Blog de Ignacio Fernández

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martes, 10 de junio de 2014

John / Adams


     Pocos repertorios tan generosos como el de Elton John parecen dispuestos a ser ampliamente recreados. Sin embargo, no es así, aunque excepciones hay, como veremos. Son abundantes los dúos y colaboraciones, pero pocos los que se atreven con un material tan personal, tan matizado en cientos de actuaciones, que cualquier versión es un riesgo extremo no al alcance de cualquiera.

     De hecho, la oferta que hoy figura en cartel, el trabajo de Oleta Adams sobre Don’t let the sun go down on me, apenas se aventura por novedosos senderos o por innovadoras variantes. Podría parecernos incluso una copia directa del original. Pero no es tal, si bien se escucha. El color de la voz, como el de la piel, es a veces un elemento suficiente para romper el molde; y en este caso esos colores, voz y piel fundidas, renuevan los registros de Elton John mucho más allá de los años con que la canción y el artista han crecido y de los cientos de interpretaciones en directo que hoy la red nos permite comparar. ¡Vaya que si merece la pena comparar!

     John venía del éxito definitivo. Su séptimo álbum, «Goodbye Yellow Brick Road», ahora recién restaurado en su 40 aniversario, fue sin duda su disco más popular. Al año siguiente llegó «Caribou», mucho más ligero que su precedente, aunque escondía esta tonada prototípica del cantante inglés: melodías en su punto y textos, de Bernie Taupin, con el sentido exacto de la nostalgia. Ésa fue siempre la receta. Por su parte, Oleta, integrante de esa factoría extraordinaria e inagotable que reúne el soul, el jazz y el gospel, firmó esta versión en el disco del año 1991 «Two Rooms: Celebrating the Songs of Elton John & Bernie Taupin», la excepción de la que hablábamos arriba. Un álbum de tributo, todo él consagrado a la producción de nuestra pareja de referencia, donde, junto a Oleta Adams, participaron Eric Clapton, Rod Stewart o The Who, entre otros. Comercialidades aparte, lo cierto es que el sello de Adams sería suficiente para dejar de lado nuestros prejuicios para con estos productos.

     Es más, otros tributos semejantes y con mejor resultado nos ocuparán en próximas entregas. Por ejemplo, los dedicados a Leonard Cohen, Bob Dylan o John Lennon.  Mientras tanto, para los muy puristas, sirva esta excusa de hoy para volver sobre la reedición comentada antes, la del magistral «Goodbye Yellow Brick Road», “la raíz kármica”, según Taupin, de una exitosa asociación que ya jamás volvería a brillar así.

Publicado en genetikarockradio.com, 10 junio 2014

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