Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 30 de abril de 2023

Divinidad

            Salvo que se tenga un huerto o una afición imaginativa del tipo armar maquetas, pintar cuadros o tocar la armónica, nada nos acerca más a la condición divina que el trabajo. Divinos en cuanto creativos. Porque el trabajo, cualquier trabajo, hasta el más mecánico y adocenado, tiene siempre un ingrediente de inventiva que nos permite ser protagonistas de alguna suerte de creación o de transformación notable de la realidad, del mundo. Cuestión aparte es la condición digna o indigna del desempeño laboral, que es materia legislable o negociable y desde luego más que mejorable, pero lo que no se puede negar es que prácticamente cualquier oficio es un arte y, como tal, un acto tanto de ingenio como de creación. En este segundo sentido, y casi también en el primero, el trabajo nos convierte en dioses sin necesidad de pugnar por el fuego como Prometeo ni de desafiar a la divinidad comiendo el fruto prohibido del árbol de la ciencia del bien y del mal. No hace falta tanto.

 

            Así pues, el trabajo es ante todo un acto noble. Lo reconocemos así sobre todo cuando elegimos el campo semántico de la labor, mucho más jugoso, y nos damos cuenta de que cuanto hacemos en la vida laboral emparenta con colaborar, que es un verbo nada competitivo. Frente a esa veta honorable se alza la blasfemia de la esclavitud, la trata, la explotación e incluso la auto-explotación, todo cuanto es innoble en ese mundo y que enlaza con la etimología de la palabra trabajo, del latín tripalium, un instrumento de tortura. En suma, siempre nuestra vida a medio camino entre el infierno y el paraíso, entre dioses y demonios.

 

            Son digresiones propias de un sindicalista en el día previo al Internacional del Trabajo, ese 1 de mayo al que tantos sentidos se le han buscado históricamente, aunque no figure entre ellos el de la divinidad. Pero no es descabellado pensar así cuando el trabajo cotiza hoy a la baja en la bolsa de valores humanos. Nos refuerza más como personas que cualquier otra publicidad institucional.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 30 abril 2023

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