Mucho
se habla en estas fechas cercanas al fin de año sobre el salario mínimo
interprofesional. Todo indica que será elevado en 2017, cuentan que hasta 797’6
euros al mes, una subida aparentemente notable pero insuficiente para
acercarnos a lo que establece la Carta Social Europea suscrita por España. Esa
declaración, que compromete a los gobiernos firmantes, reconoce que “todos los
trabajadores tienen derecho a una remuneración suficiente que les proporcione a
ellos y a sus familias un nivel de vida decoroso”. El Consejo de Europa
estableció en su momento un umbral al respecto que sigue vigente en la
actualidad: un salario neto justo tiene que alcanzar, al menos, el 60% del
salario neto medio del país.
Por
ese motivo, entre otros, muchos pensamos que la subida debería llevar el SMI
hasta los 800 euros en este primer año de legislatura y hasta los 1.000 al
final de la misma. De este modo, no sólo cumpliríamos con la Carta Social, sino
que se recuperaría el poder adquisitivo
perdido desde 2010 y colocaríamos a España en el lugar adecuado dentro del
entorno europeo que tanto se invoca. Pues sucede que, siendo España la quinta
economía de la Unión Europea y la cuarta de la Zona Euro, esa posición no se
mantiene en la cuantía del salario mínimo, donde nos situamos en los últimos
lugares entre los países que tienen fijada tal retribución por ley.
Conviene
recordar también que el salario mínimo lleva asociados otros beneficios
sociales y económicos, tales como la reducción de la brecha salarial entre
hombres y mujeres y entre colectivos en riesgo de exclusión, la cohesión del
mercado de trabajo y un reparto más equitativo de las rentas, la mejora de la
calidad en el trabajo y de la productividad, y, en fin, el impulso del consumo
y de la economía. Razones suficientes para fundamentar la demanda de una mayor
valoración de ese salario. De paso, nos alejaríamos del nivel preocupante de
España en lo referente al riesgo de pobreza y exclusión contenido en la
Estrategia Europa 2020.
Publicado en La Nueva Crónica, 13 diciembre 2016
Sucribo to, como siempre.
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