Blog de Ignacio Fernández

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jueves, 21 de junio de 2018

IX Premio Diálogo


         En nombre de la Fundación Jesús Pereda, y me atrevo a decir que en nombre también de las Comisiones Obreras de Castilla y León de las que formamos parte, lo primero que debo confesarles es nuestra satisfacción por encontrarnos hoy en la ciudad de Ávila. Mejor dicho, por celebrar este acto tan importante para nosotros, la entrega de los Premios Diálogo, precisamente en este Auditorio y en su compañía. También en la de las personas premiadas, por supuesto.

         Anteriormente, León, Zamora y en numerosas otras ocasiones Valladolid habían sido la sede de estos actos. Al ir más allá de esas tres ciudades, estamos cumpliendo hoy uno de los objetivos de nuestra Fundación, que tiene vocación autonómica: extender nuestra presencia allá donde el Sindicato actúa en la que es su principal razón de ser, la acción sindical. Y formalizamos así mismo un propósito que hicimos ante la Comisión Ejecutiva de CCOO de Castilla y León cuando nos encomendó, hace ahora un año, la dirección de esta Fundación; lo mismo que poco más tarde repetimos ante nuestro Patronato: no crecer tanto en programación como desplegarla con generosidad. Por ese motivo queremos compartir con todos ustedes, como lo hemos hecho antes en el seno del propio Sindicato, que a lo largo de los primeros seis meses de este año hemos llegado con nuestras actividades a 13 localidades de Castilla y León, las nueve capitales de provincia más Ponferrada, Miranda de Ebro, Aranda de Duero y Ciudad Rodrigo. No es poco si se tienen en cuanta nuestro presupuesto humilde y nuestras capacidades limitadas, pero ese hecho nos demuestra una vez más que el Sindicato llega adonde llega gracias al trabajo y al convencimiento. Y sucede así tanto en la citada acción sindical propiamente dicha como en la intervención cultural con similar acento.

         Conviene decir también que estamos aquí porque las Comisiones Obreras de Ávila, inquietas siempre, elevaron una candidatura que a la postre resultó elegida por el Jurado para este Premio. Es decir, el reconocimiento que hoy hacemos a Serafín de Tapia no es un galardón ni a distancia, ni en diferido ni on line. Todo lo contrario, es una expresión cercana de gratitud de sus paisanos y de sus paisanas en primer lugar, de sus correligionarios en segundo término y de la organización en la que ha sido y es militante activo a lo largo de su vida. Ahora bien, tan relevante es esto, y justo es para nosotros señalarlo, como sentirnos identificados con otros que en nuestros entornos actúan, trabajan y se comprometen en sus destacados quehaceres. Me refiero a los protagonistas de los otros dos premios: el Centro de Interpretación del Folklore de San Pedro de Gaíllos y la Asociación Vecinal ZOES de Salamanca. Más adelante, en esta misma ceremonia, se hablará de los méritos que en todos ellos observaron los miembros del jurado para emitir su fallo.


         Porque lo oportuno en este momento es destacar que los Premios Diálogo, en su IX edición, vuelven su mirada de nuevo hacia el trabajo de aquellas personas o instituciones del mundo de la cultura que han potenciado un avance social y cultural en Castilla y León. Ése es el sentido de estos premios, que no añaden un componente económico ni un esplendor mediático, pero que, modestamente, pueden presumir de unas señas de identidad bien particulares y reconocibles a través de los nombres de quienes han resultado premiados en lo que a la trayectoria individual se refiere: Carlos Sanz, Catalina Montes, Chema Sarmiento, Manuel Jular, Manuel Sierra, Rosa María Mateo, Luis Díaz de Viana y Eliseo Parra. Observemos, si se prefiere, las disciplinas que todos ellos representan y completaremos el mapa de estos premios: arqueología, fundaciones, cine, pintura y diseño gráfico, muralismo y dibujo, periodismo, antropología y música popular. Tampoco es poca cosa, podemos insistir.

         En fin, aunque informalmente se hizo lo posible siempre en ediciones anteriores para que este Premio resonara más allá del fallo y del acto de entrega de galardones, lo cierto es que sólo desde el año pasado, en la VIII edición, nos comprometimos a asegurarle un eco cierto. Y lo hicimos promoviendo actividades de extensión del mismo en las localidades de donde procedían los premiados en un segundo orden: Ponferrada y Ciudad Rodrigo. Pues bien, del mismo modo anunciamos ahora que, a la vuelta de este verano que hoy mismo inauguramos, intentaremos hacernos presentes en San Pedro de Gaíllos y en Salamanca. Dijimos un año atrás y lo repetimos ahora que “no debemos conformarnos con esta velada ni con la repercusión, mayor o menor, que haya tenido o vaya a tener”, pues “haciendo honor a la denominación, el diálogo, es preciso que éste se establezca entre sus emisores y muchísimos más receptores”. Esto es así también porque, cuando este premio nació, la idea original consistió en reconocer a quienes transitan con su equipaje cultural de una a otra provincia, de una a otra comarca, dentro de las vastas tierras de Castilla y de León. Esa idea primera creció porque no nos era suficiente con reconocer el viaje, sino que debíamos atender sobre todo a la comunicación que se establecía entre los peregrinos y quienes los acogían. Queda así más que justificada, por tanto, nuestra propuesta.

         Queremos, para acabar, agradecer a la dirección de este Auditorio las facilidades que nos ha brindado para llevar adelante esta cita. Lo mismo que a quienes la han hecho o la están haciendo posible con su trabajo. Intentamos, modestamente, establecer redes de colaboración siempre que nos es posible, porque estamos convencidos de que el trabajo en materia cultural debe llevarse a cabo en cooperación más que en competencia. Porque es verdad que en muchos casos la iniciativa cultural tiene un carácter individual y reservado, pero su difusión ha de ser siempre, a nuestro juicio, expresión del colectivo. La cultura es de uno en principio, pero acaba siendo de toda la sociedad.

Motivados por ello y por nuestras señas de identidad laboral, publicamos hace medio año un primer estudio titulado “La cultura en Castilla y León 2018”. En el mismo, aparte de una descripción detallada de nuestra actividad cultural pública y privada, su financiación y sus gastos, su empleo y sus empresas, enunciamos algunas propuestas. Entre otras sugerencias, decíamos en él lo siguiente: Junto al combate general contra todo tipo de desigualdades, es necesario incluir en el catálogo la desigualdad territorial en materia cultural. No es sólo una tarea local dicho combate; afecta también a la planificación estatal. Pero bueno sería equilibrar el reparto del sector entre comunidades autónomas, o al menos recortar las distancias que nos separan de los grandes focos culturales (…) En lo local, y por lo tanto en lo gobernable directamente, es necesario que el sector crezca, que crezca el número de empresas y que esas empresas cobren mayor dimensión. Como en cualquier otro sector de la producción, esto permitirá ser más competitivos. Las empresas culturales en Castilla y León son demasiado pequeñas, seguramente porque han sido una vía de escape ante la pérdida de empleo asalariado, pero ésta es una circunstancia que es preciso modificar a través de la recuperación de empleo y del robustecimiento de las empresas”.

En fin, también éstas eran algunas de las reflexiones que queríamos compartir hoy con todos ustedes.

Texto leído en la entrega de los IX Premios Diálogo de la Fundación Jesús Pereda, Ávila 21 junio 2018

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