Las
peripecias del cancionero pueden llegar a ser laberínticas hasta el punto de
que resulten irreconocibles los extremos de una cadena. No es sólo que una
versión suceda a un original y lo oculte o lo suplante. No: pueden convivir aún
en planos diferentes. Pero a veces una versión recrea a otra versión y entonces
el salto es mayor. Nos situamos en el terreno de la meta-versión.
Les
feuilles mortes es
una canción emblemática en este sentido. Fue compuesta en 1945 mediante la
fusión de un texto del poeta francés Jacques Prévert con la música del húngaro
Joseph Kosma. Era una chanson muy
a la francesa, con ciertos aires de jazz, que inmortalizó otro símbolo de la
escena gala, Yves Montand. En apariencia, una de tantas canciones de llorar
(“La vida separa a los que se aman, / dulcemente, sin hacer ruido. / Y el mar
borra sobre la arena / los pasos de los amantes separados”), pero tan perfecta
que acabó creciendo hasta convertirse en mito, tal y como lo demuestran sus 514
versiones firmadas por 140 artistas en otros tantos estilos: Edith Piaf, Iggy
Pop, Ute Lemper, Chet Baker, Nat King Cole, etc.
Hasta
que en 1961 el gran transgresor Serge Gainsbourg publicó su tercer disco,
«L’étonnant Serge Gainsbourg», y en él incluyó una canción titulada La
chanson de Prévert.
No se trataba de la versión 515 ni del artista 141. Todo lo contrario, sobre
aquella base construyó un nuevo cantable que recogía las influencias del
primero y todos sus significados añadidos por el tiempo, por el sentimiento y
por la propia fama: “Me gustaría que te acordaras, / esta canción era la tuya,
/ era tu preferida, creo, / pertenece a Pévert y a Kosma”. Para concluir –no
podía ser de otro modo- que, sin importar tiempo ni sentimiento ni fama, “cada
vez las hojas muertas / te devuelven a mi recuerdo. / Día tras día, los amores
muertos / no terminan de morir”.
Y
sí, Gainsbourg también triunfó con su meta-versión y tuvo, cómo no, sus propios
herederos. Enrique Jiménez, líder que fuera de Los Cardiacos, a quienes tantas
otras versiones sublimes debemos, junto a Rafa Hernández, tuvo allá por 1999
una segunda vida en formato dúo bajo el nombre de El Cometa Errante. Hoy por
desgracia inencontrable, ellos trasladaron a la lengua castellana, en una
versión muy sui generis, el eslabón del transgresor y firmaron una canción que,
escuchada en el único hueco donde reside en la red, nos proporciona una
melancolía todavía mayor de lo que la letra cuenta. Quizá porque aquel cometa
errante mereció sin duda mucha mejor y larga vida.
El
caso es que, para cerrar la historia dignamente y constatar que sigue viva, la
última parada la hacemos en la estación de Kevin Johansen, músico multifacético
y encantador de audiencias, quien también se fijó en el amigo Gainsbourg para
sumar en su disco políglota «Sur o no Sur» (2002) su particular sensación
acerca de las mismas hojas muertas. Más cercana a la original, incluso en el
idioma, goza no obstante de una desnudez abrasadora.
YVES
MONTAND: http://www.youtube.com/watch?v=JWfsp8kwJto&feature=kp
SERGE
GAINSBOURG: http://www.youtube.com/watch?v=IzuTdVJG-ck
EL
COMETA ERRANTE: http://www.goear.com/listen/d34008d/cancion-de-prevert-
KEVIN
JOHANSEN: http://www.youtube.com/watch?v=qndonzIyWSc
Publicado en genetikarockradio.com,
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