En
esta época persistente en tormentas, difícil nos es a algunos esquivar la
historia del vendedor de pararrayos que un día cantase el maestro Georges
Brassens: “yo tuve un gran amor durante un chaparrón y sentí aquella vez tan
profunda pasión que ahora el buen tiempo me da asco”. Tampoco es sencillo
eludir, claro, el abrazo de la prosa de Melville, que así tituló también uno de
sus cuentos menos conocidos. Son cosas del cancionero y de la literatura en
general, que toman la realidad en un sentido figurado para recrearla o crear
otra mucho más deleitosa que la cruda y habitual de nuestros días corrientes.
Sin
embargo, a esos días, a ese existir corriente y provinciano, entre tormenta y
tormenta, llególe así mismo la tempestad de la corrupción y sorprendió su
extensión tanto como la confirmación de las sospechas discretamente
disimuladas. Siempre hubo un tufo alrededor con el que hemos convivido entre
resignados y casi vencidos de antemano. Por ese motivo, las sonrisas que se sucedieron
bajo el chaparrón nos recordaron a aquel gran amor y llegamos a desear que no
escampara hasta limpiar del aire todos los aromas infectos. No sucederá tal,
seguramente, parece imposible visto hasta dónde llegan ya las artes del
trapicheo y el tráfico, nunca mejor dicho, de influencias groseras. Pero, como
ocurre con las tormentas de verano, se refrescó el ambiente y se pudo respirar
por un momento a pleno pulmón.
Luego,
ya se sabe, vinieron las excusas y los fingimientos, las invocaciones a la
presunción de inocencia y la deshonra. Y vendrán después las investigaciones,
eternas, y los procesos judiciales y los autos y las sentencias y los recursos
a las sentencias. Se olvidará. Y los municipios recuperarán sin duda el tono de
patio de vecindad que los caracteriza cotidianamente. Y habrá elecciones dentro
de un año y quién sabe. Pero ya nadie nos quitará del cuerpo la sensación
vivida y diremos, como Brassens, que “un día nos reunirá una gran tempestad
tras la que no vendrá la calma”.
Publicado en La Nueva Crónica, 15 julio 2018
Ayuntamiento de León, Ayto. San Andres, Ayto. Astorga ... Pues sí, mucho trueno y poco sol.
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