenemos una corta vida, que casi ha tocado el cielo, pero no damos para más. En fin, aun sabedores de que todo es dinámico, da la impresión de que algo no se ha explicado bien y que la única referencia que nos ofrece alguna pista es la “notoriedad de marca”, algo muy leonés, por otra parte. Lo cual tiene mucho que ver, y el lego se fija en esos detalles, con la profusión de informaciones que sobre la Casa Botines habita en los medios locales. Sólo las referidas a esa entidad igualan prácticamente la suma de todas las relativas a otros museos de la ciudad, todos ellos de gran interés y calidad sin duda. Es decir, un buen gabinete de comunicación también genera notoriedad y marca. Esto no es malo en sí, salvo que se convierta en el objetivo.

 

            No entraremos en más detalles porque somos simples legos. Sólo animamos a pensar en una más de las contradicciones que nos distinguen. Y ésta, tan suntuosa, no tiene buena pinta.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 15 septiembre 2024

domingo, 8 de septiembre de 2024

Festivales

            No, no me refiero a esa explosión de festivales con la música como pretexto y el negocio como primer objetivo que invaden todas las tierras de España de verano en verano. Más y más cada verano hasta el estallido final, ésa parece ser la consigna. Confieso que los canales por los que circula la música me son cada día más ajenos y menos digeribles. Debo de ser un hombre viejo.

 

            No, me refiero a ese otro extraordinario caudal de festivales de todo tipo con los que se ha cerrado el verano leonés, otro estallido de convocatorias llenas de interés, algunas con varias ediciones a cuestas, que no sé cómo se sujetan con un mismo público (casi), en unas mismas fechas y prácticamente en un mismo espacio. Los enumero: Festival Vecindario, Festival Abierto de Música de Órgano de León FAMOL, Festival de Circo Contemporáneo, Festival Internacional de las Letras y las Artes PALABRA, Festival León en Acción Lexploitatión, Festival de Verano León Cuna del Parlamentarismo… Seguro que se me olvida alguno. El caso es que en esta tierra de agravios constantes y de vestiduras rasgadas no sé por qué no se pone un mayor énfasis en la cultura como horizonte y como un sector productivo de primer orden. Seguro que nos iría mejor.

 

Paradójicamente, el Consejero de Cultura (y Turismo) de Castilla y León se quejaba en esos mismos días del relativo eco de público cosechado por la última edición de su festival particular, Las Edades del Hombre, en Villafranca del Bierzo, y proponía trasladarlo en el fututo a los meses de otoño porque, según él, en el verano no hay gentes interesadas que viajen por ese motivo y menos “a la Meseta”. Esto lo dice un Consejero de Cultura (y Turismo) y se queda tan ancho. Un artista.

 

Está claro que sin su ayuda y desde luego sin su conocimiento, mejor que sea así, la olla cultural no deja de hervir y de proporcionar jugosos manjares. El único problema es que se la sigue considerando un pasatiempo, un adorno estival. Superar ese estigma será decisivo para entrar en otro mundo.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 8 septiembre 2024

domingo, 1 de septiembre de 2024

Sonidos

            Todos los días, a las seis y veinte de la mañana, el camión de la basura enfila mi calle y se detiene frente a mi casa para descargar no sé cuál de los contenedores que la invaden. Produce un ruido mecánico notable, me despierta y, como por un resorte, me coloco el auricular en la oreja. Gracias a las voces suaves de la radio a esa hora, me adormezco hasta que poco después suena la alarma del despertador y rompe definitivamente la jornada. Los sonidos del amanecer son siempre amortiguados: el agua de la ducha, las noticias a un volumen discreto, el borboteo de la cafetera… Sales a la calle y de repente estalla el ruido de todo tipo de vehículos que ya en ese momento temprano empiezan a colonizar la ciudad. Pero, si te apartas un poco de la avenida y caminas hacia la estación del ferrocarril, otro ruidillo los sustituye: el de las pequeñas ruedas de maletas rozando con las aceras que va in crescendo. En el andén es ya una orquesta que te acaba rayando. Incluso el tren, cuando se estaciona, es menos estridente.

 

            Siguen horas de trabajo y de almuerzo. Son episodios con una banda sonora muy diversa y singular según casos. No conviene entretenerse, pues.

 

            La tarde comienza sesteando. La siesta es muda por definición, a no ser que, como en estos días, la televisión nos conecte con la Vuelta ciclista, en cuyo caso se nos asoman a los oídos nombres vagos que no acabamos de situar en la realidad o en el sueño. Lo vespertino apenas suena, uno se dedica a ecos del trabajo o a trabajos devocionales, apenas si te acompaña el teclado del ordenador, hasta que, llegado el momento, o bien hay un mutismo total para leer, por ejemplo a Paul Auster, o bien la música se extiende para escuchar el disco que nos regalaron por nuestro último cumpleaños: John Coltrane and Johnny Hartman. Después de las balas, los llantos y las voces grises del telediario, se acerca poco a poco el fin. La persona que descansa a mi lado respira profundamente, está dormida. Su melodía me envuelve y llega la paz.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 1 septiembre 2024