Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 13 de noviembre de 2022

Sal

            Días atrás asistimos, entre el asombro y la vergüenza ajena, a una disputa estéril entre dos alcaldes, el de Valladolid y el de León, acerca de quién suda o quién llora más. Como si sudar o llorar fuesen acciones opuestas. Si en un momento de lucidez les hubiese dado a ambos por leer, por ejemplo a Karen Blixen, sabrían que “la cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lágrimas o el agua del mar”. Sólo esto último está ausente del paisaje de esas dos ciudades que ellos gobiernan; por lo demás, de sudores y llantos saben bien desde antiguo las gentes todas de uno y otro lugar. Tampoco es cuestión de ver quién desagua más líquidos y a través de qué glándulas.

 

            Porque esas dos ciudades nunca han vivido de espaldas salvo en ciertos imaginarios y porque el supuesto enfrentamiento entre ellas es pura invención política interesada, de la que lo que ahora comentamos es solo un episodio más. Por el contrario, en muchos aspectos, particularmente en el cultural, son dos territorios que siempre se han alimentado mutuamente con gentes que iban y venían entre un lugar y otro y que en ese tránsito crecían. Exactamente igual que entre otros territorios, salvo que el punto de destino de uno de ellos sea Madrid, en cuyo caso todo acaba siendo fagocitado por la cuna de la libertad. Curiosamente, esto no genera controversias territoriales. Quiero decir que en esta Comunidad de identidades diversas -no otra es su identidad más que la diversidad- la cultura sí fue siempre nuclear, aunque las políticas no hayan querido verlo y hayan orillado esta realidad. Sucede del mismo modo en casi todos los mapas.

 

            Quizá esta sea la clave de la supuesta polémica, que la cultura, que es la sal, no forma parte de la vara de medir porque no la consideramos sustancial. También porque no vive buenos momentos, azotada bárbaramente por las crisis económicas y por la pandemia, y eso tiene su reflejo en todos los presupuestos y en el mantenimiento de la distancia social a la que nos han acostumbrado.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 13 noviembre 2022

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