Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 12 de febrero de 2023

Consentimiento

            No es posible consentir si antes no existe un sentir. Al fin y al cabo, lo primero se viste con un prefijo precisamente para resaltar el sentido de lo segundo: sentir con. Y si el consentimiento se hace condición, incluso como una categoría, eso quiere decir que no hay sentimiento compartido, posiblemente ni sentimiento a secas. Es una lástima que un término tan nutritivo como consentimiento se vaya a acabar desnudando de significado a fuerza de repetido y de sobado, tal y como sucede con todas las palabras tópicas, y es una lástima también que una ley que debiera haber sido pedagógica se haya enturbiado de tal modo que ya ni se reconozca en ella la bondad del con sentir. Al margen de cuanto hay de fondo, que no es poco.

 

            Y es que si nadie nos educó en el sentimiento, cómo iban a hacerlo en el consentimiento. Aprendimos sobre lo primero a base de ensayo y error, como casi todo en la vida, y de lo segundo merced a desengaños y a soportar atropellos de todo tipo, no sólo sexuales. ¿Qué podría esperarse de un mundo donde la expresión sentimental produce pudor? Dice Bella Freud, bisnieta del padre del psicoanálisis: “en mi familia no se hablaba de sentimientos”. Claro, quizá por ello le produjo tanto rendimiento el método al bisabuelo. Como para meterse en terapias…

 

            Enamorarse, sucedidos aparte, es en gran medida un compendio de consentimientos hasta que las almas se serenan. Luego sigue el existir. En la medida en que se trata de una enajenación general, no faltan en ello los desafueros ni sobran los asentimientos pactados. En eso consiste la construcción sentimental elevada sobre un terreno siempre pantanoso, pues fáciles son los deslices y torpes las maneras, hasta el punto de llegar a “creer que un cielo en un infierno cabe”. Solo el respeto nos salva.

 

            Sea sí cuando sea sí y sea no cuando sea no. Y seamos, en suma, cuanto el amor quiera de nosotros que sea. Es cuanto se puede concluir, creo yo, en estas fechas de febrero con tráfico comercial y barbaridades semánticas.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 12 febrero 2023

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