Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 8 de noviembre de 2020

Banderas

            Hablemos de otra cosa. De algo sin importancia. Del desprecio por el lenguaje, pongo por caso, que es asunto menor donde los haya.

 

            Resulta ahora que los medios de comunicación locales, todos los locales e incluso agencias, informaron unos días atrás de que el Parque de Quevedo de esta ciudad veía renovada su green flag gracias a su cuidado y biodiversidad. Esto escrito así en grandes titulares para que todos los aldeanos y aldeanas, notables angloparlantes, lo advirtieran de buenas a primeras sin mayor esfuerzo. Como cuando informan de que se han concedido no sé cuantos millones de banderas azules (no escriben blue flag en esos casos) a playas y otros charcos para el baño. Todo lleno de banderas y de flags, según se mire o se cuente.

 

            En fin, argumentarán que en el caso que nos ocupa la fórmula deriva de los llamados Green Flag Award, un galardón internacional concedido, curiosamente, por la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos, que tampoco se llama así del todo, sino AEPJP, porque también les gustan las siglas como a los periódicos. Por eso lo del inglés. En cambio, lo de las banderas azules es otro galardón que no es de aquí, las concede la Fundación Europea de Educación Ambiental junto a otros organismos del viejo continente, de donde sí cabría esperar el inglés. Pero no, quizá a causa del brexit; o al menos de un brexit preventivo, pues se vienen otorgando desde 1985, cuando la Primera Ministra del Reino Unido era Margaret Thatcher y no Boris Johnson. Un lío.

 

            Es lo que tienen las banderas, que es fácil enredarse en ellas o con ellas. Y es lo que tiene así mismo la tontería hispana, que llama awards a los premios no se sabe bien si para combatir el complejo de inferioridad o para ensanchar su megalomanía pueril. Tanto da, el caso es perseverar en el maltrato que concedemos a la lengua propia, para el cual no hay límites ni estado de alarma ni confinamientos mentales. No llega a la categoría de pandemia, pero ahí andamos. Pronto migraremos al mandarín.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 8 noviembre 2020


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