A veces veo señores, muchos señores, demasiados señores. Me ocurre con algunas imágenes que ilustran ciertas noticias, pero también con las noticias en sí. Pondré algunos ejemplos con los que compartir mi inquietud por si alguien tuviera a bien explicarme el porqué de todo este señorío y su sentido. Tengo mis tesis al respecto, pero siempre está bien ser discreto y contrastarlas.
Observo las dos ruedas de prensa en las que se ha presentado el Día de León en la Feria de Muestras de Gijón: en León 7 señores y en Astorga sólo 4. Repaso la mesa redonda Claves del futuro, celebrada en Ponferrada, que se dedica en esta ocasión a la transición energética, industria y redes: 8 señores. Leo que en la Diputación Provincial de León dos alcaldes sustituyen a dos alcaldesas en virtud de un acuerdo interno del Partido Socialista, de tal manera que el cómputo total de diputados provinciales pasa a ser de 20 señores frente a 5 mujeres. Pocos, muy pocos, espacios institucionales escapan de esta tendencia varonil, tanto da cámaras de comercio, entes feriales, ayuntamientos, consejerías y delegaciones territoriales, diputaciones… Hay una especie de enseñoramiento general en todas ellas. Y eso se ve y se transmite en los medios y crea opinión y expresa dominio.
Es verdad que tampoco el mundo está para equilibrios. Pensemos que sólo von der Leyen y Meloni, ejemplos de vasallaje y sometimiento, comparten mesa y mantel con el catálogo de super-señores feudales, belicistas y machotes que maltratan el planeta y a quienes lo habitamos en cualquiera de sus dimensiones. Pensemos que no deja de ser un modelo medieval recreado, cuyo contenido ideológico se encarna, como debe de ser, en la figura de los señores y en cuanto ello significa. Pensemos que lo de León es anecdótico en relación con lo anterior, pero suficiente para reflejar idéntico mensaje en lo doméstico. Pensemos, en fin, que la reacción, cuando no directamente la caverna, es muy poderosa y que lo abarca casi todo. Pensemos y actuemos.
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