Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 20 de marzo de 2022

Buitres

            Escuché a mi amigo Mario Sáenz de Buruaga hablar de buitres mientras paseaba por el valle de Carranza y confirmé que sí, que son aves carroñeras, pero que a veces tienen comportamientos predadores y no se conforman con alimentarse en muladares o a base de cadáveres de animales perdidos. No, en ciertas ocasiones, bien por superpoblación en un espacio determinado, bien por escasez de carroña, se atreven con presas vivas, especialmente débiles.

 

            Sucede así mismo ahora, en sentido figurado, con ciertos comportamientos humanos perfectamente equiparables a los de esas rapaces. Siempre hay buitres entre nosotros, forman parte del paisaje, los conocemos. Son más repugnantes en sus maneras que las aves que los referencian, pero los soportamos. Aunque a ratos bien quisiéramos que se los llevara un mal viento. Sobre todo cuando hacen gala de la vis trágica y carnicera. Cuando digo ahora digo en la guerra y en toda adversidad, hasta en la más prosaica inflación: los mejores negocios se hacen con presas vivas y débiles. Una compra de mascarillas por aquí, un acopio de materias primas por allá y una especulación por acullá. El tráfico con personas persiguiendo un refugio es el culmen de esa cinegética.

 

            Son peores que los pobres muchachos rusos que viajan en tanques a una guerra que seguramente no es la suya. Carne de cañón, en la que apenas se detienen los informativos, abandonada sobre la nieve a la espera de un buitre de los de verdad. Al menos esos buitres reales nos asombran con la prestancia de su vuelo mediante las alas en vela y aprovechando las térmicas. Lo contrario de los figurados, que suelen ser bastos y ostentosos del mal gusto. Los primeros nunca atacarán a un ser humano: somos raros para ellos, dice Mario. En cambio, los segundos tienen puesto en todos nosotros el punto de mira. Gentes sin escrúpulos ni ética. No necesitan las murallas del Kremlin como parapeto. Puede ser exagerado, pero los temo más que a misiles nucleares que matan con un único estallido bestial.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 20 marzo 2022

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