Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 24 de diciembre de 2023

Transbordos

            A estas alturas del día, cuando alguien se asome a esta columna, también yo habré vuelto a casa por Navidad. O tal vez no. Tal vez me haya extraviado en uno de esos enlaces a los que me obliga el vicio de la alta velocidad ferroviaria, sus abonos, sus variantes y sus trazados radiales. Quiero decir que, de un tiempo a esta parte, a causa de todo ello o por alguna de esas causas, he recuperado la antigua costumbre de los trenes de segunda división (vía convencional, se dice ahora) y la combinación de servicios (transbordos, se decía antes) porque moverse de otro modo empieza a ser toda una lotería y a un precio francamente excesivo. De tal manera que el andén de la estación de Palencia, pongo por caso, me es ya tan familiar como una calle de mi barrio, si no fuera porque son de condición bien distinta: mis calles viven, mientras que nada hay más desolador que esa plataforma a la que todos los trenes suelen llegar con retraso histórico.

 

            Históricos son, pues, esos transbordos como lo son cuantos enlazan en la cabeza del viajero mientras deambula, andén arriba andén abajo, en una espera interminable. E historia son aquellos trazados y aquellas estaciones que nos obliga a rescatar la actual servidumbre ferroviaria: Corcos, Grijota, Villaquirán… Semejantes a los que ahora oscurece un túnel y que recorríamos, camino de la universidad, en aquellos coches corail llegados de Francia como lo más moderno de lo moderno en materia ferroviaria: Santa Lucía, Navidiello, Ujo… La memoria transita por esos nombres y transborda en ellos toda su carga de navidades conquistadas a través de unos raíles hoy casi desamparados. Como las propias navidades, que de temporada en temporada se trasladan no se sabe muy bien hacia dónde y se vacían de compañías que les dieron sentido. Nos queda, al fin, el viaje hacia El Bierzo, donde el trayecto y los nombres se perpetúan hasta casi su total abandono: Villabante, Albares, San Miguel de las Dueñas… Con la sola necesidad del transbordo sentimental.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 24 diciembre 2023

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