Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

domingo, 20 de noviembre de 2022

Cárcel

            Hace unas cuantas décadas, tal día como hoy moría ese hombre. Aquella mañana, en el internado, nos despertaron con esa noticia y con la buena nueva de que en unas horas nos devolverían en autobús a nuestras casas por un tiempo indefinido. Fue algo extraordinario.

 

            En otro internado no muy distante del mío, también en la ciudad de Zamora, otros permanecieron encerrados y no abandonarían su cárcel hasta pasados unos cuantos meses. Eran los curas presos del franquismo, de cuya represión, parafraseando a Blas de Otero, no se salvaba ni dios. Tampoco ellos, que estaban mucho más cerca de la divinidad que aquel puñado de adolescentes felices por regresar a sus casas e ignorantes en esos momentos de aquella historia carcelaria. Hace escasamente diez días abracé a Josu Naberan y a Juan Mari Arregui, dos de los protagonistas de aquel drama, apenas una pequeña parte del principal drama español del siglo XX, eso que algún desalmado, un sin-alma, trata de despachar como una pelea de abuelos. Los abracé y creo que me sentí redimido de mi ignorancia de entonces. Como ellos, yo también gustaba de asomarme al río Duero a su paso por la ciudad, aunque por fortuna para mí esa visión no era estorbada por ningún barrote. Como ellos y como muchos, también yo perseguía una libertad que, comparada con su encierro, era simple puerilidad. Por eso, al abrazarnos, recompusimos al fin el significado pleno de esa palabra. A continuación, como corresponde, compartimos con amigos vino y viandas.

 

            Josu estuvo encerrado siete años por mantener su compromiso más allá de la parroquia. Arregi, en cambio, sólo vivió por aquellas fechas el exilio y la clandestinidad a causa de motivos similares. Nada que ver con mis tres años de bachillerato en la Universidad Laboral de Zamora, adonde regresé pocos días después de la muerte de ese hombre para cerrar aquel ciclo académico. Y adonde regreso todavía regularmente para recuperar la visión del río al que persigo y que me persigue en todas las paradas de la vida.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 20 noviembre 2022

No hay comentarios:

Publicar un comentario